lunes, 8 de noviembre de 2010

¿QUE ABORRECE DIOS?

Seis cosas aborrece el Señor y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre los hermanos" Proverbios 6:16-19.

Si yo quiero ser hoy un discípulo fructífero, debo entender y respetar tanto lo que le agrada a Dios, como aquello que le desagrada. La Biblia continuamente nos presenta las cosas que le agradan a Dios y las cosas que le desagradan.

La Biblia lo expresa ahora en este pasaje de Proverbios cuando menciona las siete cosas que Dios aborrece. No podemos ceder a ninguna de estas siete cosas que surgen de un corazón desprovisto del toque personal de Dios.

1- Los ojos altivos, demuestran el orgullo que se convierte en la madre de todos los pecados. 2- La lengua mentirosa, la cual se rebela a vivir en el mundo hermoso de la luz y la verdad. 3- Las manos derramadoras de sangre inocente, que se levantan para quitar la vida del que aún no ha nacido o del que ya vive alegremente en la tierra de los vivientes. 4- El corazón que maquina pensamientos inicuos, el cual incuba los más horrendos sentimientos nacidos de un espíritu torcido. 5- Los pies presurosos para correr al mal, los cuales corren por el camino de su propia destrucción. 6- El testigo falso que habla mentiras, quien cerrando su puño y su corazón expresa su propia vanidad. 7- El que siembra discordia entre los hermanos, el cual no amando la paz la cercena con un corazón sin sentimientos.

Que nuestro corazón, pueda andar tras los caminos que agradan al Señor los cuales son los senderos de la humildad, la verdad, el compartir vida a otros, el corazón que está lleno de buenos y sanos pensamientos, los pies que transitan los caminos del bien, el testigo que proclama la verdad de Dios y aquel que siembra la paz y la unidad entre los hermanos. En esos senderos hoy debemos transitar.

Señor: Caminar por caminar no tiene sentido para mí en este día...Más quiero caminar con propósito sabiendo que al caminar con propósito siempre buscaré lo que te agrada. Si camino sin propósito y marcho por la vida solo por caminar. Terminaré haciendo precisamente aquello que no te agrada. Es más, todo aquello que tú aborreces. Dame transparencia para ser luz en la oscuridad.

¿Y usted como està con el señor y su projimo?

CONFESION DE FE DE WESTMINSTER

ULTIMA PARTE DEL ESTUDIO

CAPITULO 30: DE LA DISCIPLINA ECLESIASTICA

. El Señor Jesús como Rey y Cabeza de su Iglesia, ha designado en ella un gobierno dirigido por oficiales de la iglesia, diferentes de los magistrados civiles. (1)

1. Isaías 9:6,7; 1 Timoteo 5:17; 1 Tesal. 5:12; Hechos 20:17,18; 1 Corintios 12:28; Hebreos 13:7,17,24; Mateo 28:18-20.

II. A estos oficiales han sido entregadas las llaves del reino de los cielos, en virtud de lo cual tienen poder respectivamente para retener y remitir pecados, para cerrar aquel reino a los que no se arrepienten tanto por la palabra como por la disciplina; y para abrirlo a los pecadores arrepentidos, por el ministerio del Evangelio, y por la absolución de la disciplina según lo requieran las circunstancias. (1)

1. Mateo 16:19 y 18:17,18; Juan 20:21-23; 2 Corintios 2:6-8.

III. La disciplina eclesiástica es necesaria para ganar y hacer volver a los hermanos que ofenden; para disuadir a otros de cometer ofensas semejantes; para purgar de la mala levadura que puede infectar toda la masa; para vindicar el honor de Cristo y la santa profesión del Evangelio; para prevenir la ira de Dios que justamente podría caer sobre la Iglesia si ella consintiera que su pacto y sus sellos fuesen profanados por ofensores notorios y obstinados. (1)

1. 1 Corintios 5; 1 Timoteo 5:20 y 1:20; Mateo 7:6; 1 Corintios 11:27-34 con Judas 23.

IV. Para lograr mejor estos fines, los oficiales de la iglesia deben proceder por la amonestación, por la suspensión del sacramento de la Santa Cena por un tiempo, y por la excomunión de la iglesia, según la naturaleza del crimen y la ofensa de la persona. (1)

1. 1 Tesal. 5:12; 2 Tesal. 3:6,14,15; 1 Corintios 5:4,5; 13; Mateo 18:17; Tito 3:10.

