viernes, 28 de octubre de 2011

LA ETICA PROTESTANTE Y EL ESPIRITU DEL CAPITALISMO


Max Weber
En una sola frase la tesis de Weber es que el mundo protestante es más exitoso económicamente que el mundo católico gracias al influjo de la religión protestante en cada uno de sus individuos: amor al trabajo, honradez, ahorro y un apego permitido a lo material, algo que el catolicismo solo supo predicar los domingos pero no controlar ni inculcar en la cotidianeidad de su pueblo.

En base a estudios estadísticos propios, en la Alemania de principios del s. XX, el autor comienza señalando que en dicho país los protestantes participan en la posesión del capital mucho más que los católicos. La primera causa de esta diferencia es que la Reforma trajo consigo una dominación eclesiástico-religiosa de la vida cotidiana mucho más estricta y rigurosa que la católica, en ese entonces un “poder extremadamente suave” sobre la vida de los individuos. La iglesia católica “castiga al hereje, pero es indulgente con el pecador”. Las pujantes clases burguesas aceptaron la tiranía puritana protestante e incluso la defendieron, ensalzando así el trabajo, la vida pura, el ahorro, entre otros.

También sus estadísticas señalan que los protestantes acuden y estudian para profesiones de tipo industrial y mercantil en mayor proporción que los católicos, quienes prefieren en su mayoría los estudios humanistas. Plantea que las causas provienen de características propias a cada confesión y no a contingencias histórico-política.

El gusto por el humanismo en desmedro de la ciencias podría explicarse por un mayor “alejamiento del mundo” por parte del catolicismo, que ha educado a sus fieles en un espíritu de indiferencia ante los bienes mundanos. Los protestantes tachan esto de pereza; los católicos en cambio, a los protestantes, de materialistas… “que sería consecuencia de la laicización de todo el repertorio vital llevada a cabo por el protestantismo”. Weber da a entender que el católico es conformista y prefiere la seguridad, mientras que el protestante se atreve con el peligro y la exaltación.

Las “formas más puras e íntimas de la piedad cristiana” se hallan también en el área protestante. El énfasis protestante no está en la confesión sino en la conducta: trabajo, pureza, no alcohol, no fiestas, si familia, si ahorro. Los protestantes son famosos por su laboriosidad: los hugonotes en Francia son un buen ejemplo en el seno del catolicismo. Énfasis en la conducta: “minuciosa reglamentación religiosa de la vida”. Otro ejemplo es la tolerancia de Federico I de Prusia, quien permitió que los menonitas no hicieran el servicio militar porque sabía de su enorme capacidad de trabajo.

“La falta más absoluta de escrúpulos cuando se trata de imponer el propio interés en la ganancia de dinero es una característica peculiar de aquellos países cuyo desenvolvimiento burgués capitalista aparece “retrasado” en relación a la medida de la evolución del capitalismo en Occidente. Cualquier fabricante sabe que es justamente la falta de conscienziosità de los trabajadores de países como Italia (a diferencia de Alemania por ejemplo) uno de los obstáculos principales de su evolución capitalista, y aún de todo progreso en general”. Estas probidad y escrúpulo en un capitalismo exitoso provienen de la rigurosidad y vigilancia de los preceptos inculcados por el protestantismo en la vida de cada cual.

Continúa con el espíritu del capitalismo: la diferencia entre católicos y protestantes no está tampoco, según él, en la intensidad del “impulso adquisitivo” por parte de los segundos, ni en su desarrollo, puesto que una intensidad desenfrenada, sin escrúpulos, es perjudicial al espíritu capitalista.

Uno de los principales obstáculos que tuvo que afrontar el espíritu capitalista fue la conducta tradicional de trabajar para la suficiencia, “ganar lo necesario para seguir viviendo”. De poco sirvió para combatir esta conducta el trabajo a destajo (una temporada corta ganando mucho dinero); luego se intentó lo contrario, bajar el nivel de los salarios, asunto que resultó hasta ciertos límites. Capitalismo como selección económica de sujetos. Los salarios bajos a veces perjudican fisiológicamente y por lo tanto se selecciona a “los más inútiles”. Dice que el salario bajo es contrario a los trabajos cualificados.

El trabajo como un fin en sí, como “profesión”, como algo querido, es algo que el “capitalismo exige”, y que no se logra con salarios altos o bajos sino con educación, mediante moralización religiosa por ejemplo, asociándola con la economía.

Pre-capitalismo: trabajo doméstico, oficios. Por tradicional entiende el trabajo para cubrir las necesidades de la vida y un poco más, sin ansia de capital acumulándose. Esto es típico de sistemas precapitalistas. Pero cuando uno sólo decide enriquecerse (con cambios en sus medios de producción, reorganización de políticas de compras y ventas…) los demás están casi obligados a seguir sus pasos, porque el primero acapara. El hombre precapitalista detesta al capitalista.

Origen del capitalismo; dos leitmotiv según Sombart: la “satisfacción de las necesidades” y el “lucro”. La seguridad eterna, la despensa bien llena, o la capacidad de adquirir cualquier cosa. Así el enriquecerse se convierte en “profesión”.

Niega la racionalización del Derecho privado como algo fundamental en el auge del capitalismo. Tampoco la filosofía laica y racionalista (s. XVIII) “floreció de modo exclusivo ni siquiera dominante en los países económicamente más adelantados”. El racionalismo “no es en modo alguno campo abonado para que florezca esa relación del hombre con su “profesión”, en el sentido misional, que requiere el capitalismo”. “La dedicación abnegada … al trabajo profesional… era y sigue siendo uno de los elementos característicos de nuestra civilización capitalista”.

La palabra “profesión” tiene un matiz religioso en todos los pueblos de mayoría protestante, mientras que carece de él en los católicos, y en las lenguas antiguas sólo el hebreo parece tener un matiz religioso para esa palabra. Beruf, en alemán, y calling, en inglés. Dichas palabras nacieron de traducciones de la Biblia, pero “no del espíritu del texto original sino precisamente del espíritu del traductor”, de la traducción de Jesús Sirach pasó al lenguaje de los demás pueblos protestantes que la adoptaron. Así el trabajo obtiene un sentido sagrado. La “superación de la moralidad terrena” se realiza según el protestantismo mediante el cumplimiento de los deberes que cada cual se impone según su posición en la vida y su profesión, y no mediante la ascesis monástica. Pero sin embargo Weber no considera el sentido del trabajo como castigo desde la expulsión del paraíso, bastante distinto de “misión”, y si los protestantes en su mayoría siguen los preceptos y los sentidos de la Biblia, dicha concepción aparecida en el génesis no debió haber sido omitida.

