martes, 13 de abril de 2010

LOS DONES ESPIRITUALES IV

V. LOS PRINCIPIOS DE LA DISTRIBUCIÓN DE LOS DONES

En el capítulo doce de 1 Corintios, Pablo presenta tres principios que rigen la distribución de los dones especiales que el Espíritu da para que sirvamos a Dios.

1. Todos los dones espirituales se dan por su valor o provecho. La medida del valor de cualquier don está dado por el grado en que sirve para beneficio de toda la iglesia (1 Co¬rintios 12:7; 14:6, 19). Aun cuando se ha sustentado que ciertos dones del Espíritu tienen valor especial para el indi¬viduo, éste no es el énfasis del Nuevo Testamento. Todos los dones espirituales tienen un solo propósito: edificar el cuerpo. En este sentido, todos son iguales. “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho” (1 Corintios 12:7).

Todos los dones tienen valor puesto que contribuyen a la vida corporal (de la iglesia), pero no todos son de igual valor. En 1 Corintios 12:31, Pablo nos dirige a procurar “los dones mejores”. Es mucho mejor hablar a los hombres “para hacerlos crecer espiritualmente, para animarlos y para con¬solarlos” que hablar en una lengua extraña (1 Corintios 14:1-3). No hay don por grande que sea que pueda compa-rarse con el valor excelente del amor, sin el cual todos los dones pierden su valor (1 Corintios 12:31-14:1).

2. Los diferentes dones se reparten de acuerdo con la voluntad soberana del Espíritu Santo (Romanos 12:6; 1 Co¬rintios 12:11-18, 28, 30). Existe una estrecha relación entre los dones y las responsabilidades encomendadas a cada creyente. Mientras que cada cristiano tiene por lo menos un don, no todos tenemos el mismo don ni debemos esperar tenerlos todos. Por esta razón, ninguno de los dones, por bueno o fenomenal que parezca, puede aceptarse como evi¬dencia del bautismo con el Espíritu, ni siquiera como evi¬dencia de la espiritualidad en grado alguno. Es posible que cristianos inmaduros y hasta carnales posean abundancia de dones espirituales (1 Corintios 1:7; 3:1-3; etc.).

En relación a esto, Pablo hace especial hincapié en 1 Corintios 12:29-30. La forma de la oración en el Nuevo Testamento griego requiere una respuesta de “no” a cada pregunta. “¿Son todos apóstoles? ¿son todos profetas? ¿to¬dos maestros? ¿hacen todos milagros? ¿tienen todos dones de sanidad? ¿hablan todos lenguas? ¿interpretan todos?” Tal vez la mejor traducción fuera la siguiente:

“No todos son apóstoles, ¿verdad?

No todos son profetas, ¿verdad?

No todos son maestros, ¿verdad?

No todos hacen milagros, ¿verdad?

No todos tienen dones de sanidad, ¿verdad?

No todos hablan en lenguas, ¿verdad?

No todos interpretan, ¿verdad?”

La única respuesta posible es: “No.”

3. La variedad de los dones espirituales tiene el propó¬sito de unir y no de dividir a la iglesia (1 Corintios 12:14-27). Las personas con diferentes capacidades se necesitan mutua¬mente para complementar la vida de toda la iglesia. La nota¬ble comparación que hace Pablo de la iglesia con el cuerpo de Cristo presenta la verdad de su mensaje con inequívoca fuer¬za. Los dones son muchos, el Espíritu es uno. Los diferentes miembros del cuerpo tienen una variedad de funciones, pero el cuerpo es un organismo integrado. “Sí todo el cuerpo fue¬se ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo.

“Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de voso¬tros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más digna¬mente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. Porque los que en nosotros son más decoro¬sos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros” (1 Corintios 12:17-25).

Sea cual fuere el significado que tengan las palabras de Pablo respecto a la modestia con quetratar a las partes que consideramos menos dignas, por analogía debemos recibir la advertencia contra lo que llamaríamos exhibicionismo respecto a cualquier don del Espíritu Santo.

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