CAPÍTULO 11
LA IGLESIA Y LA TACTICA DEL EVANGELISMO
Tan sólo por la gracia del Espíritu Santo puede alguien nacer otra vez. De ahí se sigue que al considerar la táctica del Evangelismo, no debemos suponer que hay en el hombre natural algún bien espiritual que hace su corazón fértil a la semilla del Evangelio. Sólo cuando el Espíritu Santo le ha dado un corazón de carne en vez del corazón de piedra (Ezequiel 11:19), la simiente caerá en buena tierra y traerá fruto (Mateo 13: 8-23) ¿En qué sentido pues, debemos hablar de la táctica del Evangelismo? La naturaleza religiosa del hombre El hombre fue creado a la imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26); esto le distingue de las otras criaturas terrenas. Cuando el hombre cayó en pecado, la imagen de Dios, sufrió un incalculable daño; sin embargo no fue totalmente borrada.
Uno de los aspectos más prominentes de la imagen divina que han quedado en el hombre su "sensus divinitatis", o sea sentido de la divinidad, pero con toda seguridad, también este don ha sido corrompido; pues leemos que cambió la verdad de Dios por mentira y sirvió a la criatura antes que el Creador" (Romanos 1:25) Verdad en las religiones falsas La Historia de la religión busca respuesta a la pregunta de cómo se originó el sentimiento religioso; pero esto no puede ser determinado sobre una base histórica. La religión fue originada en tiempos prehistóricos, por lo tanto los historiadores han sido obligados a adoptar explicaciones psicológicas con respecto al origen de la religión. La única manera por la cual nosotros podemos obtener un conocimiento cierto de los hombres prehistóricos es por la revelación de Dios.
Sobre este asunto existen dos tendencias. La naturalista enseña que el hombre primitivo, de su propia iniciativa llegó a un conocimiento rudimentario de Dios y que en el curso de la historia, por medio de la recepción humana y la experiencia, el concepto fue purificado y ennoblecido. Se ha dicho que el monoteísmo es todo un desarrollo posterior, y que por eso el libro del Deuteronomio, que insiste en que hay un solo Dios (Deuteronomio 6:4) no puede haber sido escrito por Moisés. Las escrituras dicen que el primer hombre fue creado a la imagen del Creador y poseyó un verdadero conocimiento de Dios, así como justicia y santidad (Col. 3:10, Efesios 4:24). Sólo cuando cayó en pecado el conocimiento de Dios fue corrompido y esta situación fue restaurada después por la revelación sobrenatural.
Todas las religiones son falsas porque señalan a falsos dioses y falsos caminos de salvación. Todas las religiones del mundo son corrupciones de la verdadera religión original, y que hay una gran cantidad de elementos de verdad en tales religiones. Todas las religiones tienen dos creencias en común: la fe en un ser sobrenatural y la creencia en la inmortalidad del alma humana. A esto se debe añadir que tienen dos prácticas en común, la oración y las ofrendas. La Gracia común de Dios La Biblia enseña enfáticamente, que la bondad de Dios y aún su mayor amor se extiende a todas las criaturas racionales. "Bueno es el Señor para con todos" (Salmo 145:8-9). Las bendiciones de la naturaleza derramadas sobre todas las naciones son una evidencia de la gracia común de Dios. El señor Jesús mandó a sus discípulos: "Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos que hace que su sol salga sobre buenos y malos y llueva sobre justos e injustos (Mateo 5:34-45).
La revelación de Dios en la Naturaleza Tanto el orden material, como el espiritual, son revelaciones divinas y tienen en común el que ambas presentan los atributos del Creador. Por esto no es extraño que haya entre ellas analogías dignas de comparación. El orden natural ha sido trazado de acuerdo con el orden espiritual, no el espiritual según lo natural. La razón porque la Escritura habla de Dios como Padre, no es porque él se parece a los padres humanos, sino porque los padres humanos se parecen remotamente a Dios. La paternidad divina es desde la eternidad, antes de que existiesen padres humanos Dios era Padre. En su enseñanza el Señor Jesucristo hace mucho uso de las analogías que existen en el mundo natural con respecto al espiritual ¿qué es una parábola sino un relato natural con un significado espiritual?
