“Gobierna sus asuntos con juicio, por lo cual no resbalará jamás”.
Salmos 112.5-6
Dice la Palabra de Dios que aquel que gobierna sus asuntos con juicio, por obrar de esta manera, no resbalará jamás.
No importa cuán resbaladiza pueda ser la situación o el contexto en el
que estés, si a la hora de gobernar tus asuntos, lo hacés con juicio,
por actuar de esta forma, jamás resbalarás.
La primera acepción de “juicio” está relacionada con ser juicioso:
Elaborando un presupuesto mensual de gastos.
Alejando el endeudamiento de nuestra vida.
Siendo prudentes a la hora de emprender cosas.
Ahorrando e invirtiendo para el futuro.
Proveyendo para el futuro de nuestros hijos.
La segunda acepción de “juicio” está relacionada con ser justo:
Para con Dios, dándole a Él nuestros diezmos y ofrendas.
Para con el Estado, pagando nuestros impuestos.
Para con los empleados, pagando lo que corresponda.
Para con nuestros empleadores, trabajando honestamente.
Para con el prójimo, no defraudando a nadie.
Cuando actuás de esta forma, siendo juicioso y justo, dice Dios en su Palabra que no resbalarás jamás.
Al actuar así, esto se convierte en una promesa para tu vida la cual te
debe llenar de tranquilidad y expectativa para tu futuro.
También aleja el temor y la incertidumbre de vos y de tu familia, porque
más allá de lo que pueda suceder en el mundo, vos no resbalarás jamás, y
“jamás” significa “nunca”.
Yo bendigo tu vida para que puedas
gobernar tus asuntos con juicio y, de esta forma, desarrollar una
economía sólida y estable, en la actualidad y en el futuro, y nunca
jamás resbalar.
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