lunes, 14 de junio de 2010

EVANGELISMO TEOCENTRICO II

CAPÍTULO 2

EL AMOR INFINITO DE DIOS Y EL EVANGELISMO
R.B.KUIPER
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en Él crea tenga vida eterna" (Juan 3:16) Amor soberano Aunque Dios sin duda ama a todos los hombres, no concede su amor salvador a todos por igual. Decir que Dios ama todas las cosas es ignorar la verdadera naturaleza del amor, el cual solamente puede ser otorgado a objetos capaces de recibirlo. Una grave objeción es que se trata de medir el amor infinito de Dios con términos finitos. El creador es infinito. Y Él es infinito en todos sus atributos, así como también en el de su amor. En un sermón sobre Juan 3:16 que aparece en el libro El Salvador del mundo por Benjamín J. Warfield, se afirma que la expresión "al mundo" debe ser tomada más en el concepto de cualidad que en el de cantidad.

El punto clave, por lo tanto, no es cuan grande es el mundo o que cantidad de amor se necesita para abarcarlo todo; sino que el mundo es tan malo que requiere un amor excesivamente grande para poder ser amado. El amor de Dios es un amor soberano, no depende de su objeto, como el amor humano. Dios ama a los que son despreciables y totalmente repulsivos. La razón de porque Dios les ama no reside en ellos, sino en Dios mismo. Amor abnegado Es natural para un padre humano amar a su hijo por razón de que es carne de su carne, hueso de su hueso, y sangre de su sangre. Ama a su hijo porque se ama a sí mismo. El hombre, creado como fue a la imagen de Dios, (también se ama a sí mismo; y Dios puso su sello de aprobación en el amor propio del ser humano (en contradicción con el amor egoísta que es totalmente otra cosa) cuando le mandó "amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mateo 19:19). Dios padre ama pues el Hijo porque se ama a sí mismo. El padre humano comparte el amor de la paternidad con la madre; pero Dios no tiene que compartir su honor con nadie.

Un padre que tiene sólo un hijo puede humanamente tener más hijos. Pero es inconcebible que Dios el Padre tenga más hijos semejantes al Unigénito. Dios amó de tal modo a los hombres pecadores que para ellos dio al Hijo de su amor. Significa que lo entregó, que le sacrificó; fue herido con la maldición de Dios, "pues escrito está: Maldito todo aquel que es colgado en un madero" (Gálatas 3:14). Dios le desamparó. Esto es equivalente al mismo infierno. Cuando Él clamó con gran voz "Dios mío Dios mío, por qué me has desamparado?" (Mateo 17:46) estaba en el mismo fondo del abismo. Juan 3:16 hace la aclaración de que el santo Dios, ama soberanamente a pecadores merecedores del Infierno; y que les ama de tal modo que quiso que su Hijo Unigénito, a quien ama con todo el amor de su corazón infinito, fuera al infierno en su lugar. Amor salvador El amor de Dios no salva a todos, solamente los que creen en el Hijo tendrán la vida eterna.

Si todos los seres humanos fueran salvos, el número de los salvad sería aún finito; y lo infinito y lo finito son simplemente incomparables. El hecho de que los creyentes, y sólo ellos sean salvos, no deja de ser por tanto una revelación del infinito amor divino. Siendo todopoderosos, Dios podía salvar a todos los hombres por la fuerza. Siendo amor, escogió salvar sólo por amor. Por el Evangelio suplica con amor a los pecadores que respondan a este amor recibiendo al Hijo por la fe. Dios podía haber vendido su salvación a un precio. Pero ningún hombre podía pagar este precio. En su amor Dios envió a su Hijo al mundo para pagar todo el precio y cumplir todo lo requerido. Sobre la base de aquellos méritos él ahora ofrece salvación al hombre como un don, que estos no tienen que hacer sino tomar.

La salvación de los creyentes es una revelación del amor de Dios y la condenación de los incrédulos una manifestación de su justicia. El incrédulo se burla del amor de Dios. Si este amor fuera pequeño sería un pequeño pecado ignorarlo; si este amor es grande, es un gran pecado rechazarlo. Pero el hecho es que tal amor es infinito. Esto hace que su rechazamiento sea un pecado infinito. Ninguno puede ser salvo sin la fe en Cristo. Dios les concede las más plenas bendiciones el Cielo. Comunión con Dios que es el bien supremo del hombre por todas las edades de la Eternidad. Estrictamente hablando, no es la fe lo que salva. Dios salva por el instrumento de la fe impartida con amor soberano por el Espíritu Santo. La fe es en sí misma un don del amor divino. La salvación es siempre un don libre del infinito amor de Dios. Amor Universal Cristo es descrito como el Salvador, no sólo de los judíos, sino de todos los hombres de toda tribu y nación; en una palabra de la humanidad.

Esta es una fase del universalismo de la nueva dispensación y presenta un amor universal de parte de Dios. En 1ª de Juan 2:2, se nos dice que Cristo es la propiciación por nuestros pecados; y "no sólo por los nuestros, sino por los de todo el mundo". Esto significa que todo el mundo del hombre, será salva colectivamente, aunque no distributivamente. No quiere decir que todos los individuos serán salvos, sino que todos los salvados constituirán la verdadera humanidad renovada, que será la humanidad real. Dios ha ordenado que el Evangelio sea proclamado más allá y nos declara en su Palabra que él desea la salvación de todos los pecadores alcanzados por el Evangelio.

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