TEMA: “ENFRENTANDO Y VENCIENDO LA TENTACION”
TEXTO: 1a PEDRO 5: 8
INTRODUCCIÓN:
En el mismo instante en que recibimos a Jesús como Señor y Salvador, nos convertimos en un objetivo a destruir para el enemigo. A partir de entonces, es cuando mas pruebas vienen a nuestra vida;.
Por esto, debemos tener en cuenta que una cosa es ser probados por Dios para pulir nuestro carácter y otra cuando el mundo, Satanás o nuestra propia carne nos tientan o seducen al mal.
¿QUÉ SIGNIFICA LA PALABRA “TENTACIÓN”?
Tentación: Viene de la palabra Griega “Perazo”, que significa: probar, examinar, escudriñar, probar con el propósito de encontrar algo negativo; probarlo para conducirlo a desobedecer a Dios.
¿Por qué el enemigo necesita tentar al hombre? Porque el no lo conoce interiormente, en cambio, Dios no necesita tentar al hombre porque El sabe de lo que esta hecho.
¿Cuál es el propósito de la tentación? Tiene el propósito de: destruir, probar, chequear y engañar, para que el hombre se revele contra Dios. El enemigo, siempre esta buscando el momento propicio para conducirlo a la desobediencia.
¿Para que es la Tentación? La tentación es para probarse a usted mismo quien es;(no es para probarle algo a Dios, porque El ya lo sabe todo), para probar sus verdades convicciones y su verdadero compromiso; y por supuesto, la tentación siempre viene del diablo.
En lo que se refiere a la tentación, hay 3 Categorías:
Estas son las básicas y las que el enemigo siempre le va a presentar; pues el no tiene nada nuevo. (1ª Juan 2: 15, 16)
1. Los deseos de la carne: Son aquellos que provienen de nuestro hombre viejo.
2. Los deseos de los ojos: Son todas aquellas cosas las cuales vemos y desatan dentro de nosotros la codicia y la avaricia.
3. La vanagloria de la vida: Esta es la mas peligrosa y la mas sutil; tiene que ver con la exaltación de nuestro ego, el deseo de jactarse de lo que uno ha llevado a cabo, el deseo de sobresalir, etc.
¿Cuál es la naturaleza de la tentación? La mente y el arma de la tentación es la sugerencia. La guerra no es en nuestro espíritu sino en nuestra mente. El enemigo no puede leer su mente, lo único que puede hacer es sugerir ideas, pensamientos y esta en usted que obedezca a su mente o no. (Proverbios 23: 7)
Porque el cuerpo obedece a la mente, y si el enemigo le sugiere algo a la mente el cuerpo obedecerá lo que la mente decida, si usted se deja vencer por la tentación.
¿Cual es el ciclo de la tentación?
1. Un pensamiento. En forma de dardo. (Efesios 6: 16)
2. Deseo. Voy a ver esta revista, voy a ver este video, voy a tomarme una cerveza, voy a mentir, robar, vengarme de alguien. Rechazo, miedo, enfermedad, inseguridad, celo, envidia.
3. Concepción. Es cuando lo desea y dice en su mente: “es posible hacerlo”, y se vuelve una obsesión; entonces, es tiempo de correr y huir de la tentación.
4. Consumación. Es cuando se lleva a cabo el pecado. Esta es la etapa donde el pecado fue consumado y trae muerte con el.
¿Cómo vencemos la tentación de satisfacer los deseos de la carne?
1. Disciplinándose: Lleve su carne, su ego hasta los limites; sométase al espíritu y no siembre para la cerne. (1 Corintios 9: 23, 24)
2. Estableciendo Prioridades: Cuando una persona conoce el propósito de Dios para su vida, lo primero que determina son sus prioridades. (1 Corintios 12: 7)
Basado en sus prioridades, determine su disciplina, por medio
de la cual dirá: “No a la tentación”.
¿Cómo hacemos esto?
1. Viviendo en Santidad: Apartado del pecado.
2. Dándose en Servicio: pensar en los demás como una responsabilidad antes de satisfacer nuestro propios deseos; y sobre todas las cosas, tener un gran deseo y temor de Dios de no desagradarlo.
CONCLUSIÓN:
Cuando hemos pasado y vencido la tentación decimos: “Señor, nunca pensé que iba a lograr pasar esta prueba”. El vencer una tentación, nos da mayor coraje y fortaleza para la próxima. Si nunca logramos vencer la tentación, no podremos saborear lo dulce de la victoria. No hay ninguna tentación que no podamos vencer. El ser tentado no es pecado, y toda tentación viene para probarnos a nosotros mismos lo que somos. (Efesios 3:20)
No hay comentarios:
Publicar un comentario