“y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios”.
Es terrible como en momento determinado nuestra vida se puede convertir en un temor constante frente a las circunstancias que nos rodean. No voy a negar tampoco que como humanos que somos, débiles y faltos de fe, tendemos a preocuparnos por todo, mas aun cuando vemos que la guerra que estamos tratando de luchar la estamos perdiendo.
Y es que por los afanes de la vida y el temor humano muchas veces olvidamos que la guerra no es nuestra, que no esta en nosotros la capacidad para vencer o salir derrotados, que nuestras fuerzas no dependen de lo humano ni de lo terrenal, sino que de Dios.
Quizá estas pasando un momento de esos donde vez a una multitud contra ti, en donde todo te esta saliendo mal y donde lejos de salir el sol vez solo nubes muy nubladas y grises. Pero es ahí en esos momentos en donde humanamente no se puede hacer nada o en donde nuestras fuerzas son insignificantes frente al adversario cuando Dios sale a nuestro rescate y nos recuerda lo siguiente: “La guerra no es vuestras, sino mía”.
Y es que ¡Cuidado! Con el que se mete con un hijo de Dios, porque nuestro Padre sale a nuestro auxilio, pues El es nuestro pronto auxilio en la tribulación y quien levanta nuestra cabeza.
Este día Dios quiere decirte: “No temas ni te amedrentes delante de esa multitud”, pueda que tienes detrás de ti una multitud grande de problemas que quieren intimidarte, amedrentarte, robarte la paz y el gozo que Dios ha depositado en tu vida, pero déjame decirte en esta hora que no tiene NADA que temer, porque te tengo una mas que excelente noticia: “LA GUERRA NO ES TUYA”.
Ya deja de pensar como vas a hacer, ya deja de pensar como vencerás, no te quiebres mas la cabeza pensando en las soluciones humanas que pueden haber, por que esta guerra no es humana ni terrenal, sino espiritual porque Jehová de los Ejércitos esta de nuestro lado, ante esto, ¿Por qué temer?
Amados tenemos que comprender que esta guerra no es nuestra, que ahora ya no vivimos en nuestras propias capacidades, sino que nuestras capacidades fueron depositadas delante de Dios para que El haga lo que bien le parezca y frente a esa rendición humana ante la Divinidad de Dios debes estar seguro que tienes todo que ganar y nada que perder, porque hasta el día de hoy Jehová de los Ejércitos no ha perdido una tan sola guerra.
Este es el día en que tu convicción se tiene que fortalecer y descansar en la promesa de Dios para nuestra vida, esta que es:“No es vuestra la Guerra, sino mía”.
Ya no luches mas, solo déjale las cosas al Señor que El tiene mil y una formas de solucionar dicha situación, tu solo confía ciegamente en sus palabras, porque si Dios dijo, entonces Dios hará.