martes, 24 de septiembre de 2013

SALVOS POR GRACIA O POR OBRAS

Efesios 2:8-9: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe.”
    1. Romanos 3:20, 28: “20 ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. 28 Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.”
    2. Gálatas 2:16: “sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo, nosotros también hemos creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe de Cristo y no por las obras de la ley, por cuanto por las obras de la ley nadie será justificado.”
  1. Por obras
    1. Santiago 2:24: “Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe.”
    2. Mateo 19:16-17: “Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? 17 El le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.”
Dios no quiere una fe que sea vacía e hipócrita. Santiago 2 está hablando acerca de aquellos que “dicen” que tienen fe pero no tienen obras. Por lo tanto, las personas no pueden decir si son o no verdaderos creyentes debido a que no llevan fruto. Esta clase de fe es inútil y no es una fe salvadora. La verdadera fe da como resultado verdaderas obras.
Si una persona guarda todos los mandamientos, parecería que pudiera obtener la vida eterna. Sin embargo sabemos que nadie puede guardar todos los mandamientos. Por lo tanto, esta es la razón por la que Efesios 2:8 dice que somos salvos por gracia por medio de la fe. Romanos 3:20, 28 y Gálatas 2:16 también nos dicen que nadie es justificado delante de Dios por la Ley; o sea, por las obras que alguien pueda hacer.
No existe por lo tanto contradicción cuando examinamos los contextos. Somos justificados por fe, pero esa fe debe ser viva (Santiago 2). La Ley no nos puede salvar ya que somos incapaces de guardarla en su plenitud. Concluimos por lo tanto, que la salvación es por gracia a través de la fe.

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