19 y 20 de diciembre en Siguatepeque, Plaza la Amistad
Desde su infancia y juventud Álvaro Gómez logró obtener reconocimientos
por sus dotes artísticos como compositor y arreglista. Había ganado
popularidad entre sus conocidos y reputación en la farándula de su país
natal Colombia.
Pero fue un buen día en que ocurrió lo inesperado, el Señor Jesús lo llama. Era el año de 1.970 cuando conoció la verdad de Cristo, de esa manera deja atrás la vida perniciosa para convertirse en un nuevo ser. Conoce a Eduardo Silva con quien al unirse (ya convertidos a Cristo) forman un dúo, que al poco tiempo comenzaría a llamar la atención.
Al pasar de los días la gente corría la voz acerca de aquel joven dúo que con su peculiar forma de interpretar hacía tener el deseo de escuchar más. Viendo la evidencia del llamado de Dios, Álvaro Gómez siente el deseo de tener un nombre para identificarse musicalmente y como Ministerio. Es en el año 1.972, en vísperas de su primera grabación que nacen “LOS VOCEROS DE CRISTO”.
A partir de allí Dios se encargaría de que estas melodías trascendieran más allá de las fronteras, llegando a lugares que ellos no imaginaban, sirviendo como instrumentos para traer un mensaje que resonaría en los oídos y en el corazón de miles que habrían de conocer a Cristo como Salvador. Se trasladan a Venezuela y comienzan a proyectarse desde allí. Al poco tiempo visitan diferentes países en los cuales la música ya era conocida y querida por la gente. Dios se había encargado de expandir las grabaciones usando diversos medios y recursos, de esa forma el nombre de “LOS VOCEROS DE CRISTO” ya no podía pasar desapercibido, glorificándose siempre Dios a través de este Ministerio a lo largo América Latina.
Pero el Señor tenía planes más especiales y amplios para el dúo. Eduardo Silva decide desarrollar un Ministerio al lado de su familia, lo que lo lleva a separarse de Álvaro y por ende de “LOS VOCEROS DE CRISTO”. Esto aparentemente representaba el fin del dúo y ciertamente significó el cese por algunos años. Pero aún así la música ya difundida seguía siendo usada por el Señor para ganar almas. Álvaro Gómez continuó predicando y cantando junto a su familia y como solista, sin pensar que el Señor estaba forjando al siervo que le acompañaría en el dúo para darle el renacer a “LOS VOCEROS DE CRISTO” en una nueva visión.
Álvaro David Gómez, con 18 años de edad desarrollaba en la Iglesia local la Alabanza y Adoración. Mostraba desde niño tener don de la música. En el año 1.995 Dios lo llama a ser el nuevo compañero de su padre, Álvaro Gómez, para darle continuidad a “LOS VOCEROS DE CRISTO”. Una vez más Dios enciende la lámpara del Ministerio, es el resurgimiento del dúo.
30 años después hacemos un recorrido en el tiempo, una amplia trayectoria, numerosas grabaciones, miles de testimonios y anécdotas hablan de un Ministerio que llena una página importante en la historia de la Iglesia Cristiana contemporánea.
Pero fue un buen día en que ocurrió lo inesperado, el Señor Jesús lo llama. Era el año de 1.970 cuando conoció la verdad de Cristo, de esa manera deja atrás la vida perniciosa para convertirse en un nuevo ser. Conoce a Eduardo Silva con quien al unirse (ya convertidos a Cristo) forman un dúo, que al poco tiempo comenzaría a llamar la atención.
Al pasar de los días la gente corría la voz acerca de aquel joven dúo que con su peculiar forma de interpretar hacía tener el deseo de escuchar más. Viendo la evidencia del llamado de Dios, Álvaro Gómez siente el deseo de tener un nombre para identificarse musicalmente y como Ministerio. Es en el año 1.972, en vísperas de su primera grabación que nacen “LOS VOCEROS DE CRISTO”.
A partir de allí Dios se encargaría de que estas melodías trascendieran más allá de las fronteras, llegando a lugares que ellos no imaginaban, sirviendo como instrumentos para traer un mensaje que resonaría en los oídos y en el corazón de miles que habrían de conocer a Cristo como Salvador. Se trasladan a Venezuela y comienzan a proyectarse desde allí. Al poco tiempo visitan diferentes países en los cuales la música ya era conocida y querida por la gente. Dios se había encargado de expandir las grabaciones usando diversos medios y recursos, de esa forma el nombre de “LOS VOCEROS DE CRISTO” ya no podía pasar desapercibido, glorificándose siempre Dios a través de este Ministerio a lo largo América Latina.
Pero el Señor tenía planes más especiales y amplios para el dúo. Eduardo Silva decide desarrollar un Ministerio al lado de su familia, lo que lo lleva a separarse de Álvaro y por ende de “LOS VOCEROS DE CRISTO”. Esto aparentemente representaba el fin del dúo y ciertamente significó el cese por algunos años. Pero aún así la música ya difundida seguía siendo usada por el Señor para ganar almas. Álvaro Gómez continuó predicando y cantando junto a su familia y como solista, sin pensar que el Señor estaba forjando al siervo que le acompañaría en el dúo para darle el renacer a “LOS VOCEROS DE CRISTO” en una nueva visión.
Álvaro David Gómez, con 18 años de edad desarrollaba en la Iglesia local la Alabanza y Adoración. Mostraba desde niño tener don de la música. En el año 1.995 Dios lo llama a ser el nuevo compañero de su padre, Álvaro Gómez, para darle continuidad a “LOS VOCEROS DE CRISTO”. Una vez más Dios enciende la lámpara del Ministerio, es el resurgimiento del dúo.
30 años después hacemos un recorrido en el tiempo, una amplia trayectoria, numerosas grabaciones, miles de testimonios y anécdotas hablan de un Ministerio que llena una página importante en la historia de la Iglesia Cristiana contemporánea.
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