sábado, 13 de diciembre de 2014

El amor de Dios y nuestra responsabilidad


perfecto amorEl amor que Dios ha mostrado hacia tu persona es infinitamente inmenso e incomprensible, porque aunque nosotros todavía éramos pecadores, cuando el en su amor y misericordia nos llamó, nos sacó del fango del pecado y puso nuestros pies sobre una Roca segura que es Jesucristo, hay muchos en el mundo, que día con día Dios les llama; ignoran su llamado, pero él es paciente y lleno de amor que esta esperando que aceptes su invitación, no le huyas más a Dios, escúchale y acepta su invitación a ser parte de su familia, acepta la responsabilidad de llegar a ser hijo de Dios.
Romanos 5:8 Pero Dios nos demostró su gran amor al enviar a Jesucristo a morir por nosotros, a pesar de que nosotros todavía éramos pecadores. Dios no vio nuestra condición de pecador, Dios que es justo no aplico un juicio sobre nosotros; si no que por amor envió a su hijo único Jesucristo a reconciliarnos con él y aplico su amor. Hay muchas personas que a pesar de los esfuerzos de llevarles el mensaje de salvación; les cuesta recibir el regalo de Dios del perdón.
Recuerda lo que dijo Jesús:
Juan 3:16 “Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna. Jesús es claro en decirles a sus discípulos Dios los amó tanto a ustedes que me envió a mí para rescatarlos de la muerte y la condenación interna, Jesús afirmo yo he venido para darles vida y vida eterna.
1a Juan 4.10 “El verdadero amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo para que nosotros fuéramos perdonados por medio de su sacrificio. El verdadero amor confirma la palabra: es que Dios nos amo primero, en la antigüedad se presentaba un holocausto o sacrificio para expiación por los pecados, pero estas ofrendas llegaron a ser a Dios abominación, porque no lo daban como la ley lo exigía; sino que daban ofrenda inmunda y no agradable a Dios.
Isaías 1:11 Dios les advierte: “¿Por qué me traen tantos animales para presentarlos en mi altar? ¡Ya estoy harto de esas ofrendas; me da asco ver tanta sangre de toros, carneros y cabritos! 12 Yo nunca les he pedido que me traigan esos animales cuando vienen a adorarme; sólo vienen para ensuciar mi templo y burlarse de mí. ¡Váyanse de mi templo! Las ofrendas del hombre llegaron a ser abominación ante Dios, por eso es que el envió al Cordero Santo; a Jesús como expiación por nuestros pecados, varón Perfecto, Recto, Integro, Justo y Santo en el cual no hay doblez ni pecado, él fue el holocausto perfecto presentado por el pecado una vez y para siempre para toda la humanidad, si acepción de personas.
Por eso el apóstol Pablo escribió: y afirmo diciendo que el amor der Dios es grande y maravilloso, y  todos aquellos que ya están bajo la sombra del omnipotente Dios, nada los podrá separar de su gran amor porque este fue sellado y pagado con la sangre de Jesucristo.
Romanos 8:38 Yo estoy seguro de que nada podrá separarnos del amor de Dios: ni la vida ni la muerte, ni los ángeles ni los espíritus, ni lo presente ni lo futuro, 39 ni los poderes del cielo ni los del infierno, ni nada de lo creado por Dios. ¡Nada, absolutamente nada, podrá separarnos del amor que Dios nos ha mostrado por medio de nuestro Señor Jesucristo! Tu podrás cometer un pecado, pero Jesucristo aplica su sangre y el inmenso amor del Padre sobre tu vida y te perdona, recordándole al padre que el ya pago por ti y que su inmenso amor cubre todo pecado y te hace acepto a los ojos de Dios Padre y su amor se aplica a tu vida, que nada, absolutamente nada, podrá separarte del amor de Dios; creado a través del sacrificio en la cruz de su hijo amado, Jesucristo.
En respuesta a tan grande amor, Jesús nos pide: que nosotros amemos a Dios con toda nuestra mente, con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma, porque solo Dios puede trasformar al ser humano en su forma tripartita, espíritu, alma y cuerpo, es por eso que nos da la gran responsabilidad de amar a Dios sobre todas las cosas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.