CAPITULO 31: DE LOS SINODOS Y CONCILIOS

I. Para el mejor gobierno y mayor edificación de la iglesia debe haber tales asambleas como las comúnmente llamadas sínodos o concilios, (1) y corresponde a los presbíteros y otros oficiales de las determinadas iglesias, en virtud de su oficio y del poder que Cristo les ha dado para edificación y no para destrucción, convocar tales asambleas, (2) y reunirse en ellas con tanta frecuencia como juzguen conveniente para el bien de la iglesia. (3)

1. Hechos 15:2,4,6.

2. Hechos 15.

3. Hechos 15:22,23,25.

II. Corresponde a los sínodos y a los concilios determinar, como magistrados, en las controversias de fe y casos

de conciencia, establecer reglas e instrucciones para el mejor orden en el culto público a Dios y en el gobierno de su iglesia, recibir reclamaciones en casos de mala administración y determinar con autoridad en las mismas. Tales decretos y determinaciones, si concuerdan con la palabra de Dios, deben ser recibidos con reverencia y sumisión, no sólo por su concordancia con la palabra, sino también por el poder por el cual son hechos, siendo éste una ordenanza de Dios instituida en su Palabra. (1)

1. Hechos 15:15,19,24,27-31; 16:4; Mateo 18:17-20.

III. Todos los sínodos o concilios desde los tiempos de los apóstoles, ya sean generales o particulares, pueden errar, y muchos han errado; por eso es que no deben ser la regla de fe o de conducta, sino una ayuda para ambas. (1)

1. Hechos 17:11; 1 Corintios 2:5; 2 Corintios 1:24; Efesios 2:20.

IV. Los sínodos y los concilios no deben tratar ni decidir más que lo que es eclesiástico, y no deben entrometerse en los asuntos civiles que conciernen al estado, sino únicamente por medio de petición humilde en casos extraordinarios; o por medio de consejo para satisfacer la conciencia, si para ello son solicitados por el magistrado civil. (1)

1. Lucas 12:13,14; Juan 18:36.

CAPITULO 32: DEL ESTADO DEL HOMBRE DESPUES DE LA MUERTE Y DE LA RESURRECCION DE LOS MUERTOS

I. Los cuerpos de los hombres después de la muerte vuelven al polvo y ven la corrupción, (1) pero sus almas (que ni mueren ni duermen), teniendo una subsistencia inmortal, vuelven inmediatamente a Dios que las dio. (2) Las almas de los justos, siendo entonces hechas perfectas en santidad, son recibidas en los más altos cielos en donde contemplan la faz de Dios en luz y gloria, esperando la completa redención de sus cuerpos. (3) Las almas de los malvados son arrojadas al infierno, en donde permanecen atormentadas y envueltas en densas tinieblas, en espera del juicio del gran día. (4) Fuera de estos dos lugares para las almas separadas de sus cuerpos, la Escritura no reconoce ningún otro.

1. Génesis 3:19; Hechos 13:36.

2. Lucas 23:43; Eclesiastés 12:7.

3. Hebreos 12:23; 2 Corintios 5:1,6,8; Filipenses 1:23; Hechos 3:21; Efesios 4:10.

4. Lucas 16:23,24; Judas 6,7; Hechos 1:25; 1 Pedro 3:19.

II. Los que se encuentren vivos en el último día, no morirán sino que serán transformados, (1) y todos los muertos serán resucitados con sus mismos cuerpos, y no con otros, aunque con diferentes cualidades, los cuales serán unidos otra vez a sus almas para siempre. (2)

1. 1 Tesal. 4:17; 1 Corintios 15:51,52.

2. Job 19:26,27; 1 Corintios 15:42-44.

III. Los cuerpos de los injustos, por el poder de Cristo, resucitarán para deshonra; los cuerpos de los justos, por su Espíritu, para honra; serán hechos entonces semejantes al cuerpo glorioso de Cristo. (1)

1. Hechos 24:15; Juan 5:28,29; Filipenses 3:21; 1 Corintios 15:43.

CAPITULO 33: DEL JUICIO FINAL

I. Dios ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia por Jesucristo, (1) a quien todo poder y juicio es dado por el Padre. (2) En tal día no sólo los ángeles apóstatas serán juzgados, (3) sino que también todas las personas que han vivido sobre la tierra, comparecerán delante del tribunal de Cristo para dar cuenta de sus pensamientos, palabras y acciones, y para recibir conforme a lo que hayan hecho en su cuerpo, sea bueno o malo. (4)

1. Hechos 17:31.

2. Juan 5:22,27.

3. 1 Corintios 6:3; Judas 6; 2 Pedro 2:4.

