1 Corintios 6:9-11 “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino
de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los
adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los
ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los
estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya
habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido
justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro
Dios.”
Nuestro Señor Jesucristo comisionó a su Iglesia
diciendo: Id por todo el mundo, predicad el evangelio a toda criatura.
También nuestro Señor dijo: Id y doctrinad enseñándoles que guarden
todas las cosas que os he mandado, el Señor ordena a predicar y a
doctrinar, son dos cosas fundamentalísimas que se complementan la una a
la otra. Predicar sin doctrinar, es sembrar sin poder cosechar;
doctrinar sin predicar es querer cosechar sin sembrar. Dios ha puesto
sobre nosotros una carga muy grande por las almas que nunca han
escuchado el evangelio, pero también nos ha cargado, por las almas que
continuamente escuchan el evangelio.
Es muy doloroso que las almas
se pierdan, sin nunca haber escuchado el evangelio. Pero es mucho más
doloroso que las almas se pierdan escuchando todos los días el
evangelio. Es muy triste perder el alma en la selva, es mucho más triste
perder el alma en la iglesia. Es mejor ser un pagano en la selva, que
ser un mundano en la iglesia.
Es terrible ser frío y perderse en la selva, pero es mucho más terrible ser tibio y perderse en la iglesia.
De hay la responsabilidad de la iglesia de no solamente predicar y
evangelizar, pero también doctrinar y enseñar. Nosotros siempre hemos
hecho ambas cosas, por eso este estudio en esta ocasión se trata sobre
LA SANTIDAD.
El significado primario de la palabra santidad es
separación o dedicación para vivir para Dios y para servirle. Si la
demanda divina de santidad o separación incluye la casa templo, el
mobiliario, los utensilios, todo lo utilizado en rendir culto a Dios
tiene que ser separado exclusivamente para Dios, mucho más se requiere a
nosotros como hijos de Dios, todo nuestro ser: espíritu, alma y cuerpo.
La Palabra de Dios enseña enfáticamente que “sin santidad, nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). En (San Lucas 1:75) declara que este evangelio es “en santidad y en justicia” En (1 pedro 1:15-16) dice: “como aquel que os llamó es santo, sed
también vosotros santos en todavuestra manera de vivir; porque escrito
está: Sed santos, porque yo soy santo.”
En (2 Corintios 7:1) dice:
“limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu,
perfeccionando la santidad en el temor de Dios.” En (Efesios 4:24) se nos ordena diciendo: “vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.”
En Tito 2:11 nos declara: “enseñándonos que, renunciando a la impiedad y
a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y
piadosamente” El Salmo 24:3-4 dice: “¿Quién subirá al monte de
Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de
corazón;El que no ha elevado su alma a cosas vanas, Ni jurado con
engaño” En Mateo 5:8 dice: “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.” En 1 Juan 2:15-17 dice: “No améis al mundo, ni las cosas que están en
el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 2:16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los
deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre,
sino del mundo. 2:17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”
En 1 Timoteo 2:8-10 dice: “quiero, pues, que los hombres oren en todo
lugar, levantando manos santas, sin ira ni contienda. Asimismo que las
mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con
peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con
buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad”. “porque
así también se ataviaban en otro tiempo aquellas santas mujeres que
esperaban en Dios,” (1 Pedro 3:5).
Hoy día hay mucha gente en
las iglesias que dicen ser salvos, pero viven, actúan y visten como lo
hace el mundo. Dicen ser cristianos pero viven y visten como mundanos y
hasta como paganos. A los tales les preocupa más estar a la moda, que
estar en santidad. No siguen los dictados de la Biblia, sino los
dictados de Hollywood y de París. No se puede establecer la diferencia
entre los tales y los inconversos y paganos. No solo se contaminan ellos
mismos, sino que también contaminan la casa de Dios porque asisten a la
misma, vestidos indecorosamente. Refiriéndose a la casa de Dios dice el
Salmo 93:5 como sigue: “la santidad conviene a tu casa, oh Jehová, por
los siglos y para siempre”.
