Admitir que eres débil es lo que realmente te hace fuerte
Hace tiempo conocí una chica un poco particular,
se vestía, maquillaba y pintaba de colores exageradamente llamativos,
verde fosforescente, azul eléctrico, rojo, fucsia, naranja, etc.
Siempre era ruidosa, hablaba con un tono de voz muy alto, era espontanea,
nunca tenia vergüenza. Pensé que era una persona con gran seguridad,
pues exteriormente veía que no tenía ningún filtro y siempre estaba muy
cómoda por cómo era, o eso era lo que su apariencia me hacía entender.
Un día me invitó a tomar un café, sin yo insistir, comenzó a mostrarme lo que guardaba en su corazón:
“mi mama fue muy abusiva conmigo, cuando me disciplinaba me golpeaba
tanto que hasta me hacía sangrar, también me maltrataba mucho
verbalmente y a los 13 años comencé a tomar para evadir mi dolor, por
eso le tengo mucho rencor a mi madre, luego comencé a trabajar en una
cadena de comida rápida, a veces tenía turnos
de noche y cuando regresaba mi mama me golpeaba porque pensaba que me
estaba prostituyendo, mis padres constantemente me llamaban prostituta
cuando realmente no lo era, además de eso fui bulímica y tuve muchos trastornos, a veces me siento muy sola y aún mi pasado
me hace daño”, en ese momento entendí que esa manera de ser tan
extravagante era solo una coraza que ella usaba para ocultar todas sus
inseguridades, realmente no era una persona muy segura de sí, al
contrario era tan insegura que necesitaba constantemente llamar la
atención. ¿Cuántas veces hemos juzgado a los demás por lo que aparentan
ser? Así como los que parecen ser fuertes en su exterior a veces son débiles, así también los que parecen ser débiles muchas veces son más fuertes de lo que pensamos. Y
es que, para avergonzar a los sabios, Dios ha escogido a los que el
mundo tiene por tontos; y para avergonzar a los fuertes, ha escogido a
los que el mundo tiene por débiles. 1 Corintios 1:27 DHH. No te
apresures a llamar débil o tonto fijándote por lo que ves, no sea que
Dios te avergüence, pues nosotros juzgamos según las apariencias pero
Dios juzga por el corazón.
Así tampoco, debemos calificar por el exterior,
pues muchas veces muchos se fabrican apariencias para ocultar aquello
que les atormenta y avergüenza, y hasta nosotros mismos muchas veces
caemos en esto.
No debemos avergonzarnos de nuestras
debilidades pues ellas nos hacen depender más de Dios, así que deja las
fachadas externas, ¿de qué sirve aparentar ser un buen esposo y padre,
cariñoso y atento, cuando a puertas cerradas eres un abusivo y tirano
con tu esposa e hijos?, ¿de qué sirve aparentar ser una esposa abnegada
si al salir te acuestas con cualquiera?, ¿eres un joven que trabaja en
la iglesia de día pero un fiestero de noche?, ¿no te da miedo decir lo que piensas, ni vestirte como lo haces o realmente
quieres encubrir tus inseguridades?, ¿saludas a todos con besos y
abrazos pero al salir hablas a sus espaldas?, ¿te ves al espejo y lo que
ves es realmente el reflejo de quien eres? Tú puedes ocultar lo que realmente
eres, y hasta te puedes engañar a ti mismo, pero a Dios no lo puedes
engañar. David cometió muchos errores, adulterio, asesinato, engaños,
pero aún así siempre encontraba el favor de Dios ¿Por qué?, porque
admitía delante de Dios sus fallas, con corazón humilde y sincero se arrepentía, pero para poder arrepentirse hay que primero aceptar la falla. Pero
te confesé mi pecado, y no te oculté mi maldad. Me dije: «Voy a
confesar mis transgresiones al Señor», y tú perdonaste mi maldad y mi
pecado. Selah Salmo 32:5.
¿Cuál es el objetivo de confesar el
pecado delante de Dios?, ¿es acaso parte de una tradición con la que
automáticamente quedaras libre de culpa? ¡No!, el objetivo es
internalizar la falla y entender que somos seres imperfectos que
necesitan la ayuda de Dios para no caer en las seducciones que se nos
presentan en el día a día.
Te invito a que hoy te quites tu
disfraz, no te avergüences de tu secreto, avergüénzate mas bien por
tenerlo encubierto, todos cometemos fallas, todos hemos hecho algo que
delante de los ojos de Dios no está bien, Moisés asesinó a un egipcio,
David cometió adulterio, Pedro negó a Jesús, Pablo persiguió y asesinó a
muchos cristianos, Jonás huyó para no obedecer a Dios, todos sufrieron
las consecuencias de sus actos, es cierto, pero Dios en su misericordia
los perdonó. ¿Crees que ese no es el mismo Dios de hoy? ¿Acaso no podrá
perdonarte a ti también? No creas que eres menos que otros por tus
debilidades, eso es una mentira que Satanás quiere que creas para evitar tu sanidad.
El Alto y Majestuoso que vive en la eternidad, el Santo, dice: Yo vivo en el lugar alto y santo con los de espíritu arrepentido y humilde. Restauro el espíritu destrozado del humilde y reavivo el valor de los que tienen un corazón arrepentido. Isaías 57:15 NTV.
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