4. 2 Corintios 5:10; Eclesiastés 12:14; Romanos 2:16 y 14:10,12; Mateo 12:36,37.

II. El propósito de Dios al establecer este día es la manifestación de la gloria de su misericordia en la salvación eterna de los elegidos, y la de su justicia en la condenación de los reprobados que son malvados y desobedientes. Pues entonces los justos entrarán a la vida eterna y recibirán la plenitud de gozo y refrigerio que vendrá de la presencia del Señor; pero los malvados que no conocen a Dios ni obedecen el Evangelio de Jesucristo, serán arrojados al tormento eterno y castigados con perdición perpetua, lejos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder. (1)

1. Mateo 25:31-46; Romanos 2:5,6; 9:22,23; Mateo 25:21; Hechos 3:19; 2 Tesal. 1:7-10.

III. Así como Cristo quiso que estuviésemos ciertamente persuadidos de que habrá un día de juicio, tanto para disuadir a todos los hombres de pecar, como para el mayor consuelo de los piadosos en su adversidad; (1) así también mantendrá ese día desconocido para los hombres, para que se desprendan de toda seguridad carnal y estén siempre vigilando porque no saben a qué hora vendrá el Señor; y estén siempre listos para decir: Ven, Señor Jesús; ven pronto. Amén. (2)

1. 2 Pedro 3:11,14; 2 Corintios 5:10,11; 2 Tesal. 1:5-7; Lucas 21:27,28; Romanos 8:23,25.

2. Mateo 24:36,42,44; Marcos 13:35-37; Lucas 12:35,36; Apocalipsis 22:20.

HERMANOS:
Si este estudio les ha servido de mucha bendiciòn para su vida, haganoslo saber mediante sus comentarios y digannos que otro estudio le interesa para poder atenderle, Gracias por su audiencia, Dios le prodigue muchas bendiciones y siga disfrutando del manjar espiritual de este su blog.

PRINCIPIOS BASICOS DE LA BIBLIA

1.3 EL NOMBRE Y CARÁCTER DE DIOS


Si hay un Dios, es razonable creer que él habrá ideado algún medio de hablarnos de sí mismo. Creemos que la Biblia es la revelación de Dios al hombre, y que en ella vemos revelado el carácter de Dios. Si permitimos que esta palabra de Dios llene nuestra mente, una nueva criatura se forma dentro de nosotros, la cual tiene las características de Dios (Santiago 1:18; 2 Co. 5:17). Por lo tanto, mientras más nos entregamos a la palabra de Dios, y aplicamos las lecciones en nosotros mismos, más nos haremos "conformes a la imagen de su Hijo" (Ro. 8:29), quien fue en carácter la imagen perfecta de Dios (Col. 1:15). En esto reside el valor de estudiar las partes históricas de la Biblia; están llenas de ejemplos de cómo Dios ha tratado con hombres y naciones, mostrando siempre las mismas características básicas.

En hebreo y griego el nombre de una persona a menudo reflejaba su carácter y/o información sobre ella. Algunos claros ejemplos:

"Jesús" = "Salvador", "porque él salvará a su pueblo de sus pecados" (Mt. 1:21).

"Abraham" = "Padre de una gran multitud", "porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes" (Gn. 17:5).

"Eva" = "Viviente", "por cuanto ella era madre de todos los vivientes" (Gn. 3:20).

"Simeón" = "Oyendo", "por cuanto oyó Jehová que yo era menospreciada, me ha dado también éste" (Gn. 29:33).

En Jeremías 48:17, el conocer al pueblo de Moab se equipara con conocer el nombre de Moab. Los Salmos a menudo equiparan a Dios mismo con su nombre, su palabra y acciones (Sal. 103:1;105:1;106:1,2,12,13).

