¡No me interesa!
13 ago 2014 Devocionales, Meditaciones, Reflexión
¡NO ME INTERESA!
Jesucristo
es amor, misericordia, santidad, poder, soberanía, justicia, paz,
mansedumbre, perfección, y tantas cosas más… y por encima de cualquier
dogma siempre será Él mismo, el auténtico, el único capaz de ser en todo
momento lo que es desde el principio.
Amo todo de Jesús; sin embargo, lo que
más me enseña de Él, es su lealtad al Padre Celestial, su carácter y
dominio para mantenerse firme en los principios y la voluntad del Padre,
por encima de todo y de todos. ¡Saben! yo anhelo ser así, yo quiero
obedecer la voluntad de mi Padre Celestial por encima de cualquier
circunstancia, deseo pensar sólo en agradarle a Él, sin importar a
cuántas personas les pueda desagradar, sin importar el rechazo y las
burlas, sin importar el reconocimiento que pueda perder de parte de los
hombres; ¡no me interesa!, no me interesa agradar al hombre, me interesa agradar a Dios; no me interesa obtener títulos dados por la humanidad, me interesa
conservar el título que Dios me ha dado como hija suya; no me interesan
las medallas que pueda colgar en mi cuello para que otros las vean, me interesan
los galardones que Dios tiene para mí; no me interesa tener mucho que
mostrar pero nada para dar, no me interesan las riquezas de este mundo, me interesan las riquezas del Reino Celestial; no me interesa ser admirada por el hombre, me interesa que Dios se agrade de mí; no me interesa que el hombre se sienta orgulloso de mí, me interesa que Dios se sienta orgulloso de quien soy por Él y para Él.
Permanecer
en la presencia del Señor es lo más maravilloso que cualquier ser humano
puede experimentar, nada se compara con el amor y la plenitud que Él
ofrece a los que con un corazón humillado y arrepentido le buscan. No sé
tú, pero yo no quiero amar a Dios a medias, no quiero vivir de sus
migajas, yo lo quiero todo de Él, lo quiero a Él en cada momento de mi
vida, porque entendí que estar sin Él causa dolor en el alma y que lo
que Él me ofrece, nada ni nadie lo podrá suplir jamás.
Nunca te alejes de Dios, nunca tomes la
decisión errónea de separarte de su amor, si tu quieres puedes decidir
vivir sin Él, pero créeme, es la más terca decisión que puedas tomar en
tu vida. Nada mejor que su presencia, nada mejor que vivir en Él y para
Él.
Permanecer en el Señor no es orar un
rato todos los días, no es asistir a la iglesia cada vez que se tenga la
oportunidad, no es sabernos de memoria su palabra, no es predicar
bonito, no es tener muchos dones y talentos, no es decir que le amamos
cuando estamos lejos de hacerlo de una manera verdadera. Permanecer en
el Señor es vivir su palabra, hablar todo el tiempo con Él, adueñarlo de
nuestros pensamientos, de todo lo que somos y hacemos, es obedecer lo
que nos enseña en su palabra por encima de cualquier dogma, es vivir en
lealtad a su Santo Nombre, es rendirnos totalmente delante de Él.
“El que quiera salvar su vida, la
perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por el evangelio, la
salvará. ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O
qué se puede dar a cambio de la vida? Si alguien se avergüenza de mí y
de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también
el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su
Padre con los santos ángeles”. Marcos 8:35-38 (Nueva Versión
Internacional).
“Dios mío, ayúdanos a ser cada día más
como tú, cámbianos y haznos conforme a tu imagen y semejanza, haznos
conforme a Jesucristo, danos el celo que tuvo Él por ver cumplida tu
voluntad en su vida, que seas tú haciendo en nosotros según tus
designios”.
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