martes, 2 de noviembre de 2010

EVANGELISMO TEOCENTRICO

CAPÍTULO 14

DIOS Y EL CELO PARA EL EVANGELISMO

Los reformadores y las iglesias de la Reforma a menudo han sido acusados de completa, o casi completa indiferencia para el Evangelismo. El entusiasmo protestante para las misiones alcanzó su más alto nivel en los siglos XIX y XX. Los reformadores estaban empeñados en una valerosa y difícil campaña que tenía por objeto la evangelización de Europa. La Biblia había sido trasladada a la lengua del pueblo, y cuando la Iglesia Romana había sustituido el Evangelio por ritos y ceremonias, el Protestantismo se esforzó en la predicación del Evangelio. Jóvenes de todas partes del continente, así como de las Islas Británicas, acudieron a los pies de Calvino y fueron enseñados a proclamar la Palabra de Dios. En lo que se refiere a misiones extranjeras las iglesias de la Reforma sufrieron dos serias dificultades: estaban envueltas en una terrible lucha para su propia existencia, y en segundo lugar muchas de las tierras recientemente descubiertas, África y América, estaban bajo el control de naciones católico-romanas, como España y Portugal.

En vista de estos hechos es difícil acusar a las iglesias de la Reforma de que han tenido poco o ningún interés por el Evangelismo. Celo sin conocimiento Todos somos o por lo menos pretendemos ser, celosos para el Evangelismo; y muy pocos toman un vivo interés por la doctrina cristiana. El Cristianismo es una vida; pero también, con toda certeza, es una doctrina; un Cristianismo sin doctrina no sería Cristianismo. Se conviene generalmente en que el Evangelismo tiene por objeto llevar la Palabra de Dios. Pero ¿qué significa esto? Todos comprenden que la tarea del Evangelista es predicar a Cristo; pero ¿qué Cristo? Todos comprenden también que el evangelista tiene que proclamar la salvación; pero ¿qué salvación? Los miembros de las iglesias prefieren que se les diga desde el púlpito lo que tienen que hacer, más no lo que tienen que creer. La iglesia que descuida el adoctrinamiento de las generaciones futuras, pronto no tendrá misioneros para enviar.

Por lo menos misioneros celosos para declarar el único Evangelio verdadero. El celo orientado hacia la Teología La fe Reformada, propiamente comprendida y creída de corazón, conduce al celo evangelístico. La voluntad soberana de Dios, sólo puede engendrar celo en la difusión del Evangelio. Dios escogió en amor; por consiguiente Dios no fuerza a los elegidos al cielo. Él ordenó que los tales serían salvos por el Evangelio y no por otro medio. De ahí se sigue que la Elección, demanda Evangelismo; y también que la Elección garantiza los resultados del Evangelismo. La Gran Comisión es un mandato del Dios soberano. Cuanto más seriamente se toma el hecho de la Soberanía divina, tanto más se siente un creyente obligado a cumplir este mandato. Dios requiere del hombre que ponga su confianza en su Creador, pide tan sólo aquello que podía hacer originalmente. Y aún cuando el hombre, en su estado caído, no sea capaz de ello, tiene que culparse a sí mismo, tan sólo por esta pérdida. El cristiano Reformado rechaza la enseñanza de que la Verdad se contradice a sí misma. Pero encuentra de un modo inequívoco que en la Escritura hay a veces dos verdades que no pueden ser reconciliadas en el tribunal de la razón humana, y en tal caso sujeta gustosamente su lógica a la Palabra divina. El más fuerte y noble motivo para el Evangelismo debe ser el amor para el adorable Señor y Dios.

CAPÍTULO 15

DIOS Y EL MÉTODO DEL EVANGELISMO

El método del evangelismo debe ser determinado por los principios del mismo. Dios es un Dios de ley y de orden, pero también es un Dios que admite variedad, que tiene también su lugar en el método evangelístico. La procedencia de la Iglesia organizada La Iglesia Cristiana es un agente ordenado por Dios para el Evangelismo. Según la Escritura, la Iglesia organizada es el primer agente del Evangelismo, y ello trae varias implicaciones definidas. En primer lugar, la Iglesia organizada debe realizar labor evangelística. En segundo lugar, las asociaciones voluntarias de creyentes, no deben, en circunstancias normales sustituir a la Iglesia. Los comités misioneros, y los evangelistas independientes de control eclesiástico, solamente deben ser organizados cuando la Iglesia falla en realizar la tarea asignada por Dios, y todos los esfuerzos para persuadirla han fracasado.

En tercer lugar, los concilios eclesiásticos no son iglesias. En cuarto, la razón porque Dios ha asignado la obra del evangelismo principalmente a la iglesia organizada, es porque el resultado ha de ser, convertidos que deben unirse a la Iglesia, El propósito del evangelismo no es meramente la salvación de almas individuales, sino la adición de almas salvas a la Iglesia. La prioridad del evangelismo Educativo Hay dos métodos de evangelismo en contraste, el evangelismo de masas y el evangelismo personal. Hay argumentos de valor contra el evangelismo de masas, como es concebido y generalmente llevado a cabo hoy día. Hoy día las masas del pueblo están casi totalmente ignorantes de la historia bíblica, y de la doctrina bíblica. Por consiguiente, la predicación debe ser hoy día, antes que todo, instructiva.

Existe una creciente y justa demanda a que el evangelista pruebe lo razonable de la religión cristiana. Se supone que el hombre no regenerado tiene capacidad, de su propia y libre voluntad, para aceptar a Cristo por la fe; y que es tarea del evangelista apelar por medio de una poderosa invitación, a la voluntad y emociones del hombre natural para "hacerle levantar". El evangelismo de masas tiene que ser estimulado porque tiene que ser llevado, tan pronto como sea posible, a tantos como sea dable alcanzar. Debe dar oportunidad de un modo u otro a aquellos que quieran conocer más acerca del camino de Salvación a que lo expresen. Es asunto de suprema importancia que aquellos que expresan tal deseo sean realmente instruidos después. De este modo el evangelismo personal sería el resultado del evangelismo de masas.

El método total El evangelista no debe solamente proclamar el evangelio de la salvación del pecado y de la muerte, más también impartir los beneficios de la cultura. Los medios modernos de transporte y comunicación Los medios modernos de transporte, los medios de comunicación entre otros inventos, representan el descubrimiento por parte del hombre de aquellas leyes de la naturaleza dadas por Dios desde un principio, de la creación. Dios quiere que su Iglesia haga un uso diligente y eficaz de los medios modernos de transporte y comunicación para la más pronta extensión del Evangelio a las partes más remotas de la tierra, apresurando así el día de la vuelta triunfal de Cristo (Mateo 24:14) La Iglesia indígena Cuando la Iglesia ha nacido en un país extranjero por la predicación del Evangelio, el misionero encargado debe trasladarse a otro país y dejar la nueva iglesia nativa organizada navegar por sí misma. El pastor nativo no tiene mayor deber de discutir y ganar personas de fuera que el enseñar a su rebaño la Palabra de Dios.

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