martes, 16 de noviembre de 2010

PRINCIPIOS BASICOS DE LA BIBLIA

DIGRESIÓN 1: "Dios es Espíritu" (Jn. 4:24).

En el Estudio 2 definiremos con más precisión lo que es el Espíritu de Dios. Podemos resumir el razonamiento que allí se presenta diciendo que el Espíritu de Dios es su poder o aliento por el cual revela al hombre su individualidad esencial, su ser y carácter, por medio de las acciones que realiza ese Espíritu. De este modo, "Dios es Espíritu" porque su Espíritu refleja su personalidad.

A Dios se le describe de varias maneras:

"Nuestro Dios es fuego consumidor" (He. 12:29)

"Dios es luz" (1 Jn. 1:5)

"Dios es amor" (1 Jn. 4:8)

"El Verbo [griego: "logos" – plan, propósito, idea] era Dios" (Jn. 1:1).

Así "Dios es" Sus características. Es evidentemente erróneo argüir que la cualidad abstracta del amor es "Dios", tan sólo porque leemos que "Dios es amor". Podemos decir que alguien es la "bondad misma", pero eso no significa que esa persona carece de existencia física: es la manera de ser de su existencia literal lo que revela la bondad hacia nosotros.

Siendo el Espíritu el poder de Dios, frecuentemente leemos que Dios envía o dirige su Espíritu para lograr cosas en armonía con su voluntad y carácter.

Son numerosos los ejemplos en que Dios dirige a su Espíritu, en los cuales se muestra la diferencia entre Dios y su Espíritu:

"El [Dios] que puso en medio de él su santo espíritu" (Is. 63:11)

"Pondré [Dios] mi Espíritu sobre él [Jesús]" (Mt. 12:18)

"Vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo" (Lc. 11:13)-

"Al Espíritu que descendía del cielo" (Jn. 1:32)

"Derramaré [Dios] de mi Espíritu sobre toda carne" (Hch. 2:17).

En verdad, las frecuentes referencias al "Espíritu de Dios" debiera ser prueba suficiente de que el Espíritu no es Dios en persona. Estas diferencias entre Dios y su Espíritu son otra dificultad para aquellos que creen que Dios es una "Trinidad," en la cual a Dios el Padre se le considera igual a Jesús y al Espíritu Santo.

Y lo que es muy importante, un Dios impersonal haría de la oración un absurdo –al punto en que la oración sería un diálogo entre nuestra conciencia y un concepto de Dios que sólo existiría en nuestra mente. Continuamente se nos recuerda que oremos a Dios, quien está en el cielo (Ec. 5:2; Mt. 6:9; 5:16; 1 Reyes 8:30), y que Jesús está allí ahora a la diestra de Dios para presentar nuestras oraciones (1 P. 3:21; He. 9:24). Si Dios no es una persona, tales pasajes pierden sentido. Pero una vez que se entiende a Dios como un Padre real y cariñoso, la oración a él se hace algo muy real y tangible –hablándole literalmente a otro ser, el cual creemos estar muy dispuesto y capacitado para responder.

DIGRESIÓN 2: El Uso Del Nombre De Dios

Hemos visto que el Nombre de Dios y el de su Hijo Jesús tienen un significado muy profundo. Cuando hablamos de "Dios", estamos tratando brevemente sobre cada aspecto de su maravilloso propósito de amor y verdad. Por lo tanto, que se tome el Nombre de Dios en vano, como una suave interjección o expresión de exasperación, es una de las cosas más insultantes que un hombre puede hacer a su Creador. Por esta razón, todo aquel que quiera complacer a Dios y honrarle, hará todo esfuerzo para no tomar con ligereza el Nombre de Dios. En muchas sociedades de todo el mundo, semejante blasfemia se ha convertido en una parte normal del lenguaje moderno; terminar con lo que puede haber sido el hábito de toda una vida, no será fácil. Una sincera oración pidiendo la ayuda de Dios en esto, seguramente no pasará desapercibida para Él. A aquellos que están bajo nuestro control e influencia, v. gr. los hijos, también se les podría hacer ver la gravedad de la blasfemia: "Porque Jehová no dará por inocente al que tome su nombre en vano" (Dt. 5:11).

