LA GRAN RESPONSABILIDAD QUE TIENE UNA MADRE SOLTERA O CABEZA DE HOGAR DELANTE DE DIOS
Dios ha establecido que un hombre y una mujer se unan como pareja en una sola carne, bajo la bendición del matrimonio. “Y Dios creó al ser humano a su imagen;
lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó”. Génesis 1:27 (NVI).
“Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su
mujer, y serán una sola carne”. Génesis 2:24 (RV1960). “Así que ya no son dos, sino uno solo. Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. Mateo 19:6 (NVI).
Infortunadamente desde hace varios años,
la cultura liberal que se ha incursionado en la sociedad se ha
encargado de atrofiar el modelo que nuestro Padre Celestial ha
instaurado para la familia conforme su Palabra, conforme la verdad; una
verdad de la que somos conscientes solamente por la convicción que por
gracia recibimos de parte del Espíritu Santo de Dios y que
lamentablemente la época de la postmodernidad poco respeta.
Podemos ver
cómo el modelo que ofrece el mundo causa cada vez más daño, es
exagerada la cifra estadística de niños y niñas que son abandonados por
sus padres. En algunas situaciones porque tomaron la mala decisión de
abandonar a su esposa con sus hijos, por lo general por otra mujer; en
otras porque la inmadurez e inexperiencia llevó a una pareja de novios,
la mayoría de las veces jóvenes, a hacer más caso a sus impulsos
sexuales que al valor de la responsabilidad que debieron asumir según
sus acciones, entonces se llenaron de cobardía y la opción que tomaron
fue huir, dejando a una madre sola con la ardua tarea de educar y formar
una vida cuando en muchos de los casos, ni ella misma ha empezado a
entender su propio proceso de maduración.
Es tan doloroso ver en la vida de un
niño o niña, la ausencia de su padre, los que han actuado de esta manera
tan irresponsable no se alcanzan a imaginar cuánto perjuicio han
ocasionado con su abandono; la fortuna es que de Dios quien todo lo ve,
no podrán huir jamás y tarde que temprano tendrán que rendir cuentas a
Él por sus acciones, de su juicio no podrán escapar. “Pues todos
tendremos que estar delante de Cristo para ser juzgados. Cada uno de
nosotros recibirá lo que merezca por lo bueno o lo malo que haya hecho
mientras estaba en este cuerpo terrenal”. 2 Corintios 5:10 (NTV).
Ahora, hay que tener en cuenta que no todos los casos son los mismos,
ya que algunos padres están ausentes de sus hogares porque les llegó la
hora de partir de este mundo con la esperanza de ver la gloria de Dios,
una situación que se sale del control de cualquier ser humano.
Que Dios tenga misericordia de aquellos
hombres que sin ningún prejuicio han dejado a sus hijos a la deriva, sin
importar lo que pueda pasar con ellos; que sus corazones sean
quebrantados por el Espíritu Santo, se arrepientan y asuman su
responsabilidad como padres y como hombres delante de Dios; y que a las
mujeres a quienes les ha tocado asumir doble responsabilidad en la
crianza de sus hijos, les siga dando sabiduría y fortaleza para seguir
adelante con este sublime compromiso.
Aprovecho esta oportunidad para resaltar
la labor de aquellas madres solteras o cabezas de hogar que a pesar de
las muchas dificultades han permanecido firmes en los principios de Dios
y no han permitido que nada ni nadie las aparte de sus valiosas
enseñanzas para educar y formar a sus hijos conforme sus diseños
divinos.
Doy gloria a Dios por todas las mujeres
que han asumido con entereza la gran responsabilidad que tienen como
madres delante de Él:
- Instruir diariamente a sus hijos con la enseñanza de las Sagradas Escrituras. “Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él”. Proverbios 22:6 (RV1960).
- Orar fervientemente y constantemente por ellos y con ellos. “No
se olviden de orar. Y siempre que oren a Dios, dejen que los dirija el
Espíritu Santo. Manténganse en estado de alerta, y no se den por
vencidos. En sus oraciones, pidan siempre por todos los que forman parte
del pueblo de Dios”. Efesios 6:18 (TLA).
- Garantizar que sus hijos tengan la posibilidad de congregarse para crecer en la sabiduría y el conocimiento de Dios. “Y
ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y
a Jesucristo, a quien tú has enviado”. Juan 17:3 (NVI).
- Ser ejemplo de una mujer conforme al corazón de Dios. “Mujer ejemplar, ¿dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas!” Proverbios 31:10 (NVI).
- Vivir en el temor de Dios, la mejor manera de guiar a sus hijos. “He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, Y el apartarse del mal, la inteligencia”. Job 28:28 (RV1960).
- Disciplinarlos según la sabiduría, el discernimiento y el amor que sólo Dios puede dar. “Y ustedes, padres, no hagan enojar a sus hijos, sino críenlos según la disciplina e instrucción del Señor”. Efesios 6:4 (NVI).
- Amar incondicionalmente a sus
hijos con el único propósito de que a través del amor que les ofrecen,
puedan sentir el amor que Dios como Padre, ha colocado en sus corazones.
“El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor”. 1 Juan 4:8 (RV1960).
Mujer si eres una de estas madres puedes
estar confiada en que Dios nuestro Padre, se agrada de ti y con toda
seguridad vas a recoger los frutos de la buena siembra que estás
haciendo en tus hijos.
En nombre de tus hijos, te doy gracias
por tu gran desempeño y sobre todo por el sacrificio que haces para
formar una persona más en esta sociedad, libre de odio, falta de perdón y
resentimiento. Gracias por educar a tus hijos, como hombres y mujeres
temerosos de Dios.
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