El protestantismo rompe definitivamente con la vida monástica; según Lutero aquella es “el producto de un desamor egoísta” que “carece de valor para justificarse ante Dios”, que “se sustrae al cumplimiento de los deberes”; en cambio ensalza el trabajo profesional como amor al prójimo. Weber señala el nexo con Adam Smith: “la división del trabajo obliga a cada cual a trabajar para los demás”; de paso anula completamente la autosuficiencia.

La concepción del trabajo y la profesión es una de las mayores aportaciones de la Reforma y de Lutero. Pero Lutero no puede relacionarse directamente con el espíritu del capitalismo, pues se encuentran en sus palabras diatribas contra los grandes mercaderes, contra la usura, el préstamo y el interés.

La visión paulista del trabajo y de la profesión es la de un medio al que no de le debe atribuir excesiva importancia; pues lo importante es conseguir la bienaventuranza (p.69). Es decir que el trabajo no es la bienaventuranza para la concepción paulista. El protestantismo temprano asocia trabajo y profesión al destino: “cada cual debe permanecer en la profesión y estado en el que le ha colocado Dios…”.

La Reforma es inimaginable sin la evolución “personalísima de Lutero”, pero su “obra no hubiera sido duradera sin el calvinismo”. Católicos y luteranos aborrecen por igual al calvinismo, porque este muestra una enérgica dedicación puritana al mundo.

La reforma o las influencias religiosas no son indispensables ni para el nacimiento ni para el desarrollo del capitalismo pero si participan e influyen en él; basta “establecer si han existido afinidades electivas entre ciertas modalidades de la fe religiosa y la ética profesional” (p.76) para demostrarlo.

Iglesias reformadas, puritanas o ascéticas: calvinismo, pietismo, metodismo, bautistas (bautizantes), presbiterianas. El metodismo nace en XVIII dentro de la iglesia anglicana; se separa de ésta al llegar a América. El pietismo nace del calvinismo inglés y holandés, se unió a la ortodoxia y finalmente se incorporó al luteranismo. El movimiento puritano (o ascético) atacaba los fundamentos del anglicanismo, al parecer igual de poco riguroso con sus fieles que el catolicismo; el puritanismo se abocaba a la fidelidad moral-vida.

El hombre debe recorrer solo su camino en la búsqueda de la felicidad eterna, camino ignorado pero prescrito de antemano: “nadie podía ayudarle; no el predicador, porque sólo el elegido era capaz de comprender el espíritu de la palabra de Dios; no los sacramentos…” porque solo son medios para aumento de su gloria; tampoco la iglesia, que fuerza a los hombres a cumplir esos preceptos. “Este radical abandono… de la posibilidad de una salvación eclesiástico sacramental era el factor decisivo frente al catolicismo. Con él halló acabamiento el proceso de “desencantamiento” del mundo”. El hombre busca él solo Dios y la bienaventuranza, y además está predestinada a encontrarla.

EVANGELISMO PERSONAL

APUNTES DE APOLOGETICA BIBLICA

 "¿Qué es la Apologética Cristiana?"

Respuesta:
La palabra inglesa “apology” viene de una palabra griega que significa fundamentalmente “dar una defensa.” La Apologética Cristiana, entonces, es la ciencia de dar una defensa de la fe cristiana. Hay muchos escépticos que dudan de la existencia de Dios y/o atacan una creencia en el Dios de la Biblia. Hay muchos críticos que atacan la inspiración y la inerrancia de la Biblia. Hay muchos falsos maestros que promueven doctrinas falsas y niegan las verdades claves de la fe cristiana. La misión de los apologéticos cristianos es combatir estos movimientos, y en su lugar, promover al Dios cristiano y la verdad cristiana.

Probablemente el versículo clave en la Biblia para la apologética cristiana es 1 Pedro 3:15, “sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros…” No hay excusa ninguna por qué un cristiano sea completamente incapaz de defender su fe. Todo cristiano debe poder dar una presentación razonable de su fe en Cristo. No, no todo cristiano necesita ser experto en la apologética. Todo cristiano, sin embargo, debe saber lo que cree, por qué lo cree, cómo compartirlo con otros, y cómo defenderlo contra mentiras y ataques.

El segundo aspecto de la apologética cristiana, la cual es evitada muchas veces, es la segunda mitad de 1 Pedro 3:15, “con mansedumbre y reverencia”. El defender la fe cristiana con la apologética nunca debe involucrar el ser mal educado, enojado, o irrespetuoso. Mientras practicamos la apologética cristiana, debemos esforzarnos a ser fuertes en nuestra defensa, y al mismo tiempo, como Cristo en nuestra presentación. Si ganamos un debate, pero alejamos aun más a la persona de Cristo por nuestra actitud, hemos perdido el propósito verdadero de la apologética cristiana.

Hay dos aspectos primarios / métodos de la apologética cristiana. El primero, comúnmente conocido como la apologética clásica, involucra el compartir pruebas y evidencias que muestran que el mensaje cristiano es verdad. El segundo, comúnmente conocido como la apologética presuposicional, involucra el confrontar las presuposiciones (ideas preconcebidas, suposiciones) tras de las posiciones anticristianas. Proponentes de los dos métodos de la apologética cristiana a menudo se debaten sobre cuál método sea el más eficaz. Parece ser más productivo usar ambos métodos, dependiendo de la persona y la situación.

La apologética cristiana es fundamentalmente la presentación de una defensa razonable de la fe y la verdad cristiana a aquellos que no estén de acuerdo con ellas. La apologética cristiana es un aspecto necesario de la vida cristiana. Somos todos mandados a estar preparados y equipados para proclamar el evangelio y defender nuestra fe (Mateo 28:18-20; 1 Pedro 3:15). Esta es la esencia de la apologética cristiana.

HOMILETICA BIBLICA

EXEGESIS BIBLICA

El término exégesis corresponde a la palabra griega exegesis, que significa explicación, interpretación, y deriva del verbo ex-egeomai, dirigir, sacar fuera; por extensión, explicar, exponer, narrar. En este sentido se usa en lo 1,18: «Nadie ha visto jamás a Dios. Dios unigénito, el que está en el seno del Padre, pl lo ha dado a conocer» (exegesato), lo ha explicado (Lc 24,35; Act 10,18; 15,15; 21,19). Muy a menudo, y por razón de su etimología, el término exégesis se toma como sinónimo de hermenéutica (v. INTERPRETACIÓN), del griego hermeneuo, que significa traducir (lo 1,42; 9,7; Heb 7,2) y exponer (Lc 24,27). El origen etimológico de hermeneuein y de sus derivados es discutido, pero parece conducir a raíces que significan hablar, decir, emparentadas a sermo y a verbum latinos (G. Ebeling, en RGG 111,243).
   