Por lo tanto, se ha de esperar que los nombres y títulos de Dios nos darán mucha información de él. Después del bautismo es aconsejable efectuar un detallado estudio del nombre de Dios; una mayor apreciación del carácter de Dios, según se expresa en su nombre, es algo que debería continuar durante toda nuestra vida en el Señor. Por lo tanto, lo que va a continuación es en gran medida una introducción.

Cuando Moisés quiso un conocimiento más profundo de Dios para fortalecer su fe durante un período muy traumático de su vida, un ángel estuvo allí proclamando el nombre de Jehová: "¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado" (Éx. 34:5-7).

Esta es una prueba evidente de que los nombres de Dios incluyen sus características. El hecho de que los tenga es prueba de que Dios es un ser personal.

Dios ha escogido un nombre en particular por el cual le gustaría que su pueblo lo conociera y recordara; es un resumen, un epítome, de su propósito para con los hombres.

Los israelitas eran esclavos en Egipto y necesitaban que se les recordara el propósito de Dios para con ellos. A Moisés se le dijo que les diera a conocer el nombre de Dios, de manera que esto ayudara a motivarlos a salir de Egipto y comenzar el viaje hacia la tierra prometida (compárese con 1 Co. 10:1). Nosotros también necesitamos entender los principios básicos relacionados con el nombre de Dios antes de bautizarnos y comenzar nuestro viaje hacia el reino de Dios.

Dios dijo a Israel que su nombre era YAHVEH, que quiere decir "Yo soy el que soy" o quizás, "Yo seré el que seré" (Éx. 3:13-15). Entonces este nombre se expandió levemente. "Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová [Yahveh], el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob... Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos" (Ex. 3:15).

Por lo tanto, el nombre completo de Dios es "Yahveh Dios".

El Antiguo Testamento se escribió en su mayor parte en hebreo, y nuestra traducción en castellano inevitablemente omite muchos detalles cuando se deben traducir las palabras hebreas que corresponden a "Dios". Una de las palabras hebreas comunes que se ha vertido como Dios es "Elohim", que significa "poderosos". Por lo tanto, el "memorial" de Dios, el nombre por el cual él desea que le recordemos es:

YAHVEH ELOHIM

que significa

EL QUE SE REVELARÁ EN UN GRUPO DE PODEROSOS

Por lo tanto, el propósito de Dios es revelar su carácter y su ser esencial en un grupo grande de gente. En obediencia a su Palabra podemos ahora desarrollar en nosotros algunas de las características de Dios, de manera que en un sentido muy limitado, Dios se revela en esta vida en los verdaderos creyentes. Pero el nombre de Dios es una profecía del tiempo venidero, cuando la tierra estará llena de gentes que son como Él, tanto en carácter como en naturaleza (Compárese 1 P. 1:4). Si deseamos asociarnos con el propósito de Dios y llegar a ser como Dios, y si deseamos no morir más, viviendo para siempre en una perfección moral completa, entonces debemos asociarnos con su nombre. El modo de hacer esto es bautizándose en el Nombre, es decir, Yahveh Elohim (Mt. 28:19). Esto también nos convierte en los descendientes ("simiente") de Abraham (Gá. 3:27-29), a los cuales se les prometió la herencia eterna de la tierra (Gn. 17:8; Ro. 4:13), el grupo de "poderosos" (Elohim) en quienes se cumplirá la profecía del nombre de Dios. Esto se explica con más detalle en el Estudio 3.4.


1.4 LOS ÁNGELES

Todo lo que hemos considerado hasta ahora en este Estudio se trae a colación al tratar el tema de los ángeles:

- seres reales y personales

- llevan el Nombre de Dios

- seres en quienes obra el Espíritu de Dios para ejecutar su voluntad

- en conformidad con el carácter y propósito de Dios

- y de este modo son una manifestación de él.

En el Estudio 1.3 mencionamos que una de las palabras hebreas más comunes que se ha vertido como "Dios" es "Elohim", que en realidad significa "poderosos". Se puede ver que la palabra se refiere frecuentemente a los ángeles, quienes como "poderosos" de Dios llevan este nombre y efectivamente se les puede llamar "Dios" porque ellos representan a Dios.

El relato de la creación del mundo en Génesis 1, nos dice que Dios efectuó ciertos mandatos en relación con la creación, "y se hizo así". Fueron los ángeles los que llevaron a cabo estos mandatos.

"... ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto" (Sal. 103:20).

Por lo tanto, es razonable suponer que cuando leemos acerca de Dios creando el mundo, en realidad esta obra la efectuaron los ángeles. En Job 38:4-7 también se sugiere esto. Ahora es una buena ocasión para resumir los sucesos de la creación, según se hallan en Génesis 1:

Día 1 "Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz" (v. 3)

Día 2 "Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas [de la tierra] de las aguas [de las nubes]... y fue así" (vv. 6,7).

Día 3 "Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos [formando mares y océanos]... y descúbrase lo seco. Y fue así" (v. 9).

Día 4 "Dijo luego Dios: Haya lumbreras en... los cielos... Y fue así" (vv. 14-15).

Día 5 "Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen ... Y creó Dios... todo ser viviente" (vv. 20-21) y fue así.

Día 6 "Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes... bestias y serpientes... Y fue así" (v. 24).

El hombre fue creado ese mismo día sexto. "Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza" (Gn. 1: 26). En el estudio 1.2 comentamos este versículo. Por ahora queremos hacer notar que aquí la palabra "Dios" no se refiere a Dios mismo en persona. "Hagamos al hombre..." muestra que Dios se refiere a más de una persona. La palabra hebrea que aquí se tradujo como Dios es "Elohim", que significa "Poderosos", en referencia a los ángeles. Ello son seres muy reales que comparten la misma naturaleza de Dios.

En la Biblia se habla de dos "naturalezas"; por el significado mismo de la palabra no es posible tener estas dos naturalezas en forma simultánea.

La naturaleza de Dios ("naturaleza divina")

No puede pecar (es perfecta) (Ro. 9:14; 6:23, compárese con Sal. 90:2; Mt. 5:48; Santiago 1:13)

No puede morir, es decir, es inmortal (1 Ti. 6:16)

Lleno de poder y energía (Is. 40:28).

Esta es la naturaleza de Dios y de los ángeles, y la cual se dio a Jesús después de su resurrección (Hch. 13:34; Ap. 1:18; He. 1:3). Esta es la naturaleza que se nos ha prometido (Lc. 20:35-36; 2 P. 1:4; Is. 40:28 compárese con el v. 31).

La naturaleza humana

Somos tentados a pecar (Santiago 1:13-15) por una mente natural corrupta (Ser. 17:9; Mar. 7:21-23)

Estamos condenados a muerte, es decir, somos mortales (Ro. 5:12,17: 1 Cor. 15:22)

Tenemos fuerza muy limitada, tanto física (Is. 40:30) como mentalmente (Ser. 10:23).

Esta es la naturaleza que poseen actualmente todos los hombres, buenos y malos. El fin de esa naturaleza es la muerte (Rom. 6:23). Fue la naturaleza que tuvo Jesús durante su vida mortal (He. 2:14-18; Ro. 8:3; Jn. 2:25; Mar. 10:18).

Es desafortunado que la palabra castellana "naturaleza" sea un tanto vaga; podemos emplearla en frases como "Juan es de naturaleza generosa; simplemente no está en su naturaleza ser mezquino, pero sí puede estar orgulloso de su auto, porque así es la naturaleza humana, supongo". Esta no es la forma en que emplearemos la palabra "naturaleza" en estos estudios.

APARICIONES ANGÉLICAS

Siendo los ángeles de la naturaleza de Dios, deben ser sin pecado y, por lo tanto, no pueden morir ya que el pecado trae la muerte (Ro. 6:23). A menudo cuando han aparecido ángeles en la tierra, se ven como hombres corrientes.

- Ángeles vinieron a Abraham para hablarle palabras de Dios; se les describe como "tres varones", a los cuales Abraham trató inicialmente como seres humanos, ya que ese era su aspecto. "Que se traiga ahora un poco de agua, y lavad vuestros pies; y recostaos debajo de un árbol" (Gn. 18:4).

- Dos de esos ángeles fueron entonces adonde Lot, en la ciudad de Sodoma. De nuevo, tanto Lot como la gente de Sodoma los tomaron por hombres comunes. "Llegaron, pues, los dos ángeles a Sodoma", a los cuales invitó Lot a pasar la noche con El. Pero vinieron los hombres de Sodoma a su casa, preguntando en tono amenazador: "¿Dónde están los varones que vinieron a ti esta noche?" Lot suplicó: "A estos varones no hagáis nada". El relato inspirado también los llama "varones". "Entonces los varones [ángeles] alargaron la mano" y rescataron a Lot, "Y dijeron los varones a Lot: ...Jehová nos ha enviado para destruirlo", es decir, a Sodoma (Gn. 19:1,5,8,10,12,13).