Marco 12:30 Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que eres y con todo lo que vales. 31 Y el segundo mandamiento en importancia es: Cada uno debe amar a su prójimo, como se ama a sí mismo. Ningún otro mandamiento es más importante que estos dos. 32 El maestro de la Ley le dijo: Muy bien, Maestro. Lo que dices es cierto: sólo Dios es nuestro dueño, y no hay otro como él. 33 Debemos amarlo con todo nuestro ser, y amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos. Estos mandamientos son más importantes que cumplir con todos los ritos y deberes religiosos. Es por eso que Dios sustituyo el continuo sacrificio y holocausto y lo reemplazo por el amor, recuerda cosechamos lo que sembramos, por eso te invito primero: a ser agradecido con Dios y corresponder su grande amor amándolo, honrándolo en todo momento, y nuestra responsabilidad es aún mayor amar a todos sin acepción como Dios nos amado, que los amemos como a nosotros mismos, piensa como querrás que te traten, como querrás que te amen, como querrás que te respeten, como querrás que te hablen, como querrás que te paguen; has tú lo mismo con tu prójimo. Ámalo como Dios te ama, piensa en el como si fuera para ti.
El apóstol Juan escribió lo siguiente: 1ª Jun 4:10 El verdadero amor no consiste en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y envió a su Hijo, para que nosotros fuéramos perdonados por medio de su sacrificio. 11 Hijos míos, si Dios nos ha amado así, nosotros también debemos amarnos los unos a los otros. 12 Nadie ha visto nunca a Dios; pero, si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y también su amor estará en nosotros. El verdadero amor, es que Dios nos amó primero, que a través del sacrificio de Jesucristo fuéramos perdonados y reconciliados con él, si quieres que Dios viva en medio de nosotros y que su amor este siempre presente en nuestras vidas, tenemos que cumplir sus mandamientos, cuando amamos a nuestro prójimo obedecemos a Dios y su amor se perfecciona en nosotros.
Debemos amarnos
1ª Juan 4:7 Amados hijos míos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es hijo de Dios, y conoce a Dios. 8 El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Mira la expresión del apóstol Juan, Amados hijos míos, él ya nos habla y nos trata con amor, como Dios lo manda, y nos exhorta a amar a nuestros prójimo, para que otros vean que en realidad somos hijos de Dios, y también afirma el que no ama no conoce a Dios; porque Dios es amor.
“El amor de Dios es maravilloso”. Lo disfrutamos día a día al leer Su Palabra, al tener intimidad con Él y al conocerlo más, al compartir su gran amor. Pero hay algo que muchas veces olvidamos: compartir el amor que nos fue regalado; con otros, y ahí empieza nuestra responsabilidad como creyentes en Cristo Jesús amando a otros como Dios nos ama. Termino con las palabras de Jesús:
Juan 15:12 Y esto es lo que les mando: que se amen unos a otros, así como yo los amo a ustedes. 13 Nadie muestra más amor que quien da la vida por sus amigos. 14 Ustedes son mis amigos, si hacen lo que les mando. 15 Ya no los llamo sirvientes, porque un sirviente no sabe lo que hace su jefe. Los llamo amigos, porque les he contado todo lo que me enseñó mi Padre. Lo que Dios quiere es que le obedezcamos en todo mandamiento dado por él y confirmado por Jesucristo.
Recuerda el amor de Dios, es sin acepción de personas, es para todos aquellos que lo quieran recibir, creer en Jesucristo y obedecer tal y como él lo ha dicho: Amaras al señor tu Dios sobre todas las cosas, con todo tu corazón, con todas tus fuerzas, con toda tu alma y con toda tu mente. Amando como Dios nos ama, llegaremos a ser verdaderamente libres.
Dios te bendiga, Dios te guarde y sea Dios el que alumbre tu camino y tu corazón para vivir rectamente y en obediencia a él.
Jesucristo Pronto Viene

No importa el panorama, yo confío en la palabra de Dios

tormentaTal vez, hoy es uno de esos días en los que consideras que tu vida está hecha un caos, puede venir a tu mente la idea de creer que todo está acabado y que no hay nada que pueda librarte de tal sufrimiento. Todo lo que una vez creíste lograr no dejó de ser más que producto de tu imaginación, aquello por lo que tanto luchaste de un momento a otro lo perdiste y consideras que tu lucha por alcanzar tus sueños ha sido vana. Ahora te miras y nada tienes, y a lo mejor crees que nada vales y nada mereces.