      Algunos autores contemporáneos (p. ej., Ebeling) engloban la e. y todo trabajo bíblico en general con la hermenéutica. Sin embargo, la mayoria de los autores distinguen en la práctica entre hermenéutica y e., entendiendo por aquélla la búsqueda de la naturaleza y de los principios de una justa interpretación, cuya significación no_ tiene evidencia inmediata (R. Marlé, Le probléme théologique de 1'herméneutique, Les grands axes de la recherche contemporaine, París, 1963, 10). Por e. se entiende la exposición y declaración de un libro o de un pasaje del mismo. La hermenéutica es la ciencia (episteme) que señala las reglas que el exegeta debe tener en cuenta para interpretar rectamente un libro (v. INTERPRETACIÓN II); la e. es el arte (texne) de aplicar las reglas de la hermenéutica, de utilizarla como medio para conseguir su propio fin. Si la hermenéutica y la e. tienen por objeto los libros de la Biblia, reciben el calificativo de bíblica o sagrada.
   
      1. Finalidad de la exégesis bíblica. La tarea suprema de la e. b. «es la de hallar y exponer el verdadero sentido de los Libros Sagrados y, al hacerlo, deberá tener siempre presente que lo que más ahincadamente ha de procurar es ver y definir cuál es el sentido de las palabras de la Biblia, que llaman literal» (enc. Divino afflante Spiritu: EB 550). Pero como los libros de la Biblia han sido escritos por inspiración del Espíritu Santo, y Dios en su composición se valió de hombres elegidos, que usaban de todas sus facultades y talentos, se deduce que estos hombres son también verdaderos autores de sus respectivos libros, pues, al obrar Dios «en ellos y por ellos, pusieron por escrito todo y sólo lo que Dios quería» (Const. Dei Verbum, 3,11). Esta dualidad de autores no significa que en el texto sagrado haya dualidad o disparidad de sentidos literales, es decir, un sentido divino, el único infalible, y un sentido humano, bajo el cual se oculta el sentido divino (EB 612). Todo lo que afirman los hagiógrafos, o autores inspirados, lo afirma el Espíritu Santo, y viceversa (v. BIBLIA III).
   
      En la S. E. suelen distinguirse varios sentidos (v. NOEMÁTICA), como consecuencia de la riqueza del texto bíblico, al que puede y debe acudir el cristiano para encontrar alimento para su fe, estímulo para su esperanza, impulso para su amor, norma para su comportamiento. Pero esos sentidos no están en contradicción entre sí ni forman una dispersión inorgánica, sino que se basan en uno que debe considerarse primario: el que se llama sentido literal, o expresado por la letra del texto mismo. La Biblia no es una obra esotérica o ambigua, sino profundamente verdadera que nos trasmite un claro y definido mensaje de salvación. Por eso el sentido literal es, como suele decirse, universal (ya que no hay ningún texto bíblico que carezca de sentido) y único (puesto que todo texto tiene un sentido básico, sobre el que pueden apoyarse otros, pero sin contradecirlo). El primer deber del exegeta bíblico es, pues, esforzarse por determinar y estudiar, con todos los medios a su alcance, el sentido literal de un pasaje o libro bíblico.
   
      Pero con ello no está del todo precisada la finalidad de la e. bíblica. En efecto, ¿qué se entiende exactamente por sentido literal? Exegetas y teólogos discrepan a veces en efecto cuando se trata de definir con precisión el sentido literal. Numerosos exegetas, tanto antiguos como actuales, definen el sentido literal bíblico partiendo de la intención de Dios, autor principal de las S. E. Según Patrizzi, sentido literal bíblico es «el que el Espíritu Santo quiso enunciar» (De Interpretatione Scripturarum Sacrarum, Roma 1862, 6). Y Santo Tomás afirma que «vero sensus litteralis est quem auctor intendit, auctor autem Sacrae Scripturae Deus est» (Quodl. VII a14 ad5; De potentia, 9,4, al), es decir, da al sentido literal bíblico una extensión amplia y lo extiende a todas las enseñanzas que Dios, autor primero de la Biblia, nos da por la letra de sus textos. No se pregunta si estas enseñanzas entran explícitamente en la intención didáctica de los escritores sagrados, autores instrumentales subordinados a Dios, que hace que formulen su propia palabra (Grelot, o. c. 312). En este supuesto cabe admitir que Dios pudo dar a las palabras del hagiógrafo un sentido más alto, más amplio y pleno, dentro de la misma línea, que el que quiso expresar el autor humano. Éste pudo conocer sólo en parte el sentido literal intentado por Dios, por ser el hombre instrumento deficiente, de comprensión limitada, con relación a Dios que lo sabe todo (J. Gribmont, Le lien des deux Testaments selon la théologie de St. Thomas, «Ephemerides Theologicae Lovanienses», 22, 1946, 73).
   
      «Los antiguos partían de Dios como punto de referencia: Dios habla en las Escrituras. Modernamente se prefiere decir que los autores humanos escribieron bajo la inspiración divina. En ambos procedimientos cabe ver un matiz especial» (L. Cerfaux, Simples réflexions á propos de 1'exégése apostolique, «Ephemerides Theologicae Lovanienses» 28, 1949, 565). Esa afirmación podría ser matizada, a fin de evitar toda contraposición radical, que no corresponde por entero a la realidad, pero apunta no obstante hacia un dato objetivo que repercute en la misma definición del sentido literal. Así, para Benoit, es sentido literal «el que ha querido expresar el autor humano» (La Prophétie, París-Tournai 1947, 355); según G. Courtade, es «lo que el hagiógrafo quiso efectivamente expresar en y por las palabras de que se sirvió» (Le sens de 1'histoire et la classification usuelle des sens scripturaires, «Recherches de Science Religieuse», 36, 1949, 136-141); igualmente, para A. M. Dubarle, «es el sentido querido por el autor humano de un libro inspirado» (Le sens spirituel, «Rev. des Sciences Philosophiques et Théologiques», 31, 1947, 43). Otros autores critican esas definiciones por estimar que colocan el acento en un dato subjetivo -la intención del escritor- difícil de determinar. «La identificación del sentido literal con la intención del autor conduce a una antinomia implacable» (L. Lapointe, Les trois dimensions de l'herméneutique, París 1967, 40; éste es también el pensamiento de G. Gadamer, Wahrheit und Methode, Grundzuge einer philosophischen Hermeneutik, 2 ed. Tubinga 1965). De ahí que algunos definan el sentido literal partiendo de la expresión objetiva de las palabras: «Es el que se desprende de las mismas palabras correctamente interpretadas» (L. Pirot, Initiation biblique, París 1939, 332). «Es sentido literal todo lo que se encuentra en la letra y sólo en la letra, sin preocuparse de si fue conocido y querido a la vez por Dios y el hagiógrafo, o por Dios solamente» (A. Fernández, Apostillas relativas a los sentidos bíblicos, «Biblica», 37, 1956, 187-191). Una posición sintética es la que adopta R. C. Fuller: «el sentido literal de la Escritura es el que se deduce directamente del texto y es intentado por el escritor sagrado» (La interpretación de la S. E., en Verbum Dei, I, Barcelona 1956, n° 39).
   
