lunes, 23 de mayo de 2011

PRINCIPIOS BASICOS DE LA BIBLICA

El Estudio 3 explicaba cómo el propósito de Dios para la salvación de los hombres se centró en Jesucristo. Las promesas que Él hizo a Eva, Abraham y David, todas hablan de Jesús como su descendiente literal.En verdad, la totalidad del Antiguo Testamento apunta a Cristo y profetiza acerca de él. La ley de Moisés, que Israel tenía que obedecer antes de la época de Cristo, constantemente apuntaba hacia Jesús: "La ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo" (Gá. 3:24). De este modo, en la fiesta de Pascua tenía que matarse un cordero en perfectas condiciones (Ex. 12:3-6); esto representaba el sacrificio de Jesús, "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn. 1:29; 1 Co. 5:7). La condición intachable que se requería para todos los sacrificios de animales apuntaba hacia el carácter perfecto de Jesús (Ex. 12:5, comparado con 1 P. 1:19).
En los Salmos y profetas del Antiguo Testamento hay incontables profecías acerca de cómo sería el Mesías. Se centran especialmente en describir cómo moriría. La negativa del judaísmo a aceptar la idea de un Mesías que muere sólo puede deberse a su desatención a estas profecías, algunas de las cuales se presentan a continuación:

Profecía del Antiguo Testamento
"Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? (Sal. 22:1).
Cumplimiento en Cristo
Estas fueron las mismas palabras de Jesús en la cruz (Mt. 27:46).
"Soy... despreciado del pueblo. Todos los que me ven me escarnecen; estiran la boca, menean la cabeza, diciendo: Se encomendó a Jehová; líbrele él" (Sal. 22:6-8).Israel despreció a Jesús y se burló de él (Lc. 23:35; 8:53); ellos menearon la cabeza (Mt. 27:39), y dijeron esto mientras él colgaba en la cruz (Mt. 27:43).
"Mi lengua se pegó a mi paladar... horadaron mis manos y mis pies" (Sal. 22:15,16).Esto se cumplió en la sed de Jesús en la cruz (Jn. 19:28). El taladrado de manos y pies se refiere al método físico de crucifixión que se usó.
"Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes" (Sal. 22:18).El cumplimiento preciso de esto se halla en Mateo 27:35.
Note que Hebreos 2:12 cita específicamente a Salmos 22:22 para aplicarlo a Jesús
"Extraño he sido para mis hermanos, y desconocido para los hijos de mi madre. Porque me consumió el celo de tu casa" (Sal. 69:8,9).Esto describe bien los sentimientos de Cristo con respecto al distanciamiento de sus hermanos judíos y de su propia familia (Jn. 7:3-5; Mt. 12:47-49). Esto se cita en Juan 2:17.
"Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre" (Sal. 69:21).Esto ocurrió mientras Cristo estaba en la cruz (Mt. 27:34).
La totalidad de Isaías 53 es una notable profecía acerca de la muerte y resurrección de Cristo, cada versículo del cual tuvo un inequívoco cumplimiento. A continuación se dan sólo dos ejemplos:
"Como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca" (Is. 53:7)Cristo, el Cordero de Dios, permaneció en silencio durante su juicio (Mt. 27:12,14).
"Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte" (Is. 53:9).Jesús fue crucificado junto a criminales inicuos (Mt. 27:38), pero fue enterrado en la tumba de un hombre rico (Mt. 27:57-60).

No es extraño que el Nuevo Testamento nos haga recordar que la "ley y los profetas" del Antiguo Testamento es la base de nuestro entendimiento acerca de Cristo (Hch. 26:22; 28:23; Ro. 1:2,3; 16:25,26). Jesús mismo advirtió que si no entendemos correctamente a "Moisés y a los profetas", no podemos entenderlo a él (Lc. 16:31; Jn. 5:46,47).
Que la ley de Moisés apuntara hacia Cristo, y que los profetas profetizaran acerca de él, debería ser suficiente prueba de que Jesús no existía físicamente antes de su nacimiento. La falsa doctrina de la ‘pre-existencia’ física de Cristo antes de su nacimiento convierte en absurdas las repetidas promesas de que él sería la simiente (descendiente) de Eva, Abraham y David. Si él ya estaba existiendo en el cielo cuando se dieron estas promesas, Dios habría estado equivocado al prometer a estas personas un descendiente que sería el Mesías. Las genealogías de Jesús, anotadas en Mateo y Lucas 3, muestran que Jesús tenía un pedigree que se remontaba hasta aquellas personas a quienes Dios había hecho las promesas.
La promesa de David referente a Cristo hace imposible su existencia física en la época en que se hizo la promesa: "Yo levantaré después de ti a uno de tu linaje, el cual procederá de tus entrañas... yo le seré a él padre, y él me será a mí hijo (2 S. 7:12,14). Note el tiempo futuro que se usó aquí. En vista de que Dios sería el Padre de Cristo, es imposible que el Hijo de Dios haya podido ya estar en existencia en aquel período de tiempo en que se hizo la promesa. Que esta simiente "procederá de tus entrañas" muestra que él habría de ser un descendiente literal y físico de David. "En verdad, juró Jehová a David... De tu descendencia pondré sobre tu trono" (Sal. 132:11).

Salomón fue el cumplimiento básico de la promesa, pero como él ya estaba físicamente en existencia al tiempo de esta promesa (2 S. 5:14), el principal cumplimiento de esta promesa acerca de que David tendría un descendiente físico que sería el Hijo de Dios, debe referirse a Cristo (Lc. 1:31-33). "Levantaré a David renuevo justo" (Jer. 23:5), es decir, el Mesías.

Similares casos en que se usa el tiempo futuro se hallan en otras profecías referente a Cristo. En Hechos 3:22,23 se cita el pasaje "profeta les levantaré [a Israel]... como [Moisés]" (Dt. 18:18), que define a ese profeta como Jesús. "La virgen [María] concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel" (Is. 7:14). Esto claramente se cumplió en el nacimiento de Cristo (Mt. 1.23).

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