- El comentario del Nuevo Testamento sobre estos incidentes confirma que los ángeles aparecen en forma de hombres. "No os olvidéis de la hospitalidad, porque por ella algunos [v. gr. Abraham y Lot] sin saberlo, hospedaron ángeles" (He. 13:2).

- Jacob luchó toda la noche con un desconocido (Gn. 32:24), del cual se nos dice posteriormente que era un ángel (Os. 12:4).

- Dos hombres vestidos con trajes blancos resplandecientes estuvieron presentes en la resurrección (Lc 24:4) y ascensión (Hch. 1:10) de Jesús. Ciertamente eran ángeles.

- Considere las implicaciones de "medida de hombre, la cual es de ángel" (Ap. 21:17).

LOS ÁNGELES NO PECAN

Siendo que los ángeles comparten la naturaleza de Dios, no pueden morir. En vista de que el pecado trae la muerte, es evidente por lo tanto, que ellos no pueden pecar. Las palabras griega y hebrea originales que se han traducido como "ángel", significan "mensajero"; los ángeles son los mensajeros o siervos de Dios, obedientes a él; por lo tanto, es imposible concebir que ellos sean pecadores. Así, la palabra griega "anguelos", que se traduce como "ángeles", también se vierte como "mensajeros" cuando se refiere a seres humanos; por ejemplo, Juan el Bautista (Mt. 11:10) y sus mensajeros (Lc. 7:24); Los mensajeros de Jesús (Lc. 9;52) y los hombres que fueron a reconocer Jericó (Santiago 2:25). Por supuesto, es posible que los "ángeles", en el sentido de mensajeros humanos, pueden pecar.

Los siguientes pasajes muestran claramente que todos los ángeles (¡no sólo algunos de ellos!) son por naturaleza obedientes a Dios y, por lo tanto, no pueden pecar:

"Jehová estableció en los cielos su trono, y su reino domina sobre todos [es decir, no puede haber rebelión contra Dios en el cielo]. Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto. Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos, ministros suyos, que hacéis su voluntad" (Sal. 103:19-21).

"Alabadle, vosotros todos sus ángeles... sus ejércitos" (Sal. 148:2).

"Los ángeles... ¿no son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de [los creyentes] los que serán herederos de la salvación?" (He. 1:13,14).

La repetición de la palabra "todos" muestra que los ángeles no están divididos en dos grupos, uno bueno y otro pecador. La importancia de entender claramente la naturaleza de los ángeles reside en que el galardón de los fieles es compartir su naturaleza: "Mas los que fueren tenidos por dignos... ni se casan... no pueden ya más morir, pues son iguales a los ángeles" (Lc. 20:35,36). Este es un punto vital que se debe captar con claridad. Los ángeles no pueden morir: "La muerte... no toma posesión de los ángeles" (He. 2:16 –Emphatic Diaglott, nota al margen). Si los ángeles pudieran pecar, entonces aquellos que sean hallados dignos de galardón al regreso de Cristo, también tendrían la posibilidad de pecar. Y en vista de que el pecado trae la muerte (Ro. 6:23), por lo tanto no tendrían vida eterna; si tenemos una posibilidad de pecar, tenemos también la capacidad de morir. Así que decir que los ángeles pueden pecar, hace que la promesa de Dios de vida eterna pierda sentido, pues nuestro galardón es compartir la naturaleza de los ángeles. La referencia a "los ángeles" (Lc. 20:35,36) muestra que no hay categorización de ángeles buenos o pecadores; hay sólo una categoría de ángeles.