      Por debajo de esas diversas definiciones aflora un problema de fondo, que influye en la comprensión misma de la e., y que conviene poner de manifiesto. Dicho sintéticamente: un énfasis excesivo en la intención del autor, que podría ser legítimo en el caso de un libro meramente humano, podría conducir la e. bíblica a cerrarse a las aportaciones que vienen de luces que Dios da en momentos posteriores, es decir, a perder el sentido de la unidad de la S. E., etc. Si tenemos presente el designio revelador da Dios y la pedagogía con la que ha procedido en su manifestación, se advierte claramente que no hay dificultad alguna en admitir que el autor humano pudo no tener conciencia clara de la plenitud de la Revelación, a la cual colabora, pero de una manera fragmentaria. Esto es comprensible, sobre todo para los autores de los libros del A. T., los cuales no podían dar una formulación perfecta de la economía de la salvación antes de la entrada de Cristo en el curso de la historia de la humanidad. Pero tenían una conciencia incoativa de estos misterios, y sus escritos contribuyen con un testimonio positivo, que aparecerá en toda su nueva profundidad una vez se lean a la luz de la Palabra de Cristo y del Evangelio (v.) anunciado a todo el mundo. «Entonces desaparecerán las ambigüedades, las insuficiencias se llenarán, sus límites crujirán, ya que los aspectos del misterio que ellos intuían a su manera y que no lograron formular de una manera adecuada, quedan ahora patentes en toda su amplitud. Es perfectamente legítimo otorgar toda esa plenitud de sentido a un texto que, antes, no contenía más que una expresión incoativa de la doctrina» (Grelot, La Bible parole de Dieu, París 1965, 316).
    

¿ CREE QUE EL FIN DEL MUNDO LO PREDICE EL HOMBRE O LA BIBLIA?

LA HISTORIA DEL DIA DE LAS BRUJAS

Trescientos años antes que Jesús naciera, los Celtas habitaron las islas Británicas, Escandinava y Europa Occidental Eran un grupo común y corriente, así como muchos de hoy en día. Su gobierno estaba controlado por una sociedad de sacerdotes paganos llamados Druidas.

Los Druidas eran satanistas que alababan y servían al dios de la muerte Samhain (pronunciando Sa-ma). Estos sacerdotes satánicos literalmente controlaban la vida de las personas a través de un mecanismo de temor, mucha muerte, enfermedades y destrucción les sobrevino a los Celtas como resultado de los Druidas y sus prácticas.

Cada año, el 31 de octubre, los Druidas celebraban la noche del Samhain, mejor conocido como el festival de la muerte, el que es reconocido actualmente por los satanistas.

Antón Lavey, autor de la “biblia satánica” y gran sacerdote de las iglesias satánicas, dice que existen tres días importantes para los satanistas: su cumpleaños, el 30 de abril y el día mas importante: Halloween. Añade que es en esa noche en la que los poderes satánicos llegan a su nivel máximo, y cualquier brujo u ocultista que haya tenido dificultad con hechizos o maldiciones puede alcanzar éxito en sus conjuros durante esa noche.

El 31 de octubre es el comienzo de un nuevo año para la brujería. La enciclopedia Word Book dice que este es el inicio de todo lo “frió, oscuro y la muerte”.

DULCE O TRAVESURA
Los sacerdotes Druidas iban de casa en casa demandando todo tipo de comidas extrañas para su propio consumo y para ofrecerla después en el festival de la muerte. Si la gente se negaba a sus demandas hablaban una maldición demoníaca sobre el hogar, y la historia cuenta que alguien de esa familia moría en transcurso del año.

LA CALABAZA
Los Druidas llevaban consigo un gran nabo hueco al que le esculpían un rostro en la parte frontal, esto para representar el espíritu demoníaco en el cual dependían para obtener poder y conocimiento. Este espíritu es llamado un espíritu familiar.

El nabo encendido con una vela que va por dentro era usado por los Druidas como una linterna conforme iban de casa en casa por la noche, ellos creían que dicho espíritu habitaría en los nabos y los ayudaría a llevar a cabo los hechizos que habían proferido sobre los hogares y vidas de aquellos que se rehusaban ante sus demandas.
Cuando esta practica vino a América, en los siglos XVIII y XIX, los nabos no eran conocidos, pero si tenían un vegetal nativo: LA CALABAZA.

El nombre dado al espíritu que habitaba en el nabo era “Jock” y al llegar a América cambio a “Jack” quien vive en la linterna. Todo esto llego hasta nosotros vía los Estados Unidos.

QUE SIGNIFICA HALLOWEEN?
Cuando el emperador Constantino decretó que los habitantes de su imperio se convirtieran al cristianismo, muchos ritos paganos se introdujeron. Fue así como el festival de Samhain se infiltro.

Ante la imposibilidad de abolir completamente las fiestas paganas, la iglesia decidió santificar algunas de ellas. En el siglo IX el Papa declaro el 1 de noviembre como el día de todos los santos, en honor a todos los martirizados. La misa que se decía en el día de los santos es el “All hallowmas” y con los años se convirtió en All Hallows Eve, All Hallowed Eve y finalmente Halloween.

Sin embargo, la gente no dejo sus ritos paganos ni dejo de alabar a los demonios. Lo que fue en un principio sigue siendo, Halloween es un dia que promueve lo frio, lo oscuro y la muerte.

NUESTRA POSICIÓN COMO CRISTIANOS
Historia de Halloween y La Biblia1. La fiesta de Halloween, es una fiesta dedicada a Satanás y a sus demonios y no consideramos que sea una opción para divertimos. “Y no participéis en las obras de las tinieblas, sino mas bien reprendedla” Efesios 5:11

2. Es una fiesta que ademas apela al consumismo y promueve valores extraños a nuestra cultura.
3. Creemos que lo importante no son las expresiones externas de la fiesta, sino lo que se esconde tras ellas: la adoración a Satanas.

4. Sostenemos firmemente que el unico digno de adoración es JESÚS, el hijo de Dios.

“Para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que estan en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Senor para la gloria de Dios Padre”. Filipenses 2:10-11.

martes, 18 de octubre de 2011

¿PORQUE NO TODAS LAS RELIGIONES SON IGUALES?

