viernes, 26 de febrero de 2010

JUAN CALVINO


Juan Calvino (10 de julio de 1509 – 27 de mayo de 1564), bautizado con el nombre de Jean Cauvin, latinizado como Calvinus, fue un teólogo francés, considerado uno de los padres de la Reforma Protestante. Más tarde, las doctrinas fundamentales de posteriores reformadores se identificarían con él, llamando a estas doctrinas “Calvinismo”. Particularmente los “5 puntos del calvinismo” surgen como contraposición a las doctrinas de Jacobo Arminio.

Juan Calvino, nacido como Jean Cauvin en Noyon, Picardía, a unos 100 km al norte de París, Francia; era hijo de Gérard Cauvin y Jeanne Lefranc. Fue excelente en sus estudios y profundamente religioso desde su juventud. Sus primeros estudios estuvieron destinados a la carrera eclesiástica. Así es que recibió formación inicial en el College de la Marche y en el College de Montaigne (Allí estudiaron Erasmo e Ignacio de Loyola). El padre de Calvino era abogado y en 1523 envía a su hijo, que por entonces tenía 14 años, a la Universidad de París a estudiar Humanidades y Derecho. A instancias de su padre, que pretendía que Juan Calvino siguiera el camino de las leyes, se enroló en las universidades de Orleáns y Bourgues. En 1532, se doctora en Derecho en Orléans. Durante su paso por los claustros universitarios tomó contacto con las ideas humanistas y reformadas. En abril de 1532, cuando contaba 22 años de edad, publicó un comentario sobre el De Clementia de Séneca, trabajo que puso en evidencia sus dotes como pensador. No está claro, del todo, el momento en que Calvino se convierte al protestantismo.

Su mayor obra, Institutio religionis christianae ( Institucion de la Religión cristiana)  presenta su visión de Cristo como profeta, pastor y rey, del Espíritu Santo como inspirador de la fe y, sobre todo, de la Biblia como autoridad final. Su convicción de que la doctrina cristiana debe ser extraída por el creyente a través de la lectura directa de la Biblia, sin mediación de la Iglesia, fue lo que suscitó más controversia y lo que generó la escisión de la Iglesia romana. Además de adoptar el legado de Lutero y negar con éste la eficacia de los sacramentos, Calvino rechazó la existencia del purgatorio, el valor de la misa y de las indulgencias, y negó la presencia de Cristo en la eucaristía. Mayor polémica aún generó su doctrina de la predestinación, según la cual la salvación sólo dependía de la soberana piedad de Dios –ejemplificada en el perdón de Cristo– y nunca de la voluntad humana. Mientras Tomás de Aquino había enseñado que el teólogo ha de empezar el camino del conocimiento con Dios y solo luego considerar a las criaturas en la medida que se relacionan con la divinidad, Calvino rompe con este esquema, al considerar que el conocimiento de Dios está relacionado con el conocimiento de nosotros mismos y viceversa. Fue un hombre perteneciente al inasible club de los ganadores, que combinó maravillosamente el idealismo con la praxis; si bien era un humanista del renacimiento, de tal movimiento extrajo lo más útil y práctico, de ahí que tuviera soluciones inmediatas a las cuestiones diarias de los feligreses, por eso no se puede afirmar que fuera un teólogo académico, puesto que redactó normas para la Iglesia, para el creyente , de tal forma que se instruyera permanentemente y se mantuviera en la “senda de los justos”.


El pecado, para Calvino no era ya la ignorancia (ceguera la llamaba Calvino) de Dios sino una consecuencia de esta. El pecado vendría a ser una oposición activa a Dios, una negativa a reconocer sus demandas de adoración y obediencia, provenientes de un desmesurado amor propio según Calvino

Desde Ginebra, ciudad en la que residió durante la mayor parte de su vida adulta, ejerció una profunda influencia, que se extendió por Francia, Inglaterra y Escocia.

« La doctrina de Calvino ofrece aspectos extremos y radicales tanto en la creencia como en la conducta. Calvino acentuó la absoluta soberanía de Dios en la elección y reprobación de los salvados y condenados; la "gloria de Dios" predomina absolutamente.

Para Calvino el hombre después del pecado original está corrompido por el vicio y la concupiscencia. Pero la "predestinación absoluta" que Calvino predicó no se refiere solamente al hombre después de la Caída; el hombre está para Calvino "preordenado" desde siempre por la voluntad de Dios. De la voluntad absoluta de Dios depende la gracia; más todavía que en Lutero, el albedrío es para Calvino "siervo". La fe es obra del Espíritu Santo; por ella se puede alcanzar el estado de "renacimiento" que hace posible el vivir sólo por Dios y por su gloria. Los hombres se unen en la comunidad de Jesucristo por medio de los sacramentos (bautismo y eucaristía). El principio de interpretación de la Biblia es el "testimonio del Espíritu Santo"; sin embargo, no debe confundirse la "inspiración personal" con la mera "opinión"; no hay interpretación posible sin el citado

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