Se
enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a
causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti. Ezequiel 28: 17 (Versión Reina-Valera 1960).
Estaban dos estrellas en el cielo conversando, una pequeña que acababa de nacer y era apenas perceptible y otra de mucho tamaño y de gran esplendor. La pequeña estrella, intrigada por el gran tamaño de su vecina le pregunta: Disculpa, no puedo evitar notar tu gran iluminación, ¿que has hecho para llegar a ser tan bella?, su vecina
con vos triste responde: mi nombre es Supernova, hace mucho tiempo fui
una pequeña estrella como tu, pero me enamore de mi propio brillo, y me
propuse cada día en aumentar mi resplandor,
todos los días me movía con gran fuerza liberaba grandes cantidades de
energía lo que me hacia crecer y brillar cada vez mas, soy la estrella
mas grande y brillante del universo, encontré irradiar colores nunca
antes visto, la pequeña estrella estaba maravillada pero a la vez confundida y no entendía porque la tristeza de su vecina, pero esta, amargamente
continuo diciendo: lamentablemente sin saberlo, la vanidosa gloria
ocultaba en su espalda a la tenebrosa muerte, ya es demasiado tarde
para mi, me he engrandecido en gran manera y no hay vuelta atrás, he
gastado tanta energía para aumentar mi tamaño que sin darme cuenta ha
aumentado mi temperatura de una manera incontrolable,
ahora me depara una terrible explosión seré un espectáculo a la vista
de todos, que humillante! Ni siquiera podré contar con un discreto
final!!, y sin que esto fuera poco luego me convertiré en un triste
agujero negro. Quien diría que mi propia belleza, mi motivo de orgullo,
se convertiría en el motivo de mi expiración, por eso pequeña estrella
te recomiendo que no te afanes en gastar energía en crecer mas de lo que
te corresponde, has tu trabajo de brillar pero cuida tu energía y así
tendrás una larga vida en este cielo.
Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido. Lucas 14:11 (Versión Reina-Valera 1960).
Nuestro Dios
nos ha creado con una belleza única que muchas veces no esta a la vista
de todos, algunas veces es externa, pero otras veces es interna, el ser
muy inteligente, hábiles en los negocios, excelentes cantores,
grandes líderes, cultos maestros, o sabios predicadores, puede hacernos
sentir orgullosos de un don que no es nuestro, si no que proviene de Dios, la vanidad por muy superficial que parezca, es bastante peligrosa, a simple vista parece inofensiva
pero disimuladamente va de la mano de el orgullo, la soberbia y la
autosuficiencia, esto nos puede hacer creer que no necesitamos aprender
mas, o no necesitamos de nadie porque nuestra belleza externa o interna
nos basta. La vanidad hizo que Satanás creyera que por sus gran belleza y
nivel podía a llegar a ser semejante al altísimo, y mas tarde lo llevo a
una rebelión, su autosuficiencia lo llevo a creer que no necesitaba de Dios si no que en cambio podía gobernar y levantar su trono en las alturas junto a las estrellas de Dios
(Isaías 14:12-17). Por esto no subestimemos el riesgo de la vanidad,
recordemos que un poco de levadura fermenta toda la masa (Gálatas 5:9),
es decir, hace falta muy poco para contaminar un todo, cuidemos pues
nuestros corazones y mantengámonos en oración haciendo todo el trabajo
que nos corresponde con humildad.