Se piensa que todas las religiones son buenas. Todas -salvo degeneraciones extrañas que son como la excepción que confirma la regla- llevan al hombre a hacer cosas buenas, exaltan sentimientos positivos y satisfacen en mayor o menor medida la necesidad de trascendencia que todos tenemos. En el fondo, da igual una que otra. Además, ¿por qué no puede haber varias religiones verdaderas?

Es cierto que uno tiene que ser de espíritu abierto, y apreciar todo lo positivo que haya en las diversas religiones, que es sustancialmente diferente que decir que existen varias religiones verdaderas: si solamente hay un Dios, no puede haber más que una verdad divina, y una sola religión verdadera.

La sensatez en la decisión humana sobre la religión no estará, por tanto, en elegir la religión que a uno le guste o le satisfaga más, sino más bien en acertar con la verdadera, que sólo puede ser una. Porque una cosa es tener una mente abierta y otra, bien distinta, pensar que cada uno puede hacerse una religión a su gusto, y no preocuparse mucho puesto que todas van a ser verdaderas. Ya dijo Chesterton que tener una mente abierta es como tener la boca abierta: no es un fin, sino un medio. Y el fin -decía con sentido del humor- es cerrar la boca sobre algo sólido.

Como cristiano que soy, creo que el cristianismo es la religión verdadera. Porque si uno no cree que su fe es la verdadera, lo que le sucede entonces, sencillamente, es que no tiene fe.

Lógicamente, creer que el cristianismo es la religión verdadera no implica imponerla a los demás, ni menospreciar la fe de otros, ni nada parecido. Es más, la fe cristiana bien entendida exige ese respeto a la libertad de los demás.

Ahora bien, la adhesión a la verdad cristiana no es como el reconocimiento de un principio matemático. La revelación de Dios se despliega como la vida misma, y toda verdad parcial no tiene por qué ser un completo error.

Muchas religiones tendrán una parte que será verdad y otra que contendrá errores (excepto la verdadera, que, lógicamente, no contendrá errores). Por esta razón, la Iglesia Católica -lo ha recordado el Concilio Vaticano II- nada rechaza de lo que en otras religiones hay de verdadero y de santo. Considera con sincero respeto los modos de obrar y de vivir, los preceptos y doctrinas que, aunque discrepan en muchos puntos de lo que ella profesa y enseña, no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos los hombres.

¿Y por qué la religión cristiana va a ser la verdadera?
Para responder esta pregunta, se pueden aportar pruebas sólidas, racionales y convincentes, pero nunca serán pruebas aplastantes e irresistibles. Además, no todas las verdades son demostrables, y menos aún para quien entiende por 'demostración' algo que ha de estar atado indefectiblemente a la ciencia experimental.

Digamos -no es muy académico- que es como si Dios no quisiera obligarnos a creer. Dios respeta la dignidad de la persona humana, que Él mismo ha creado, y que debe regirse por su propia determinación. Dios jamás coacciona (además, si fuera algo tan evidente como la luz del sol, no haría falta demostrar nada: ni tú estarías leyendo esto ni yo ahora escribiéndolo).

Para creer, hace falta una decisión libre de la voluntad: la fe es a la vez un don de Dios y un acto libre. Y nadie se rinde ante una demostración no totalmente evidente (algunos, ni siquiera ante las evidentes), si hay una disposición contraria de la voluntad.

En este caso, sugiero, para comprensión de la lectura, comentar algunas de las razones que pueden hacer comprender mejor porque la religión cristiana es la verdadera. No pretendo hacerlo de modo exhaustivo ni tremendamente riguroso: se trata simplemente de arrojar un poco de luz sobre el asunto, resolviendo algunas dudas, o bien fortaleciendo convicciones que ya se tiene: sólo intento hacer más verosímil la verdad.

Un sorprendente desarrollo
Podemos empezar, por ejemplo, por considerar lo que ha supuesto el cristianismo en la historia de la humanidad. Piensen cómo, en los primeros siglos, la fe cristiana se abrió camino en el Imperio Romano de forma prodigiosa. El cristianismo recibió un tratamiento tremendamente hostil. Hubo una represión brutal, con persecuciones sangrientas, y con todo el peso de la autoridad imperial en su contra durante muchísimo tiempo (unos dos siglos).

Es necesario pensar también que la religión entonces predominante era una amalgama de cultos idolátricos, enormemente indulgentes, en su mayor parte, con todas las debilidades humanas. Tal era el mundo que debían transformar. Un mundo cuyos dominadores no tenían interés alguno en que cambiara. Y la fe cristiana se abrió paso sin armas, sin fuerza, sin violencia de ninguna clase. Y, pese a esas objetivas dificultades, los cristianos eran cada vez más.

Lograr que la religión cristiana se arraigase, se extendiera y se perpetuara; lograr la conversión de aquel enorme y poderoso imperio, y cambiar la faz de la tierra de esa manera, y todo a partir de doce predicadores pobres e ignorantes, faltos de elocuencia y de cualquier prestigio social, enviados por otro hombre que había sido condenado a morir en una cruz, que era la muerte más afrentosa de aquellos tiempos... Sin duda para el que no crea en los milagros de los evangelios, me pregunto si no sería éste milagro suficiente. Algo absolutamente singular en la historia de la humanidad.

Jesús de Nazareth
Sin embargo, la pregunta básica sobre la identidad de la religión cristiana se centra en su fundador, en quién es Jesús de Nazareth.
El primer trazo característico de la figura de Jesucristo -señala André Léonard- es que afirma ser de condición divina. Esto es absolutamente único en la historia de la humanidad. Es el único hombre que, en su sano juicio, ha reivindicado ser igual a Dios. Y recalco lo de reivindicado porque, como veremos, esta pretensión no es en modo alguno signo de jactancia humana, sino que, al contrario, va acompañada de la mayor humildad.

