DOCTRINA DEL HOMBRE
I.
EL
ORIGEN DEL HOMBRE
Antes del siglo XIX la idea de la creación del
hombre por Dios fue aceptada casi universalmente. Pero, a mediados de ese siglo el biólogo
Carlos Darwin formuló su teoría del “Origen
de las Especies”, comúnmente conocido como la Teoría de Evolución.
Hoy, su teoría aparece en dos variantes.
1) Evolución atea: creen que no
existe Dios, y que todo lo que existe,
incluyendo al hombre, ha evolucionado como resultado de una cadena interminable
de accidentes de la naturaleza. 2)
Evolución Teísta: creen que existe
alguna especie de ser superior que va
guiando el proceso evolutivo. El
propósito verdadero de estas teorías es
el deseo del hombre de librarse de su creador, para no estar sujeto a
ningún juicio en el futuro.
Nosotros creemos en la creación por mandato divino,
según nos narran los primeros capítulos del libro de Génesis. La idea contenida en la palabra hebrea
`bara`, utilizada en Génesis 1:1, 21, y 27, es de creación de la nada. Encontramos el refuerzo de la misma idea en
Hebreos 11:3 y en varias partes de las escrituras que se acepta la
creación por Dios como un hecho (Éxodo
20:11; Salmo 8, Hebreos 4:4) y aun en palabras del Señor Jesucristo en Mateo
19:4.
II.
LA
PARTE MATERIAL
DEL HOMBRE
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la
tierra,” y “tomo una de sus costillas… y de la costilla… hizo una mujer,” (Génesis 2:7, 21-22) Así
creemos que Dios milagrosamente
creó nuestro cuerpo físico, donde
moraría nuestro ser inmaterial.
Bíblicamente se utilizan varios términos para
referirse a nuestra existencia material:
1.
Cuerpo Mateo 6:22
2. Carne Gálatas
2:20 (También la palabra se usa
para designar la naturaleza pecaminosa –
vea abajo)
3.
Cuerpo de la
humillación Fil. 3:21
4.
Vaso de Barro 2ª. Corintios 4:7
5.
Templo del Espíritu
Santo 1ª. Corintios 6:19 (por supuesto, solamente en Referencia a
creyentes)
Nuestro cuerpo, después de la muerte, vuelve a la
tierra (Génesis 3:19). Pero a todos
también nos espera la resurrección (Juan 5:28, 29). El incrédulo será juzgado y sufrirá, en
cuerpo y alma, en el lago de fuego eternamente (Apocalipsis 20:12, 15). Y el creyente se gozará en la presencia de Dios eternamente,
también en cuerpo y alma (Filipenses
3:21; 1ª. Corintios 15:51-53; 1ª. Tesalonicenses 4:13-18).
III.
LA PARTE INMATERIAL
DEL HOMBRE
Encontramos el origen de la parte inmaterial del ser
humano en el soplo de Dios en Génesis 2:7
El ser humano tiene la “imagen” y “semejanza” de
Dios (Génesis 1:26-27). A pesar de la
caída, que manchó esa imagen, el hombre todavía
conserva cierta parte de su semejanza (I Corintios 11:7; Santiago 3:9).
Se han propuesto varias teorías para explicar la
transmisión de nuestra parte inmaterial
de una generación a la siguiente:
1.
La teoría de la pre-existencia
– Que Dios creó todas las almas en la creación, y están guardadas en algún lugar esperando el cuerpo que van a
habitar. Esta teoría realmente viene de
las religiones paganas, y no tiene ninguna base bíblica.
2.
La teoría de
creacionismo – Que Dios crea a cada alma en el momento de nacimiento de la
persona. En Génesis 2, versículos 2 y 3,
vemos que Dios “acabo” la obra de la creación. Nosotros no creemos que Dios siga creando
hoy, entonces tampoco aceptamos esta teoría.
3.
La teoría de Traducianismo – Que Dios creó en Adán y
Eva la capacidad de procrear seres humanos completos, reproduciendo la parte inmaterial igual que
la material. Es importante mencionar
aquí que este es uno de los mejores argumentos en contra del aborto, porque
creemos que desde el momento de la concepción la criatura es un ser humano.
Los diferentes términos que se utilizan para
describir nuestra parte inmaterial son como las diferentes facetas, o caras, de
una joya – viendo la misma cosa, pero desde diferentes ángulos. Los principales son:
1.
El Alma –
representa la vida personal, lo que es
el individuo, la conciencia de nuestro ambiente alrededor. Siente emoción (Jeremías 31:25), y tiene
voluntad (1ª. Pedro 2:11).
2.
El espíritu –
representa los aspectos más elevados del
hombre (Romanos 8:16). Debemos evitar su
contaminación (2ª. Corintios 7:1).
3.
El corazón – es otro
concepto muy elevado de nuestro ser inmaterial. Es el asiento de la vida intelectual,
emocional, espiritual, y de nuestra voluntad (Hebreos 4:12; Mateo 22:37;
Proverbios 4:23; Hebreos 4:7).
