jueves, 14 de agosto de 2014

¡No me interesa!

¡NO ME INTERESA!

no me interesaJesucristo es amor, misericordia, santidad, poder, soberanía, justicia, paz, mansedumbre, perfección, y tantas cosas más… y por encima de cualquier dogma siempre será Él mismo, el auténtico, el único capaz de ser en todo momento lo que es desde el principio.
Amo todo de Jesús; sin embargo, lo que más me enseña de Él, es su lealtad al Padre Celestial, su carácter y dominio para mantenerse firme en los principios y la voluntad del Padre, por encima de todo y de todos. ¡Saben! yo anhelo ser así, yo quiero obedecer la voluntad de mi Padre Celestial por encima de cualquier circunstancia, deseo pensar sólo en agradarle a Él, sin importar a cuántas personas les pueda desagradar, sin importar el rechazo y las burlas, sin importar el reconocimiento que pueda perder de parte de los hombres; ¡no me interesa!, no me interesa agradar al hombre, me interesa agradar a Dios; no me interesa obtener títulos dados por la humanidad, me interesa conservar el título que Dios me ha dado como hija suya; no me interesan las medallas que pueda colgar en mi cuello para que otros las vean, me interesan los galardones que Dios tiene para mí; no me interesa tener mucho que mostrar pero nada para dar, no me interesan las riquezas de este mundo, me interesan las riquezas del Reino Celestial; no me interesa ser admirada por el hombre, me interesa que Dios se agrade de mí; no me interesa que el hombre se sienta orgulloso de mí, me interesa que Dios se sienta orgulloso de quien soy por Él y para Él.
Permanecer en la presencia del Señor es lo más maravilloso que cualquier ser humano puede experimentar, nada se compara con el amor y la plenitud que Él ofrece a los que con un corazón humillado y arrepentido le buscan. No sé tú, pero yo no quiero amar a Dios a medias, no quiero vivir de sus migajas, yo lo quiero todo de Él, lo quiero a Él en cada momento de mi vida, porque entendí que estar sin Él causa dolor en el alma y que lo que Él me ofrece, nada ni nadie lo podrá suplir jamás.
Nunca te alejes de Dios, nunca tomes la decisión errónea de separarte de su amor, si tu quieres puedes decidir vivir sin Él, pero créeme, es la más terca decisión que puedas tomar en tu vida. Nada mejor que su presencia, nada mejor que vivir en Él y para Él.
Permanecer en el Señor no es orar un rato todos los días, no es asistir a la iglesia cada vez que se tenga la oportunidad, no es sabernos de memoria su palabra, no es predicar bonito, no es tener muchos dones y talentos, no es decir que le amamos cuando estamos lejos de hacerlo de una manera verdadera. Permanecer en el Señor es vivir su palabra, hablar todo el tiempo con Él, adueñarlo de nuestros pensamientos, de todo lo que somos y hacemos, es obedecer lo que nos enseña en su palabra por encima de cualquier dogma, es vivir en lealtad a su Santo Nombre, es rendirnos totalmente delante de Él.
“El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa y por el evangelio, la salvará. ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida? Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”. Marcos 8:35-38 (Nueva Versión Internacional). 
“Dios mío, ayúdanos a ser cada día más como tú, cámbianos y haznos conforme a tu imagen y semejanza, haznos conforme a Jesucristo, danos el celo que tuvo Él por ver cumplida tu voluntad en su vida, que seas tú haciendo en nosotros según tus designios”.

¡No me interesa nada que interfiera con la voluntad de Dios en mi vida!

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