Muchos dicen que Dios no se fija en lo
exterior, pero estas citas bíblicas que hemos leído se refieren e
incluyen lo exterior. Muchos dicen que Dios lo que mira es lo interior,
pero al mirar lo interior, ya ha tenido que mirar lo exterior. La
santidad tiene precisamente dos aspectos: El interno y el externo, esto
es, el aspecto del corazón y el aspecto de la conducta exterior, uno
tiene que ver con los motivos; el otro con las acciones. La santidad
interna, es un estado de pureza obrado por el Espíritu de Dios. La
santidad externa es una vida de justicia y devoción a los más elevados
ideales del evangelio. La verdadera santidad interna, siempre se
manifestará externamente, manteniendo normas altas de conducta conforme a
la Palabra de Dios, y por consiguiente, diferentes a las del mundo. El
creyente santificado, será diferente tanto en lo interior como
exteriormente.
La Biblia claramente enseña como debemos andar (Juan
2:6) “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” y
(Efesios 4:17) “Esto, pues, digo y requiero en el Señor: que ya no
andéis como los otros gentiles, que andan en la vanidad de su mente”
La Biblia claramente enseña como debemos conversar (1 Pedro 1:15) “como
aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda
vuestra manera de vivir”
La Biblia claramente enseña como debemos
vestir (1 Timoteo 2:9). “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa
decorosa, con pudor y modestia… como corresponde a mujeres que profesan
piedad.” Esto también se aplica para los hombres para vestir ropas
ridículas. Dios nos ha llamado a pureza y a santidad. Dice(1
Tesalonicenses 4:7) “Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a
santificación.”
Nosostros tenemos que seguir el llamado de Dios y el
dictado de la Biblia, y no el llamado del mundo y los dictados de modas
indecorosas. El camino al cielo, es camino de santidad. Dice en Isaías
35:8 “Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad;
no pasará inmundo por él...” Dios es santo y el camino que conduce a Él,
es camino de santidad, porque sin santidad nadie verá al Señor.
Hermanos y amigos: Causa dolor ver la condición de tantos creyentes,
iglesias y denominaciones llenos del mundo, completamente mundanos,
viviendo, actuando, hablando, vistiendo como el mundo, amando al mundo y
las cosas del mundo, ellos reclaman que son cristianos, reclaman que
irán al cielo, piensan que Dios no interviene en lo exterior, pero
leamos la severa amonestación del Apóstol Santiago que dijo: “¡Oh almas
adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?
Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo
de Dios” (Santiago 4:4). Causa mucho dolor, que aflige el corazón y
muchos naufragan en la fe, cuando ven a notorios predicadores, que son
notorios adúlteros, fornicarios, o divorciándose y recasándose repetidas
veces con una facilidad espantosa. O engañadores, cuyo dios es el
vientre, aprovechándose de la buena fe de los creyentes.
La razón
por la cual el mundo no ha sido evangelizado, es precisamente por los
malos testimonios, la mundanalidad, la falta de santidad en individuos e
iglesias. Con razón el Apóstol Pedro afirma: “Mas vosotros sois linaje
escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para
que anunciéis las verdades de Aquel que os llamó de las tinieblas a su
luz admirable” Quiere decir, que para poder anunciar con efectividad las
virtudes del evangelio, tenemos que ser gente santa. En el Antiguo
Testamento, cuando un sacerdote manchaba, o deshonraba su ministerio con
adulterio, fornicación o idolatría, Dios lo excluía, lo eliminaba del
ministerio, y lo que más Dios le permitía, después que se arrepentían,
era ser porteros en el templo. Y hoy día, si tantos adúlteros y
fornicarios que manchan y deshonran el ministerio y los púlpitos,
salieran del ministerio y se arrepintieran, ¡qué muchos porteros habría!
Hermano, hermana: si Ud. encuentra que en su vida hay cosas,
conversaciones, vocabulario, modas, costumbres, maneras de vivir que no
son santas, que no agradan a Dios, es mejor que Ud. se humille en la
presencia de Dios, le pida perdón y le prometa abandonar tales cosas
para entrar plenamente en el camino de santidad, porque SIN SANTIDAD,
NADIE VERÁ AL SEÑOR.
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