Sé que no es fácil lo que estás viviendo, te comprendo perfectamente porque en muchas ocasiones he sentido lo mismo y en esos instantes es difícil creer que todo puede cambiar. Sin embargo, déjame decirte que sí, es real, todo mejorará si decides confiar en las promesas del Señor. Suena demasiado fácil cuando se está viendo la magnitud de las dificultades que a veces nos rodean, pero así de sobrenatural es el obrar de nuestro Dios. Es increíble, cuando crees que se terminan tus fuerzas o incluso cuando no tienes ninguna, es cuando más valiente te vuelves por la gracia del Señor. Si confías en la soberanía de Dios, sabrás que todo esto que estás viviendo tarde que temprano tendrá que pasar y que al final algo bueno de todo esto saldrá, con certeza Dios se glorificará.
Dile a tus dificultades “no importa el panorama, yo confío en la palabra de Dios”, Él sabe lo que está haciendo, Él sabe por qué está sucediendo lo que estás viviendo, Él tiene el control de todo lo que hay a tu alrededor. Él usará tu sufrimiento, tus lágrimas y tu dolor para revelarte su poder, su bondad y su gracia; no dudes de su amor, Él es fiel y en todo tiempo está dispuesto a ayudarte. Él una vez lo dio todo por amor, entregó a su Hijo Jesucristo en expiación de tus pecados ¿crees que hay algo difícil para Él? si venció la muerte, con seguridad puede vencer tus batallas, solamente confía en Él. Dios te guiará según sus propósitos, tus sueños cobrarán valor porque ya no serán los tuyos sino los del Señor, te deleitarás en cumplir la voluntad de aquel que te llamó y te escogió para salvación y vida eterna, y el gozo que te dará nada ni nadie te lo podrá arrebatar.
Deja que Dios obre según los planes que ha establecido para ti desde antes de la fundación de este mundo. Confía, Él es sabio, sus planes siempre son perfectos.
“Te repito: sé fuerte y valiente. No tengas miedo ni te desanimes porque el SEÑOR tu Dios estará contigo donde quiera que vayas”.

ESPERANZA EN MEDIO DEL SILENCIO

FRATER DE GUATEMALA

En el año 83 los grupos subversivos secuestraban y asesinaban a la gente. Una de sus víctimas, muy reconocida en el país, fue el periodista Álvaro Contreras Vélez, uno de los fundadores de Prensa Libre. Uno de sus hijos, asistía a La Fráter cuando nos reuníamos en el Cine Reforma juntamente con su mamá, nos pidió  que oráramos por él y empezamos a interceder por su vida. Bendito sea Dios, después de varias semanas, varios meses de secuestro lo liberaron  y supo que habíamos estado orando por él y al recuperar su libertad pidió que fuera la Fráter el primer lugar en visitar. Llegó, nos dio su testimonio de lo que padeció en ese secuestro terrible. A nadie se le desea que sufra un secuestro, queda aislado, desconectado de su familia, por un día, por una semana, por un mes, por varios meses. Cuando usted está solo sufre, lo que él mismo escribió y llamó “Los ruidos del silencio”, es cierto que a veces queremos estar en solitud, es decir, sin compañía en algún lugar desierto, pero Dios dijo de Adán no es bueno que el hombre esté solo, le haré su ayuda idónea y así fue como creó a Eva y gracias a la mujer ya nunca hay silencio en la casa. Siempre tenemos a alguien con quien platicar, alguien con quien reír y tenemos esa virtud de nuestra compañera de hogar que nos platica y nos cuenta.
Comunicarse es uno de los elementos muy conocidos de cómo mantener viva una relación. Hoy podemos hablar por teléfono, por internet, por mensajitos, por watsapitos a cualquier parte del mundo, pero no nos podemos comunicar con aquel que está sentado a la par de la mesa del comedor en nuestra casa. Podemos hablar con alguien allá en el otro lado del mundo, pero no podemos hablar con aquel que duerme al lado nuestro. Por eso digo que el silencio separa más que la distancia. Triste es ver a una pareja entrar a un restaurante, sentarse y apenas dirigirse la palabra uno al otro. Si mucho se dirigen la palabra para decirse pásame el picante, pedí la cuenta. Ya no hay esa comunicación.