La tarea del Evangelismo es espiritual, sin embargo, es buena táctica acercarse a quienes quieren evangelizar mostrándoles la existencia de Dios por medio de las obras de la Naturaleza. Yerran los que piensan que el evangelista sólo tiene que pensar en la salvación delas almas, prescindiendo de la salvación de los cuerpos. Adaptación misionera Es necesario decir que el misionero tiene que adaptarse al pueblo al cual quiere evangelizar. Tiene que hacer todas las renuncias necesarias a tal objeto, excepto a sus principios morales y espirituales. Aquel que era Dios verdadero "no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres, y estando en la condición de hombre se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz" (Filipenses 2: 7-8).
CAPÍTULO 12
DIOS Y LOS MEDIOS DEL EVANGELISMO
La teología habla de los medios de gracia. Dios ha tenido a bien dar medios para traer a los pecadores a la fe y también los emplea para edificar a los santos en esta fe. En el primer caso los medios con la Palabra de Dios dada en la evangelización y en el último caso son la Palabra de Dios y los sacramentos divinamente instituidos. La fe y la Palabra de Dios La palabra de Dios es el único e indispensable medio por el cual el Espíritu Santo obra la fe en los corazones de los hombres. El conocimiento de la Palabra de Dios es un prerrequisito de la fe salvadora. Todo aquel que se confía al Salvador, lo hace a causa de su conocimiento de este Salvador, obtenido por medio de la Escritura ¿Cuánto conocimiento debe exigir el evangelista de aquel que desea unirse a la iglesia por medio de la profesión de fe? Saber que Jesucristo es el Hijo de Dios, el único Salvador por su muerte sustitutoria y Señor de todos.
En cuanto a su persona, debe saber que es un pecador que necesita salvación, que no puede salvarse a sí mismo y que la salvación es por la gracia del Trino Dios. La entrega personal a esta gracia es la esencia de la fe salvadora. Jesús equiparó la fe en Él con acudir a Él: "El que a Mí viene nunca tendrá hambre y el que en Mí cree no tendrá sed jamás" (Juan 6:36) El acudir para salvación al Cristo de la Palabra Santa, es en sí mismo un acto de fe. La Palabra de Dios y la conducta ejemplar Dios puede emplear para la salvación de las almas el Evangelio de verdad, predicado por boca de un infiel o un hipócrita. Sin embargo, el que enseña la Palabra de Dios a otro y no es hacedor de l a misma, no tiene derecho a esperar la bendición divina sobre su enseñanza, porque lo que hace contradice lo que enseña. Por otro lado, no es justo llegar a la conclusión de que una vida santa y ejemplar puede tomar el lugar del Evangelio y hacerlo superfluo.
Los que mantienen que un ejemplo de santidad puede sustituir el Evangelio, no están en el terreno bíblico. Está claro que aún cuando el evangelista tiene el sagrado deber de confirmar su mensaje con una conducta cristiana ejemplar, la vida santa no es un sustituto al evangelio hablado. La Palabra de Dios y la experiencia religiosa La convicción de pecado, el arrepentimiento hacia Dios y la fe en Cristo producen un crecimiento en santidad. La fe en Cristo y el crecimiento en Santidad, son todas ellas experiencias conscientes, a la vez que tan necesarias como lo es la regeneración. Sin embargo, la substitución de la experiencia religiosa por el Evangelio es un error muy serio. "La Palabra de Dios es viva y eficaz y más penetrante que una espada de dos filos que penetra hasta los corazones y llega a partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón" (Hebreos 4:12).
La Palabra de Dios y la oración Se habla a veces de la oración como un medio de gracia. Así debe de ser consideradas, pero no como un medio de gracia equivalente a la Palabra de Dios. La Palabra de Dios y la oración, son medios de gracia en un sentido diferente. Dios imparte su gracia salvadora mediante su Palabra como instrumento y también imparte la gracia salvadora en respuesta a la oración. El orar por la conversión de un alma y no hacer nada a favor de tal persona para llevarla al conocimiento del Evangelio de Jesucristo, es una abominación. Ser diligente en la salvación de perdidos y no orar a Dios que bendiga esta siembra de su Palabra en tales corazones para salvación, es una insensatez ya que sólo Dios, por el Espíritu Santo, puede traer por medio de su Palabra, la los pecadores al arrepentimiento.