Si los ángeles pudieran pecar, entonces Dios quedaría imposibilitado de actuar con justicia en nuestra vida y en los asuntos del mundo, puesto que ha declarado que él actúa por medio de sus ángeles (Sal. 103:19-21). Dios logra todas las cosas por medio de su poder-espíritu, que actúa por medio de los ángeles (Sal. 104:4 Versión Autorizada inglesa). Por lo tanto, que ellos le sean desobedientes es una imposibilidad. Los cristianos debieran orar diariamente pidiendo que venga el reino de Dios a la tierra, que se haga Su voluntad aquí tal como en la actualidad se hace en el cielo (Mt. 6:10). Si los ángeles de Dios tuviesen que competir en el cielo con los ángeles pecadores, entonces allá no se ejecutaría Su voluntad por completo y, por lo tanto, en el futuro reino de Dios se produciría la misma situación. Pasar la eternidad en un mundo que sería un campo de batalla perpetuo entre el pecado y la obediencia, es difícilmente una perspectiva alentadora; pero, por supuesto, ese no es el caso.

ÁNGELES Y CREYENTES

Hay buena razón para creer que cada verdadero creyente tiene un ángeles –quizás uno en especial– que le ayudan en su vida:

- "El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende" (Sal. 34:7).

- "estos pequeños que creen en mí [es decir, los discípulos débiles –Zac. 13:7 compárese con Mateo 26:31] ... sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre" (Mt. 18:6,10).

- Los primeros cristianos creían firmemente que Pedro tenía un ángel guardián (Hch. 12:14,15).-

El pueblo de Israel atravesó el Mar Rojo, y un ángel los guió por el desierto hacia la tierra prometida. Este paso por el Mar Rojo representa nuestro bautismo en el agua (1 Co. 10:1), y así no es irrazonable suponer que, después de todo, también a nosotros nos guía y ayuda un ángel mientras viajamos por el desierto de la vida hacia la tierra prometida del reino de Dios.

Si los ángeles pueden ser malos, en el sentido de ser pecadores, entonces las promesas de control e influencia angélicas en nuestra vida se convierten en una maldición, en vez de bendición.

Hemos visto, pues, que los ángeles son seres

- con la naturaleza eterna de Dios

- que no pueden pecar

- que siempre ejecutan los mandatos de Dios

- y que son los seres por los cuales habla y obra el Espíritu (poder) de Dios (Sal. 104:4).

PERO...muchas iglesias tienen la idea de que los ángeles pueden pecar, y que en la actualidad existen ángeles pecadores que son responsables del pecado y los problemas que hay en la tierra. En el estudio 6 trataremos más detalladamente este concepto erróneo. Por ahora señalaremos los siguientes puntos:

- Se ha sugerido que hubo una creación previa a la nuestra, es decir, a la que se consigna en Génesis 1. También es concebible que los actuales ángeles hayan llegado a tener conocimiento del "bien y el mal" (Gn. 3:5) por haber pasado por una situación similar a la que nosotros tenemos en esta vida. No se puede descartar que algunos de los seres que vivieron en esa era efectivamente pecaron; pero todo esto es especulación en la que a los hombres les encanta recrearse. La Biblia no nos dice nada de estas cosas, pero nos dice claramente lo que necesitamos saber de la presente situación, o sea, que no hay ángeles pecadores; todos los ángeles son totalmente obedientes a Dios.

- En el cielo no puede haber seres pecadores, ya que Dios es "muy limpio... de ojos para ver el mal" (Hab. 1:13). De manera similar, Sal. 5:4,5 explica: "El malo no habitará junto a ti. Los insensatos no estarán delante de tus ojos". La idea de que haya habido en el cielo una rebelión contra Dios de parte de ángeles pecadores, contradice totalmente la impresión que dan estos pasajes.

- La palabra griega traducida "ángel" significa "mensajero", y se puede referir a seres humanos, como ya hemos mostrado. Por supuesto, tales "mensajeros" humanos pueden pecar.

- Que hay seres malignos y pecadores, a los cuales se les puede culpar de todos los aspectos negativos de la vida, es una de las creencias más populares que se tiene en el paganismo. De la misma manera que han entrado ideas paganas sobre la Navidad en lo que se hace pasar por "cristianismo", así también ha ocurrido con esos conceptos paganos.

- Hay muy pocos pasajes bíblicos que se pueden interpretar equivocadamente como un apoyo a la idea de que en el presente existen ángeles pecadores. Estos se han considerado en el libro "In Search of Satan" (En Busca de Satanás), disponible en la dirección del editor. No se puede hacer que tales pasajes contradigan la riqueza de la enseñanza bíblica en forma contraria a lo que aquí se ha presentado.