El silencio es triste porque denota muerte en las relaciones y además denota abandono. Entre a una casa abandonada y lo único que escuchará es silencio. No habrá vida, ni esperanza. Más ahora que se ha vuelto más individualista la comunicación. Está la familia, está la esposa, está el esposo, los hijos, a lo mejor uno o los dos abuelos y todos metidos en su celular, todos metidos en su IPad, todos enfocados en su aparato. No hay esa comunicación. Ahora imagínese usted, siendo hijo de esta época y que  llegue su papá o su mamá y le diga por tal o cual razón, el castigo que vas a tener es andar sin celular una semana. Cómo se siente alguien sin su aparato, una semana, un mes, un año, siente horrible.
La falta de comunicación denota muerte, y eso es lo que pasó, precisamente, en el pueblo de Israel, se quedó sin comunicación con Dios por más o menos 400 años, entre el libro de Malaquías y el Nuevo Testamento hubo cuatro siglos que se conocen como “cuatro siglos de silencio”. Imagínese a Dios callado, sin decirle nada a su pueblo. No había ningún profeta que les predicara, no había ningún predicador que les hablara. Y en medio de esos cuatro siglos, el pueblo de Israel vivía una situación de desesperación, una situación de opresión, una situación de cautiverio.
Israel estaba cautivo por distintos imperios, cuatro siglos de sufrir opresión, cautiverio, limitaciones, sufrimientos y el amor de Dios no se escuchaba, solamente se consolaban con el recuerdo  de las últimas palabras pronunciadas por el profeta Malaquías. ¿Qué dice Malaquías 4:1-6? »Miren, ya viene el día. Así comenzaba con esas palabras: ya viene el día,  pero pasó un día, pasó un año, cien años, doscientos años, cuatrocientos años y seguía diciendo ya viene el día, como ahora que les decimos ya viene el día de la segunda venida de Jesucristo, pero ¿y cuándo? Si ya pasaron dos mil años, pero yo le aseguro que Cristo viene otra vez. Tardará un poco pero vendrá otra vez Jesucristo a salvarnos completamente.
»Miren, ya viene el día, ardiente como un horno. Todos los soberbios y todos los malvados serán como paja, y aquel día les prenderá fuego hasta dejarlos sin raíz ni rama —dice el Señor Todopoderoso—. Pero para ustedes que temen mi nombre, se levantará el sol de justicia trayendo en sus rayos salud. Y ustedes saldrán saltando como becerros recién alimentados. El día que yo actúe ustedes pisotearán a los malvados, y bajo sus pies quedarán hechos polvo —dice el Señor Todopoderoso—. »Acuérdense de la ley de mi siervo Moisés. Recuerden los preceptos y las leyes que le di en Horeb para todo Israel.  »Estoy por enviarles al profeta Elías antes que llegue el día del Señor, día grande y terrible. Él hará que los padres se reconcilien con sus hijos y los hijos con sus padres, y así no vendré a herir la tierra con destrucción total.»
En medio del silencio los sostenían las palabras del profeta Malaquías. Estaban con la opresión de distintos imperios. Su esperanza en medio de su dolor es que llegaría un día ardiente como un horno en donde el Señor prometía liberarlos de los malvados y soberbios. Eso hablaba cada uno a sus hijos, y los hijos a sus hijos y los siguientes a sus otros hijos, y así venían de hijos, nietos, bisnietos y tataranietos, de generación a generación dando un mensaje de esperanza. Esta semana almorzaba con un amigo que fue un líder político importante en el país, funcionario público importante, y me decía ¿hasta cuándo seguiremos aguantando la corrupción? ¿Hasta cuándo pondrán límite a su codicia y avaricia los que están robando los dineros del pueblo? Yo le decía, quizá algunos podrán decir llegué a viejo, me estoy muriendo y nunca me agarraron, nunca me hicieron juicio, pero no saben que el día que salgan de esta Tierra tendrán que presentarse ante Dios nuestro Señor y el Señor no aceptará una mordida de un millón ni de dos, ni de diez ni de  cien quetzales. Dios juzgará a los malvados y a los soberbios y los hará sufrir el juicio que merecen.
