viernes, 26 de febrero de 2010

LA BIBLIA Y EL CELULAR

Me pregunto qué pasaría si tratásemos a nuestra Biblia como tratamos a nuestro teléfono celular.



¿Si la lleváramos a todos lados en nuestra cartera o bolsillo?


¿Si nos regresáramos si se nos hubiera olvidado?


¿Si la revisáramos varias veces al día?


¿Si la usáramos para recibir mensajes del texto?


¿Si la tratáramos como si no pudiésemos vivir sin ella?


¿Si se la diéramos a los muchachos como regalo?


¿Si la usáramos mientras viajamos?


¿Si la usáramos en caso de emergencia?


Esto es algo para animarnos a preguntar… hmmm… ¿dónde está mi Biblia?


Oh, y una cosa más. A diferencia de nuestro teléfono celular, no tenemos que preocuparnos que nuestra Biblia sea desconectada… ¡porque Jesús ya pagó la cuenta!


La Biblia está eternamente cargada. Nunca tiene que ser recargada.

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