Los grandes fundadores de religiones, como Confucio, Lao-Tse, Buda y Mahoma, jamás tuvieron pretensiones semejantes. Mahoma se decía profeta de Allah, Buda afirmó que había sido iluminado, y Confucio y Lao-Tse predicaron una sabiduría. Sin embargo,

LA INQUISICION

El término Inquisición hace referencia a varias instituciones dedicadas a la supresión de la herejía mayoritariamente en el seno de la Iglesia Católica, aunque también hubo un tribunal del mismo género entre el calvinismo y otras denominaciones protestantes. La herejía en la era medieval muchas veces se castigaba con la pena de muerte, y de ésta se derivan todas las demás. La Inquisición medieval fue fundada en 1184 en la zona de Languedoc (en el sur de Francia) para combatir la herejía de los cátaros o albigenses, que en 1249 se implantó también en el reino de Aragón (fue la primera Inquisición estatal) y que en la Edad Moderna, con la unión de Aragón con Castilla, fue extendida a ésta con el nombre de Inquisición española (1478-1821), bajo control directo de la monarquía hispánica, cuyo ámbito de acción se extendió después a América; la Inquisición portuguesa (1536-1821) y la Inquisición romana (1542-1965). Aunque en los países de mayoría protestante también hubo persecuciones, en este caso contra católicos, contra reformadores radicales como los anabaptistas y contra supuestos practicantes de brujería, los tribunales se constituían en el marco del poder real o local, generalmente ad-hoc para cada caso concreto, y no constituyeron una institución específica.

En los comienzos de la Iglesia la pena habitual por herejía era la excomunión. Cuando los emperadores romanos convierten el cristianismo en religión estatal en el siglo IV, los herejes empiezan a considerarse enemigos del Estado. En su momento San Agustín aprobó con reservas la acción del Estado contra los herejes, aunque la Iglesia en general desaprobaba en ese momento los castigos físicos.

En respuesta al resurgimiento de la herejía de forma organizada, se produce en el siglo XII en el sur de Francia un cambio de opinión dirigida contra la doctrina albigense, la cual no coincidía con los puntos de vista de la Iglesia católica con relación al matrimonio y otras instituciones de la sociedad. Como reacción, el papa Inocencio III organizó una cruzada contra los albigenses promulgando una legislación punitiva contra ellos. Sin embargo, los esfuerzos iniciales destinados a someter la herejía no estuvieron bien coordinados y fueron ineficaces

La Inquisición romana, también llamada Congregación del Santo Oficio, fue creada en 1542, ante la amenaza del protestantismo, por el Papa Pablo III. Se trataba de un organismo bastante diferente de la Inquisición medieval, ya que era una congregación permanente de cardenales y otros prelados que no dependía del control episcopal. Su ámbito de acción se extendía a toda la Iglesia Católica. Su principal tarea fue desmantelar y atacar a las organizaciones, corrientes de pensamiento y posturas religiosas que socavaran la integridad de la fe católica, y examinar y proscribir los libros que se considerasen ofensivos para la ortodoxia.

Al comienzo, la actividad de la Inquisición romana se restringió a Italia, pero cuando Gian Pietro Caraffa fue elegido Papa como Pablo IV, en 1555, comenzó a perseguir a numerosos sospechosos de heterodoxia, entre los que se encontraban varios miembros de la jerarquía eclesiástica, como el cardenal inglés Reginald Pole. En 1600 fue juzgado, condenado y ejecutado el filósofo Giordano Bruno. En 1633 fue procesado y condenado Galileo Galilei.

En 1965 el papa Pablo VI reorganizó el Santo Oficio, denominándolo Congregación para la Doctrina de la Fe.
Galileo ante el Santo Oficio, por Joseph-Nicolas Robert-Fleury (siglo XIX).

 Inquisición portuguesa

En Portugal, donde se habían refugiado numerosos judíos españoles luego de la expulsión de 1492, el rey Manuel I, presionado por sus suegros, los Reyes Católicos, decretó la expulsión de los judíos que no se convirtieran al cristianismo en 1497. Esto produjo numerosas conversiones al catolicismo.

La Inquisición portuguesa fue establecida en Portugal en 1536 por el rey Juan III. En un principio, la Inquisición portuguesa estaba bajo la autoridad del papa, pero en 1539, el rey nombró inquisidor mayor a su propio hermano, Don Enrique. Finalmente, en 1547, el papa terminó aceptando que la Inquisición dependiese de la corona portuguesa.
El primer auto de fe tuvo lugar en Lisboa el 20 de septiembre de 1540, en 1560 se establece un tribunal de la Inquisición en Goa. Fue abolida por las Cortes Generales en 1821.

Inquisición y brujería

En 2004 se publicaron las "Actas del simposio internacional: La inquisición",[4] [5] gracias a la apertura de los archivos secretos de la Congregación para la Doctrina de la Fe ordenada por Juan Pablo II en 1998. En estas actas se recoge toda la documentación sobre los procesos inquisitoriales en la Europa católica donde regía el Vaticano en el campo espiritual. Desmitifica una parte del genocidio en países como España por brujería, exagerados por la exitosa campaña protestante (ver Leyenda Negra de la Inquisición Española) para mejorar su oposición al Imperio español de la época.

Primero es necesario comentar que se inició como un fenómeno popular, la aparición de la figura de la bruja poseída por el diablo, y así se irían ajusticiando por la población local. En 1484, Inocencio VIII da por oficial la existencia de la brujería por medio de la bula Summis desideratis affectibus:
Ha llegado a nuestros oídos que gran número de personas de ambos sexos no evitan el fornicar con los demonios, íncubos y súcubos; y que mediante sus brujerías, hechizos y conjuros, sofocan, extinguen y hacen perecer la fecundidad de las mujeres, la propagación de los animales, la mies de la tierra.

 Características

En la Europa central, se vio especialmente agravada por varios motivos:
Entonces se puede hablar de dos regiones diferenciadas según la fuerza de la brujería:
  • Alemania, Suiza, la Región del Jura, los Países Bajos españoles, Francia e Inglaterra, donde hubo una brutalidad excepcional
  • Los países nórdicos, orientales y mediterráneos especialmente, la caza de brujas fue algo tardío, sin fuerza y poco importante demográficamente.

 La brujería en España

En España, durante los tres siglos que dura especialmente, prácticamente la mayoría de los casos se someten al proceso de la Inquisición local de forma regulada y documentada. Aunque sería el último país en abandonar la cruel figura de la Inquisición, ya hacía mucho tiempo que no ejecutaba a muerte a supuestas brujas; se ejecuta a la última en 1611, la adolescente catalana Magdalena Duer. Los últimos casos son en uno de los cantones suizos con Anne Goldin en Glarus, 1782 (es la última ejecución en Europa occidental) o en Polonia en 1793.