CAPÍTULO 13
DIOS Y EL MENSAJE DEL EVANGELISMO
El Evangelio es Cristo-céntrico, del mismo modo que es Teocéntrico. Sin embargo, según la Teología Moderna, Jesús de Nazaret fue divino tan solamente en el sentido en que todos los hombres lo somos, con la diferencia de que la chispa divina ardió en él más brillantemente que en cualquier otro ser humano. El Evangelio del Arrepentimiento El llamamiento al arrepentimiento debe venir ante todo del Evangelismo. Sólo el que es oprimido por el pecado conocerá la necesidad de un Salvador. Sólo el que se sabe a sí mismo culpable y manchado correrá al Calvario para perdón y limpieza. Hay dos clases de arrepentimiento totalmente diferentes: Pablo escribió: "Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación, de que no hay que arrepentirse, pero la tristeza del mundo produce muerte". (2ª. Corintios 7:10).
Calvino comentó así este pasaje: "La tristeza según el mundo es cuando los hombres, a consecuencia de severas aflicciones, se sienten oprimidos por la pesadumbre; mientras que la tristeza según Dios es la de aquel que mirando a Dios reconoce su propia miseria por haber perdido su favor. La primera procede solamente del amor a uno mismo y conduce a la muerte; la segunda está arraigada en la reverencia a Dios y resulta en arrepentimiento y salvación. Hay una gran diferencia entre arrepentimiento y remordimiento. El remordimiento puede apartar al pecador de Cristo (Judas Iscariote por su remordimiento se colgó) El arrepentimiento lo impulsa hacia él (Simón Pedro cuando negó al Señor lloró lágrimas de arrepentimiento). Hay una idea popular que el evangelista encontrará trabajo en disipar y es la de que el verdadero arrepentimiento puede venir demasiado tarde.
El arrepentimiento de corazón es indispensable para la salvación. Sin embargo, el arrepentimiento no tiene ningún mérito salvador ¿Cómo podría tenerlo si es en sí mismo un don de Dios? El Evangelio de la expiación El Evangelio no es en su esencia un mandato, sino Buenas Nuevas. La buena nueva de lo que Dios ha hecho por Cristo, para la salvación de los pecadores. Las buenas nuevas para el pecador son lo que Dios ha hecho para librarle del pecado y del infierno. La Teología Liberal ha falseado la doctrina escritural de la expiación. Dice que la muerte de Cristo tuvo como propósito reconciliar el hombre con Dios; pero no reconciliar a Dios con el hombre. Nunca debe ser olvidado que según la propia revelación en la Sagrada Escritura el Dios de amor infinito es también un Dios de absoluta justicia y su ira no puede ser detenida. Por su obediencia manifestada en su pasión que culminó con su muerte, Cristo pagó la pena del pecado. Pero hizo mucho más para los pecadores. Por su perfecta obediencia a la ley de Dios durante su vida terrena, les alcanzó justicia y vida eterna. "Por cuanto por la ofensa de uno vino el juicio sobre todos los hombres para condenación, por la justicia de uno vino a todos los hombres la justificación de vida" (Romanos 5:18).
Cristo no sólo pago la deuda de los pecadores, sino que mereció, a favor de ellos, infinitas riquezas. El Evangelio de la Gracia La Naturaleza y la Historia son revelaciones valiosas de Dios, aunque no tienen nada que decirnos acerca de la salvación del pecado y la muerte espiritual. En cambio la Biblia, nos dice lo que todos los hombres necesitan saber sobre tan trascendental asunto. Lo que la Escritura tiene que decirnos acerca de la salvación se resume en el término: "Salvación por gracia". Esto no significa que el pecador no tenga responsabilidad en el asunto de la salvación. Deber creer en Cristo, pues Dios le hace responsable por su incredulidad. Sin embargo, la fe salvadora es un don de Dios. No puede ser negado que en el proceso de la salvación el creyente tiene el deber de obedecer, hasta el punto que es exhortado a ocuparse de su salvación con temor y temblor. Cuando obedece este mandato lo hace porque Dios mismo es el que obra en él, y le mantiene obrando el querer y el hacer según su buena volunta. (Filipenses 3: 12-13).