Por otra parte, están aquellos que insisten en que la verdadera iglesia cristiana debe usar las palabras hebreas Yahveh o Jehová en Su nombre. Al hacer esto, tales personas están empleando el santo y maravilloso nombre de Dios para alimentar una especie de elitismo espiritual, por cuanto menosprecian a otros tan solo por la pronunciación o empleo de una palabra. Esto no quiere decir que el empleo del Nombre de Dios sea erróneo; se acomoda especialmente a nuestras oraciones personales, una vez que nos bautizamos apropiadamente en el Nombre. Sin embargo, el Nuevo Testamento no nos da indicación alguna de que esto es necesario o incluso de que Dios lo desee. Él inspiró la redacción del Nuevo Testamento para que fuera escrito en griego empleando sólo una palabra para decir "Dios": "Theos", que significa "uno grande". En él no se hace distinción alguna entre "Dios" y "Yahveh", ni tampoco hay ningún mandato específico referente a cómo se debían llamar los creyentes como comunidad. Pedro se refiere a un creyente como un "cristiano", más bien que como un "hombre de Jehová" o algo similar (1 P. 4:16). Un énfasis excesivo en el empleo del nombre "Jehová" conduce a una devaluación de la obra y posición del Señor Jesús, de manera similar a la de muchos "cristianos evangélicos" que recalcan demasiado el nombre y oficio de Jesús, al grado que descuidan la posición más poderosa de Dios.Otros nombres por los cuales se hacía llamar la primera comunidad de creyentes cristianos no incluían el nombre "Jehová":

"La ciudadanía de Israel" (Ef. 2:12).

"La congregación de los primogénitos" (He. 12:23)

"La iglesia del Señor" (Hch.20:28)

"La iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad" (1 Ti.3:15)

"La casa de Dios" (1 Ti. 3:15).

De paso, observe que los creyentes no se hacían llamar "cristianos"; este era un término despectivo que significa "esta gente de Cristo", acuñado por sus enemigos.

DIGRESIÓN 3: La Manifestación De Dios

Lo que va a continuación no será fácil de captar por completo a la primera lectura, pero la importancia del tema se hará más evidente a medida que avanza en sus estudios. Lo incluimos en esta etapa para que Ud. complete este Estudio habiendo considerado plenamente la revelación básica de la Biblia acerca de Dios. El nombre de Dios puede ser llevado por cualquiera por cuyo medio Él escoja "manifestarse" o revelarse. De modo que hombres y ángeles, así como Jesús, pueden llamarse del Nombre de Dios. Este es un principio vital que nos da a conocer muchísimo de la Biblia. Un hijo puede apropiadamente llevar el nombre de su padre, ya que tiene ciertas similitudes con él; puede incluso tener su mismo nombre –pero no es la misma persona que el padre. De igual manera, un representante de una compañía puede hablar en nombre de ella; puede telefonear a alguien por negocios y decir: "Hola, habla Unilever"; él no es el Sr. Unilever, pero asume su nombre porque está trabajando en representación de él. Así también fue el caso de Jesús.

ÁNGELES QUE LLEVAN EL NOMBRE DE DIOS

En Éxodo 23:20,21, Dios dijo al pueblo de Israel que iría un ángel delante de ellos. "Mi nombre está en él", se les dijo. El nombre personal de Dios es "Yahveh" (o Jehová, como se lee el Nombre en la Versión Reina-Valera, revisión de 1960). Así que el ángel llevaba el nombre de Yahveh, siendo de este modo llamado Yahveh o el SEÑOR. En Éxodo 33:20 se nos dice que ningún hombre puede ver el rostro de Dios y vivir; pero en Éxodo 33:11 leemos que "hablaba Jehová [Yahveh] a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero", es decir, en forma directa. No podría haber sido Jehová (Yahveh) mismo en persona el que habló a Moisés cara a cara, porque nadie puede ver a Dios. El ángel que llevaba el Nombre de Dios fue quien lo hizo; y así leemos que Jehová habló cara a cara con Moisés, cuando en realidad fue un ángel quien lo hizo (Hch. 7:30-33).

Hay muchos otros ejemplos en que las palabras "Dios" y "Jehová" se refieren a los ángeles en contraste a Dios mismo. Un claro ejemplo es Gn. 1:26 : "Dijo Dios [los ángeles]: Hagamos al hombre a nuestra imagen".