A diferencia de otros países europeos como Alemania o Reino Unido, en el caso español los juicios por brujería de la Inquisición eran juicios con un proceso legal, documentados y organizados por el Estado, aunque todos los países usaron la tortura como medio habitual. La pena más común era la abjuración de levi, con destierro de seis años de la ciudad donde viviera; la absolución era frecuente. Era significativa la suposición de que las supuestas brujas habían bebido vino y estaban enfermas de modorra. Con la confesión del brujo, la inquisición advertía:
Que no procede en estos casos por solo la forma de ser brujos y hacer los dichos daños, si no testifican de haberlos visto hacer algunos daños, porque muchas veces lo que dicen han visto y hecho les sucede en sueños y juzgan se hallaron en cuerpo y lo vieron e hicieron con los que testiffican y les figura el demonio cuerpos fantasiosos de aquellos que dicen vieron sin haberlos visto ni hallándose allí para que hagan esos daños de inflamar en peligro a los que no tienen culpa.
Julio Caro Baroja afirma en El señor Inquisidor y otras vidas por oficio:
Los inquisidores eran más juristas que humanistas y teólogos. La jurisprudencia más o menos secreta que podían estudiar era grande, casi tan grande como el escepticismo de muchos de ellos, acostumbrados a ver imposturas y engaños en cantidad de actos hechiceriles. En el siglo XVII los españoles, por otra parte, no tenían mucha fama como magos y hechiceros. Alguien sostuvo —con clara animadversión hacia el país— que el diablo no se fiaba de sus habitantes.

LOS APOSTOLES Y PROFETAS DE HOY

LOS OVNIS Y LAS NUBES

PDF Imprimir E-Mail

Los objetos voladores llamados OVNIs constituyen un atractivo enigma para quienes los hemos visto en la distancia.  No hay duda alguna de que este es un tema que genera mucho interés.  Nuestra naturaleza gusta de aquello que está cubierto por algún tipo de misterio.  ¿Qué son?  ¿Cómo funcionan?  ¿Qué pretenden sus tripulantes de nosotros?  Estas son preguntas que todos nos hacemos, y hasta el momento han quedado sin una segura contestación. 
 
Algunos, como el señor Enrique Castillo, nos aseveran que son de carácter mecánico; otros aseveran que son astrales o celestes.  En estos artículos no nos proponemos contestar la pregunta de cómo funcionan, más bien la de qué son y qué buscan o pretenden sus tripulantes con nosotros.  La prudencia nos indica que sin claras evidencias, lo único que podríamos hacer sería especular, cosa que no nos interesa realizar.
 
Estamos muy conscientes de que cualquier tipo de aseveración firme y categórica debe estar fundamentada en una base sólida y confiable.  Mi fundamento como legítimo profeta del Señor es la Sagrada Escritura, libro este que contiene la Palabra de Dios.  El gran apóstol Pedro, refiriéndose al Canon Sagrado, nos dice y exhorta del siguiente modo:  “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca...” (2 P. 1:19).
 
En el transcurso de los años la Biblia nos ha demostrado su confiabilidad.  Un libro que nos enseña conceptos científicos muchísimos años antes de su descubrimiento, y que nos habla de eventos históricos con miles de años de antelación a su acontecer, es obviamente muy confiable.  Muchos con mentalidades científicas pretenden oponerse a ella tratando con sus argumentos de destruirla, pero están “dando palos al aire” y de ese modo perdiendo su tiempo y, sobre todo, sus almas, porque:  “...Y le dijo:  Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón” (Hch. 9:5).  Es por todos nosotros conocido lo cambiante que es la ciencia.  Esta cambia tanto y tanto que si la comparamos con la Biblia podemos concluir que es definitivamente desconfiable.

¿Qué son los OVNIs?

 
 
Muchas personas que han visto los OVNIs en distintas partes del planeta se preguntan:  ¿Qué son los OVNIs?  Este servidor puede decirte que independientemente de cuál sea su naturaleza (tecnológica o astral), tenemos que estar de acuerdo en que son medios de transportación, conforme lo declara la Escritura.  Los platillos y objetos voladores que se están viendo por todo el planeta son medios de transportación angélicos.

Ya te hemos dicho que el rebelde ángel Luzbel (Satanás) y sus huestes —una tercera parte de la población angélica, quienes lo siguieron en su rebelión— fueron arrojados por el Arcángel Miguel a este planeta (Ap. 12:7-9).  A estas alturas el amigo lector debe estar en pleno conocimiento de que los llamados extraterrestres, indudablemente, son ángeles rebeldes que fueron lanzados al fondo del mar con sus coches o aparatos voladores.  Este planeta estaba cubierto de agua, y nos dice Génesis que cuando Dios creó al hombre, separó las aguas de las aguas, y en los lugares secos colocó a su criatura (el hombre); mientras que en los mares (que constituyen tres cuartas partes del planeta Tierra) prevalece Satanás.  Por esto no ha de sorprendernos las noticias que nos llegan por parte de los estudiosos de la ovnilogía, cuando estos declaran que ven entrar y salir aparatos voladores al fondo del mar.  Son miles y miles los testimonios a este respecto.
 
Podemos estar completamente seguros de que los OVNIs no son otra cosa que medios de transportación angélicos.  Los que se dejan ver con frecuencia son los de Lucifer (Satanás) y sus ángeles, y debemos rechazarlos.  Sin embargo, la realidad es que Miguel o Cristo y sus ángeles fieles poseen también aparatos voladores que les permiten recorrer enormes distancias en el espacio en cuestión de minutos.  No olvidemos que Dios es el Padre de la ciencia y la tecnología.
  
El hombre de este siglo ha creado un sinnúmero de vehículos y métodos para transportarse.  Pero podemos decir que el hombre crea porque fue hecho a imagen y semejanza de Dios, quien es el Creador.  Y si el hombre, que es menos facultado que los ángeles (Hebreos 2:6-7), ha logrado inventar aviones, y hasta naves espaciales que le han permitido llegar a la luna, no ha de extrañarnos que los ángeles, quienes poseen mayor facultad, inventen y posean aparatos voladores con una tecnología tan superior, que son capaces de viajar a velocidades extraordinarias y hacer virajes inimaginables para la limitada mente y tecnología humana.
 
Amigo lector, debes entender que la Biblia, el libro más confiable que tenemos a nuestro alcance, nos habla de medios de transportación.  A los fines de probar que indudablemente la Sagrada Escritura sí nos habla de métodos de transportación, colocaremos aquí una serie de versículos que de forma clara así lo señalan; medios estos que con toda propiedad podemos calificar de OVNIs; veamos:
 
“Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.” (2 R. 2:11)
 
“Porque he aquí que Jehová vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y su reprensión con llama de fuego.” (Is. 66:15)
 
“Y oró Eliseo, y dijo:  Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea.  Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.” (2 R. 6:17)
 
“He aquí que subirá como nube, y su carro como torbellino; más ligeros son sus caballos que las águilas...” (Jer. 4:13)
 
“El escudo de sus valientes estará enrojecido, los varones de su ejército vestidos de grana; el carro como fuego de antorchas; el día que se prepare, temblarán las hayas.” (Nah. 2:3)
 