Así que tenga paciencia un día vendrá y como dice Malaquías: Miren, ya viene el día, ardiente como un horno. Todos los soberbios y todos los malvados serán como paja, van a arder, van a ser juzgados. Sí, nos salen diciendo una cosa en los medios de comunicación y hacen otra y nosotros vemos un día y otro día las noticias y leemos un día y otro las noticias y decimos ¿hasta cuándo? Pues la Escritura dice ya viene el día ardiente como un horno y todos los serbios y malvados serán como paja y aquel día les prenderá fuego hasta dejarlos sin raíz ni rama  —dice el Señor Todopoderoso—. Pero para ustedes que temen mi nombre, se levantará el sol de justicia trayendo en sus rayos salud.  Y ustedes saldrán saltando como becerros recién alimentados. No solo habría juicio. Habría justicia que traería salud. El fuego iluminaba pero quemaría a los malvados y soberbios. El sol de justicia que se levantaría traería salud con sus rayos, aún en medio de esos terribles 400 años que estaba viviendo el pueblo de Israel.
A veces bromeamos y decimos hay que sacarlo en canasta que reciba el sol cuando alguien está ancianito y no puede moverse por sí mismo y aquí en Guatemala si hay frío, con mayor razón, andamos buscando el sol. Porque el sol da vida, y la fotosíntesis que se produce con el sol hace que nuestras legumbres y nuestras plantas crezcan y se desarrollen y podamos disfrutarlas. Nosotros necesitamos de ese sol  que da vida. Nosotros necesitamos la vida que nos da el sol.
El sol de justicia es Jesús, nos ha hecho nacer, nos ha hecho crecer, nos ha hecho reproducirnos y ser bendecidos. Jesús es el sol de justicia. Sus palabras hablaban que debía guardar la ley de Moisés. La ley de Moisés también había sido dada no en el silencio sino en medio del fuego en la montaña, en el Monte Horeb. Debían obedecer al Señor quien era fuego consumidor tal y como leemos en Éxodo 20. Debían obedecerlo aún en el silencio. Éxodo 20:18-21 “Ante ese espectáculo de truenos y relámpagos, de sonidos de trompeta y de la montaña envuelta en humo, los israelitas temblaban de miedo y se mantenían a distancia. Así que le suplicaron a Moisés: —Háblanos tú, y te escucharemos. Si Dios nos habla, seguramente moriremos.  —No tengan miedo —les respondió Moisés—. Dios ha venido a ponerlos a prueba, para que sientan temor de él y no pequen. Entonces Moisés se acercó a la densa oscuridad en la que estaba Dios, pero los israelitas se mantuvieron a distancia”. Sus palabras hablaban de esa llegada de Dios por medio de sus mandamientos. El fuego siempre estremece, siempre asusta. Cada vez que hay un incendio la gente se preocupa y allí había mucho fuego cuando Dios le estaba hablando al pueblo de Israel. Hoy en la tarde acá en Guatemala habrá mucho fuego, tenga cuidado, escóndase para no contaminarse con el humo o para que no lo quemen. La gente que nos visita, si desconoce esta costumbre se espanta de oír  tanto cohete y ver tanto incendio y ver lo que pasa.
En Mateo 11-25 dice: Mientras se iban los discípulos de Juan, Jesús comenzó a hablarle a la multitud acerca de Juan: « ¿Qué salieron a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? Si no, ¿qué salieron a ver? ¿A un hombre vestido con ropa fina? Claro que no, pues los que usan ropa de lujo están en los palacios de los reyes. Entonces, ¿qué salieron a ver? ¿A un profeta? Sí, les digo, y más que profeta. Éste es de quien está escrito: »“Yo estoy por enviar a mi mensajero delante de ti, el cual preparará tu camino.”  Les aseguro que entre los mortales no se ha levantado nadie más grande que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él. Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos ha venido avanzando contra viento y marea, y los que se esfuerzan logran aferrarse a él. Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan.  Y si quieren aceptar mi palabra, Juan es el Elías que había de venir. El que tenga oídos, que oiga”. Juan el Bautista, fue el profeta Elías que había de venir, y vino a preparar el camino para el Rey Jesús. El camino para aquel que verdaderamente sería la esperanza eterna de Israel. Malaquías dijo vendrá el profeta, el espíritu de Elías, y eso era lo que resonaba en los oídos de Israel, hasta que apareció Juan el Bautista. Se pueden imaginar, Juan el Bautista se vestía con pieles de camello, no tenía vestidos lujosos como el de Jesús, a quien le regalaron vestidos lujosos, por eso su túnica  no se la repartieron o mejor dicho no la rompieron en la cruz sino que se la sortearon. Juan andaba con un vestido de piel de  camello.