Dios el Padre salva Desde la fundación del mundo Dios escogió en Cristo a todos los que tendrían que heredar la Vida Eterna (Efesios 1:4) los escogió por su soberano amor; nadie puede arrebatarles de la mano de Cristo. A los que predestinó a estos también llamó y a los que llamó a estos también justificó, y a los que justificó a estos también glorificó (Romanos 8:30) El Hijo salva Por su perfecta obediencia al Padre, Cristo mereció justificación para los pecadores, vida eterna y gloria. El Hijo de Dios no sólo mereció la salvación, sino que también la otorga. El creer que un individuo dado será salvo o no dependiendo del ejercicio de su propia voluntad es un serio error, roba a Cristo su honor de Salvador haciendo al hombre su propio salvador. La muerte redentora de Cristo salva a todos los que han sido designados para ser salvos. Dios el Espíritu Santo salva Él aplica la salvación a los pecadores, él les da corazones de carne, en lugar de corazones de piedra (Ezequiel 11:9). Son nacidos de nuevo; y su segundo nacimiento procede del Espíritu (Juan 3:5 y 6) La fe salvadora es un fruto de la regeneración. Suponer que Dios obliga al pecador a creer es un absurdo.
Hay que enfatizar que la fe es desde el principio, un don de Dios por el Espíritu Santo. El Evangelio del Nuevo Nacimiento La razón porque las Escrituras no mandan a los no regenerados que nazcan ellos mismos a la vida, es evidente: Están espiritualmente muertos, es una prerrogativa divina traerlos a la vida, Dios Todopoderosos ejerce esta prerrogativa. Sin este segundo nacimiento espiritual, que solamente Dios puede efectuar, nadie puede llegar a la gloria de Dios. Es necesario distinguir entre la regeneración y la conversión. En el nuevo nacimiento, o regeneración el pecador es pasivo, en la conversión viene a ser activo. Según las palabras de Jesús: "El viento de donde quiera sopla y oyes su sonido, mas ni sabes de donde viene ni a donde va, así es todo aquel que es nacido del espíritu" (Juan 3:8), la regeneración tiene lugar en el subconsciente, pero la conversión es una experiencia consciente, pero la conversión es una experiencia consciente del hombre.
La regeneración es efectuada instantáneamente por el Espíritu Santo. En terminología teológica la regeneración es efectuada cum Verbo la conversión per Verbum. Y la conversión es una consecuencia, una manifestación del nuevo nacimiento. La Escritura nos dice que todo aquel que crea en Cristo será salvo, y es innecesario decir que la voluntad humana participa en el acto de la fe. "El que empezó en nosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo" (Filipenses 1:6). El Evangelio del Reino Los fundamentalistas y los modernistas han estado peleando acerca de si el mensaje del Evangelio es para la salvación individual o social. Muchos pensadores fundamentalistas, conscientes de que la sociedad está como una casa incendiada, muestran interés tan solamente en el rescate de individuos del fuego; no en apagarlo. El predicador modernista por el contrario, trata de extinguir el fuego, y espera hacerlo en beneficio del individuo que, según él, es producto de su época. La falta en el Evangelio social que predica el Modernismo no es que trata de remediar los males de la sociedad; sino que trata de hacerlo en un sentido totalmente opuesto al Cristianismo bíblico.
Prescindiendo de la evidente verdad que la sociedad nunca puede ser mejor que los individuos que la constituyen; trata de mejorar al individuo por medio d mejoras en la sociedad. Un Evangelio comprensivo El Evangelio es la historia de Jesús y su amor. Esta historia está saturada de sobrenaturalismos; por cuya razón los teólogos liberales la desechan, y la comúnmente llamada nueva Ortodoxia, la convierte en un mito o la pone fuera de la historia actual. La Biblia lo relata todo como una historia clara y positiva. El Evangelio es una doctrina, una invitación, una promesa, un llamamiento, una demanda y un mandato. Confiar en Cristo como Salvador y reconocerle como Señor, son inseparables.
Un Evangelio exclusivo El único Dios verdadero se ha revelado a si mismo, sobrenaturalmente e infaliblemente en la palabra escrita conocida por el nombre de Biblia; y en la palabra personal que es su hijo el Verbo de Dios. Todas las otras religiones enseñan la salvación por el esfuerzo humano. El Cristianismo sólo enseña salvación por la gracia de Dios. Todas las otras religiones dicen: "Haz y vivirás" El Cristianismo declara: "Vive y harás". Un Evangelio ofensivo Aún cuando el Evangelio desagrada al hombre natural, le es especialmente ofensivo en dos aspectos: la salvación es solamente por la Gracia de Dios, y sólo por Gracia; y el otro aspecto del Evangelio es su exclusivismo. Este Evangelio ofensivo debe ser proclamado sin el menor compromiso, ni adulteración.
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