Indubitablemente estos versículos que señalan carros de fuego o de torbellino nos hablan de medios de transportación.  Y note el amigo lector lo próximo que os voy a señalar:  La palabra nube aparece más de cien veces en la Escritura, y en aproximadamente cincuenta ocasiones implica o se refiere a un medio de transportación; veamos algunos de ellos:

(11) “Y miré, y he aquí venía del norte un viento tempestuoso, y una gran nube, con un fuego envolvente, y alrededor de él un resplandor, y en medio del fuego algo que parecía como bronce refulgente, y en medio de ella la figura de cuatro seres vivientes.  Y esta era su apariencia:  había en ellos semejanza de hombre.”(Ez. 1:4-5)
 
“...He aquí que Jehová monta sobre una ligera nube, y entrará en Egipto...” (Is. 19:1)
 
“...y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.” (Mt. 24:30)
 
“Jesús le dijo:  Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.” (Mt. 26:64)
 
“He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá...” (Ap. 1:7)
 
“Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria.” (Lc. 21:27)
 
Es muy evidente que cada vez que en la Biblia se nos habla de la venida de nuestro Señor, siempre esa declaración viene acompañada de algo que sostiene a Jesús en el aire —pueden ser nubes o coches de fuego o caballos—.  Pero todo indica que Jesús vendrá en un medio de transportación.  Jesús no posee alas, ni tampoco los ángeles las poseen.  Eso es otra crasa distorsión de la Iglesia Católica-Romana.  Los ángeles sí necesitan vehículos de transportación por causa de su naturaleza.
 
 

Naturaleza de los Ángeles

 
 
Los ángeles son antropomórficos (con forma humana).  No existe una gran diferencia entre un ángel y un hombre (He. 2:6-7).  El hombre es hecho, al igual que los ángeles, a imagen de Dios —entiéndase de Miguel o Cristo—.  En una amplia y clara explicación bíblica de lo que es un ángel se nos enseña que son seres corporales similares a los hombres, aun cuando puedan ser sustancialmente superiores.  Pablo nos enseña en Primera de Corintios capítulo 15, versículos 38 al 41 que hay cuerpos terrenales y hay cuerpos celestiales, pero nótese cómo ambos, los terrenales y los celestiales, son tenidos por cuerpos.  Nadie crea en la falacia de que los ángeles son espíritus sin cuerpos; que son alados (con alas); y que se transmutan en semejanza de hombre cuando así lo desean.  No hay ninguna base bíblica para tal señalamiento.  La realidad es que los ángeles pueden determinar dejarse ver o no dejarse ver según su voluntad.  Pero el hecho de que se dejen ver o no se dejen ver no altera la realidad de su naturaleza corporal.  Veámoslo más bien desde el punto de vista de las vibraciones moleculares de sus organismos; pues tienen la potestad de compactarlas o separarlas para de ese modo hacerse visibles o invisibles ante nuestro órgano visual.  Un leve ajuste en sus vibraciones les permite dejarse ver ante el lente humano o no dejarse ver.  El sentido visual de los hombres ha perdido capacidad de percepción, y está limitado a ver materia compactada, no diluida o separada.  El sentido visual angélico sí permite que ellos, independientemente de las vibraciones que promuevan en su organismo, puedan verse entre sí siempre.
 
Es obvio que aun dentro de la esfera humana existen distintas capacidades para ver y para oír.  Y tenemos, también, por ejemplo, que la fauna felina, y aves como el búho, ven mejor en la oscuridad que el lente humano; y que el sentido auditivo de un perro es mucho mayor que el del hombre.  Aun entre los hombres mismos, como hemos dicho, hay algunos que ven más que otros, y unos que escuchan u oyen mejor que otros.
 
La Escritura nos enseña que el hombre ha sido menos dotado que los ángeles.  A Pablo le asiste toda la verdad cuando habla de que una es la gloria de los cuerpos celestiales y otra es la gloria de los cuerpos terrenales (1 Co. 15:40).  El poder comprender este asunto es muy necesario para que entendamos que la idea de seres incorpóreos no es bíblica en lo absoluto, es un ardid satánico para detener el anhelo del corazón por lo celeste.  Dicho de otro modo, se nos pinta la eternidad tan radicalmente distinta al mundo donde vivimos a los fines de que no deseemos nunca salir de este siglo.  Pero la gran realidad celeste es que la sociedad futura será como la presente, aunque mucho más brillante y clara que esta en que nos hayamos.  Marchamos hacia un mundo de absoluta luz.
 
La comprensión de este asunto aquí expuesto te llevará a entender lo ocurrido en Sodoma y Gomorra, donde entraron dos varones (ángeles) sin alas.  No es sostenible, bajo ningún concepto, la idea de que dejaron las alas a la puerta de la ciudad, más bien es que se manifestaron visiblemente tal como son dentro de su dimensión vibratoria.  Así también puedes comprender por qué el profeta Daniel cuando ve al ángel Gabriel lo proclama varón (Daniel 9:21), y por qué cuando ve venir a Cristo ante el Padre, expresó la frase:  “...he aquí, uno con semejanza de hijo de hombre” (Dn. 10:16).  Las ideas católicas han viabilizado conceptos antibíblicos de seres incorpóreos, habiéndolos heredado de la mitología helenística.  Recuerda, son puros engaños satánicos.  Dios hizo al hombre a Su imagen y semejanza, de manera, pues, que la imagen y semejanza de Dios en Cristo es la misma imagen que proyectan los ángeles.  El Jesús antropomórfico que ascendió a los cielos es el mismo Jesús antropomórfico que descenderá de los cielos conforme lo declara Hechos de los apóstoles, capítulo 1 y versículo 11.  Como Jesús ascendió sin alas —y va a volver según ascendió—, significa eso, entonces, que descenderá sin alas y necesitará un medio de transportación.  Se ha probado científicamente que después de la atmósfera de la Tierra, donde la fuerza de gravedad de esta termina, se cae en un vacío donde un avión no puede volar.  Solamente los artefactos de última invención pueden surcar el espacio en términos de trasladarse de un lugar a otro bajo esas condiciones.  Y si las cosas son así, llevamos al lector a preguntarse:  ¿Para qué sirven las alas?...  Obviamente para nada.
  
Amigo lector, te hemos probado que la Escritura sí habla de OVNIs o medios de transportación, porque Cristo mismo los utiliza.  Y con esto no pretendemos subestimar el gran poder de Dios, pero te recordamos que Dios decidió convertirse en criatura para convivir con sus criaturas, y como tal utiliza métodos de transportación.  Sobre esto hablaremos en nuestro próximo artículo.

Consejos Matrimoniales - AvanzaPorMas.com

Consejos Matrimoniales - AvanzaPorMas.com