4.
La conciencia – es un
testigo interno de lo bueno y lo malo, afectado por la caída, pero todavía puede guiarnos (Juan 8:9; 1ª. Timoteo
4:2; Hebreos 10:22; 9:14; 1ª. Pedro
2:19; 1ª. Corintios 8:10, 12).
5.
La mente – es la
faceta de la naturaleza inmaterial donde
se ubica el entendimiento. Fue
también afectada por la caída (Romanos
1:28) pero puede ser renovada en Cristo
(Romanos 12:2).
6.
La
Carne – utilizado para referirse a la
naturaleza pecaminosa. Según el Dr. Ryrie
esta “completamente corrompida y no puede ser renovada sino que será erradicada
en el momento de la muerte física” (del creyente) (romanos 7:14, 18; Santiago
1:13, 14; Gálatas 5:16-21; romanos 8:7-9).
IV.
LA
CAIDA DEL HOMBRE
En nuestro tiempo hay muchos que niegan la veracidad
del contenido de Génesis 3; que lo
consideran un mito, o una alegoría. Sin
embargo, sí creemos en la inspiración de la Palabra de
Dios, entonces allí encontramos la historia de la primera desobediencia de la
raza humana.
La prueba que Dios impuso era una simple
prohibición. El hombre tenía la libertad
de elegir: obedecer o no hacerlo. (Génesis
2:17; 3:3)
Después de escuchar los argumentos del enemigo,
eligieron desobedecer a Dios. (Génesis
3:4-6)
Los castigos resultantes fueron terribles:
1.
La
Rotura de la comunión con
Dios (v.10)
2.
La muerte (v.19)
3.
La expulsión del huerto
(v. 23-24)
4.
Trabajo Arduo (del
hombre) (v. 17-19)
5.
Dolor en los partos
(las mujeres) (v. 16)
6.
Sumisión al marido (las
mujeres) (v.16)
7.
Maldición sobre la
tierra (v. 17, 18)
8.
Maldición sobre la
serpiente (v.14, 15)
El tremendo rayo de luz en medio de toda la tragedia
es la promesa del versículo 15, conocido como el “protoevangelio” – la primera
promesa de redención; que la semilla de la mujer (Cristo) heriría la cabeza de
la serpiente.
V.
CONTROVERSIAS ACTUALES
El aspecto más discutido de esta doctrina tiene que
ver con si el hombre es un ser bipartira (dicotomía), o sea que se compone de
dos componentes: lo material y lo
inmaterial; o si es tripartita (tricotomía) o sea que somos de tres
componentes: cuerpo, alma, y espíritu.
Afortunadamente es una pregunta académica que realmente no afecta nuestra fe.
Tampoco hay argumentos conclusivos bíblicamente a favor de ninguno de
las dos teorías. Dice Berkhof: “Cada
acto del hombre se contempla como acto del hombre completo. No es el alma sino el hombre el que peca; y no es meramente el alma sino
el hombre, que es cuerpo y alma, al que Cristo redime.”
(Teología Sistemática,
p. 227)
Los dicotomistas se apoyan en el uso intercambiable que hacen los autores bíblicos de los
términos “alma” y “espíritu”. (Lucas 1:46, 47) el hombre es “cuerpo y alma” en Mateo 10:28,
y “cuerpo y espíritu” en I Corintios 5:3, 5.
A veces es el “alma” que se va al morir (I Reyes 17:21, Apocalipsis 6:9)
y a veces el espíritu (Hechos 7:59).
Uno de los más fuertes proponentes
de esta teoría en la actualidad es el
teólogo L. Berkhof en su Teología Sistemática.
Los tricotomistas se apoyan en varios pasajes donde
los dos términos usados juntos dan la idea que son componentes separados. (I Tesalonicenses 5:23; Hebreos 4:12) Uno de los más fuertes proponentes de esta
teoría en la actualidad es el Dr. C. I. Scofield en la Biblia anotada por
Scofield.
VI.
IMPORTANCIA DE ESTA
DOCTRINA PARA LA VIDA DEL
CRISTIANO
Para mantenernos en la relación y comunión correcta
con el Señor, uno de los factores más importantes es la capacidad de vernos
como Dios nos ve. El estudio de la Antropología Teológica
o Bíblica nos ayuda a lograr esa
perspectiva. El mundo a nuestro
alrededor busca hoy fortalecer la “auto-imagen” del ser humano. Pero su enfoque es totalmente egoísta, viendo al hombre mismo
como lo primordial. El concepto bíblico
nos muestra dos extremos: el hombre pecador, totalmente depravado; y el hombre corona
de la creación de Dios, tan importante que Dios envió a su hijo para comprar
nuestra salvación con su sangre. ¡Qué
Dios nos ayude a vernos como Él nos ve!
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