HOMBRES CON EL NOMBRE DE DIOS

Uno de los pasajes más útiles para demostrar todo esto, es Juan 10:34-36. Aquí los judíos cometieron el mismo error que muchos cometen hoy en día. Creyeron que Jesús estaba diciendo que él era Dios mismo. Jesús les corrigió diciendo: "¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije, dioses sois? Si [les] llamó dioses ... ¿vosotros decís [de mi]: Tú blasfemas, porque dije: Hijo de Dios soy?". En realidad, Jesús está diciendo: "En el Antiguo Testamento, hombres llevaban el título de "dioses"; yo estoy diciendo que soy el Hijo de Dios; así, pues, ¿por qué estáis tan alterados?" En realidad, Jesús está citando Salmos 82, donde los jueces de Israel eran llamados "dioses".

Como ya se ha mostrado, el nombre completo de Dios en hebreo es "Yahveh Elohim", que quiere decir: "yo seré revelado en un grupo de poderosos". Los verdaderos creyentes son aquellos en los que Dios, en un sentido limitado, se ha revelado en esta vida. Sin embargo, en el reino ellos serán "poderosos" en quienes Dios será completamente manifestado. Esto se muestra en toda su belleza al comparar Is. 64:4 con 1 Co. 2:9. "Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera". Pablo cita esto en 1 Co. 2:9,10. "Está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu". El pasaje de Isaías 64 dice que nadie excepto Dios puede entender lo que él ha preparado para los creyentes; pero 1 Co. 2:10 nos dice que eso nos ha sido revelado a nosotros.

JESÚS Y EL NOMBRE DE DIOS

No es sorprendente que Jesús, como el Hijo de Dios y Su suprema manifestación a los hombres, lleve también el nombre de Dios. Él pudo decir: "Yo he venido en nombre de mi Padre" (Jn. 5:43). Por su obediencia, Jesús subió al cielo y Dios "le dio un nombre que es sobre todo nombre"–el nombre de Yahveh, de Dios mismo (Fil. 2:9). Así que es por eso que leemos que Jesús dijo en Ap. 3:12: "Escribiré sobre él [el creyente] el nombre de mi Dios... y mi nombre nuevo". En el juicio, Jesús nos dará el Nombre de Dios; entonces nosotros llevaremos plenamente el nombre de Dios. Él llama a este nombre, "mi nombre nuevo". Recuerde que Jesús estaba dando el libro de Apocalipsis algunos años después de su ascensión al cielo, y después de que se le había dado el nombre de Dios, tal como se explica en Fil. 2:9. Así él puede llamar al nombre de Dios "mi nombre nuevo"; el nombre que a él se le había dado recientemente. Ahora podemos entender adecuadamente a Is. 9:6, donde se nos dice referente a Jesús: "Se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno...". Esta es una profecía de que Jesús llevaría todos los nombres de Dios y que él sería la manifestación o revelación total de Dios a nosotros. Fue en este sentido que se le llamó "Emanuel", que significa "Dios con nosotros", aunque personalmente él no era Dios. Por consiguiente la profecía de Joel 2 de que los hombres invocarían el nombre de Yahveh fue cumplida por la gente que se bautizaba en el nombre de Jesucristo (Hch. 2:21; compárese 38). Esto también explica por qué el mandato de bautizarse en el nombre del Padre fue cumplido, como se registra en los Hechos, por medio del bautismo en el nombre de Jesús.

ESTUDIO 1: Preguntas
Escoja la Respuesta que estime conveniente

1. ¿Qué ayudará más a desarrollar nuestra fe en Dios?

Ir a la iglesia

Un devoto estudio de la Biblia

Conversar con cristianos

Observar la naturaleza.

2. ¿Cuál de las siguientes proposiciones es un correcto entendimiento de Dios?

Sólo una idea en nuestra mente

Una influencia indefinida que existe en el cielo

No hay Dios

Una persona verdadera que nos habla de sí misma en la Biblia

3. ¿Cómo es Dios?

Una unidad

Una trinidad

Muchos dioses en uno

Imposible definirlo de alguna manera

4. ¿Qué significa el nombre de Dios "Yahveh Elohim"?

El que será

El que será revelado en un grupo de poderosos

Uno grande

Fortaleza

5. ¿Qué significa la palabra "ángel"?

Como un hombre

Con alas

Mensajero

Ayudante

6. ¿Pueden pecar los ángeles?

Si

No

8. ¿Qué le convence más a Ud. de que hay un Dios?

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